En vano

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Durante el camino hacia la residencia de los Kirishima, Shota recibió una llamada de Tsukauchi.

—Dime.— respondió sin detener la marcha de el auto.

Envié a un equipo que estaba cerca de la zona de la casa y ya registraron el lugar. No hay nadie.— informó el oficial.

Aizawa detuvo el auto. —¡Debe haber algún otro lugar!— dijo con tono de desesperación.

—Para eso te llamo.— interrumpió el reclamo. —Hay un equipo en camino a las bodegas de la farmacéutica de la familia. Va otro en camino hacia una antigua bodega que estaba en los registros de la familia. No está muy lejos de la casa, así que no debes estar lejos, te enviaré la ubicación. Ya sabes, cualquier cosa hay que informar al resto.—

—Entendido.— cortó la llamada e inmediatamente recibió por mensaje la ubicación de el lugar. Estaba bastante cerca, sólo tenía que tomar una desviación a unos cinco minutos de camino y llegaría directo.

Condujo lo más rápido que pudo. Las manos le sudaban mientras sostenía el volante y su respiración estaba ligeramente acelerada. Se le notaba a kilómetros el nivel de estrés y nerviosismo, pero hacía todo lo posible por mantenerse sereno.

Durante el camino vino a su mente su primer encuentro con TN, cuando entró al minimercado y ella lo miró con cara de miedo. Definitivamente la puso nerviosa.

Estaba agradecido con el pequeño gato que encontró esa noche. Cuando lo vió, lo levantó del suelo con pesar. No iba a dejarlo a su suerte, pero ese día estaba cansado y no tenía ganas de nada. Probablemente si semblante era pesado y por eso la inocente joven desconfio tanto de él cuando lo vió entrar.

Sonrió al recordar su rostro.

Recordaba los hermosos momentos que había pasado con ella y lo feliz que le hacía estar a su lado.

Su sonrisa se humedeció cuando varias lágrimas comenzaron a derramarse de sus ojos. Estaba profundamente preocupado y el no tener noticias de ella le hacía entrar en desesperación. La idea de perderla por no poder protegerla lo estaba volviendo loco y jamás se perdonaría si eso llegara a ocurrir.

No iba a rendirse hasta saber que ella estaría a salvo.

Llegó a las afueras de el edificio. El lugar se veía descuidado. Era de dos pisos, él imaginó que sería un lugar mucho más grande al tratarse de un empresa importante, pero parecía que se equivocaba, aunque también estaba la posibilidad de que el lugar fuera mucho más grande por dentro de lo que se veía por fuera.

Se acercó despacio cuando notó algo en el suelo que llamó su atención.

Había huellas en el piso y pequeñas manchas de sangre que al tocarlas se sentían frescas. Se alarmó de inmediato y comenzó a seguir desesperadamente las pisadas, sin embargo éstas llegaban a un punto de el bosque en el que no se notaban más.

Entró sin dudarlo y comenzó a gritar.

—¡¡TN!!—

La joven escuchó su nombre a lo lejos y su corazón dió un salto de alegría.

—¡¡Shota!!— gritó con todas sus fuerzas.

Los ojos de el pelinegro se llenaron de lágrimas, aunque a diferencia de las anteriores, éstas eran de felicidad. Sentía que había vuelto a la vida. A pesar de no poder verla, le quitaba un enorme peso de encima saber que estaba cerca de ella.

Ambos corrieron a su encuentro mientras se seguían llamando a gritos para localizarse con más rapidez.

Mientras más cerca escuchaban la voz de el otro sus corazones latían más y más rápido.

Finalmente él la encontró.

Sintió una felicidad inmensa en el pecho, pero se vió opacada al ver el estado en el que se encontraba. Tenía moretones y pequeños cortes en el rostro, se notaba que había sangrado por la boca, estaba sucia, manchada con sangre en la ropa y tenía los brazos vendados.

TN lo abrazó y se aferró a él para soltarse a llorar sin decir nada.

—Tranquila, preciosa. Todo va a estar bien.— Susurró Aizawa depositando un beso en su frente.

Se sentía tan segura estando con él, que ni siquiera recordaba todas las heridas que tenía en el cuerpo.

—Pensé que no volvería a verte.— dijo entre lágrimas.

—No digas eso. Yo haría lo imposible por encontrarte dónde quiera que estés.— dijo Shota con una pequeña sonrisa.

—¿Cómo me encontraste?— preguntó TN mirándolo confundida. —Ni siquiera yo sé dónde estamos.—

—Tuve un poco de ayuda. La policía no debe tardar. ¿Dónde está Ashido?— preguntó poniéndose serio.

—No lo sé. Yo escapé de dónde me tenía y corrí hacia el bosque para perderla. La golpeé antes de salir, pero no sé si quedó inconsciente o si logró escapar.— explicó y un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar la traumática experiencia.

—Vamos, te llevaré al auto.— dijo el pelinegro y la levantó en sus brazos para llevarla cargando hacia el vehículo.

TN rió. Shota era tan feliz cuando ella lo hacía. —No es necesario, ¿Sabes?—

—No me importa.— respondió él. —Además, siempre hacemos las cosas a tu manera, déjame hacerlo a mi modo ahora.—

TN rió nuevamente y estiró su cuello para darle un suave beso en los labios. El pelinegro sonrió y la sujetó un poco más fuerte, como aferrándose a ella.

—Te amo.— dijo ella con una sonrisa.

—Yo t...— los ojos de Shota se abrieron y cayó al suelo junto a TN al sentir un insoportable  dolor en la espalda y una tremenda dificultad para respirar.

Mina había aparecido de la nada y con una barra de hierro había apuñalado por la espalda a Shota, quién empezó a sangrar descontroladamente.

—Te dije que que te pagarías por todo.— soltó la pelirrosa con una sonrisa de malicia pura y satisfacción al ver el rostro horrorizado de TN al ver a Shota en el suelo.

—¡TN!... ¡Corre!— gritó el pelinegro siendo interrumpido por toser sangre.

TN se levantó y trató de correr, pero era incapaz de dejar a Aizawa a su suerte.

—¡Voy a fundir tu estúpida cara!— exclamó Mina. —¿Eh?— Agitó su mano desesperadamente al ver que su ácido no salía.

Shota estaba borrando su kosei.

—¡Vete!— gritó otra vez.

Al darse cuenta, Mina regresó con la intención de rematarlo y TN aprovechó enseguida para tomar una pesada piedra que había en el suelo y golpearla con todas sus fuerzas.

La pelirrosa cayó inconsciente al suelo y TN se acercó a Shota y se hincó para ayudarle.

—Lo hiciste bien.— dijo Shota esbozando una sonrisa.

—¿Qué hago? ¿Lo saco?— Preguntó llena de nervios, refiriéndose a lo que atravesaba la espalda del pelinegro. No sabía qué hacer para ayudarlo.

—N-No.— Tosió. —Creo que me perforó un pulmón.— habló con dificultad.

Al escuchar eso, la joven entró en shock.

—Tranquilo.— Le dijo, siendo que ella era la más alterada. —La policía ya venía, ¿no? Seguramente vendrá una ambulancia con ellos y...—

—Estamos enmedio de el bosque.— interrumpió Shota y tosió. —Aunque lleguen al lugar, seguramente tardarán mucho en encontrarnos.— tosió otra vez.

—No digas eso.— dijo rompiendo en llanto. —Tu dijiste que todo iba a estar bien y así será.—

Shota sonrió una última vez. —Quédate conmigo.— dijo sosteniendo su mano.

TN asintió y su corazón se rompió cuando sintió los fríos dedos de Shota entrelazarse entre los suyos.

—Yo también te amo.— dijo completando la frase que no pudo terminar con anterioridad.

MI HÉROE NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora