CAPÍTULO II

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––Mi hija no me ha hablado de ti. –Esther aún seguía con la puerta entre abierta, con pocos ánimos de dejarla pasar.
––Es extraño, ya que su hija Eli me ha hablado mucho de usted. –Anna estaba mintiendo, Eli nunca le había hablado de su madre.– supongo que se debe a que soy nueva.
––¿Qué te ha hablado ella de mí? –Esther ahora parecía curiosa y abrió un poco más la puerta.
––Me ha dicho que es una buena madre, que se preocupa mucho por ella, que sabe que usted lamenta mucho no poder estar con Eli más tiempo, pero que trata de estar comunicada todo lo que puede. –Anna trató de alabar lo más que pudo a la madre de Eli, para que confiara en ella.
––Vaya, yo llegué a pensar que mi hija me odiaba, –Esther abrió completamente la puerta.– pasa por favor.
––Muchas gracias señora. –al entrar a la casa, Anna hizo una pequeña reverencia, como señal para pedir permiso.
––Vamos, ven siéntate. –Esther guio a Anna hasta la sala.
Anna se sentó frente al sillón donde se encontraba la señora Esther, después de que ambas se sentaron, comenzaron a platicar de una forma más fluida.
––Dime Anna. ¿Qué te ofrezco? –al parecer Esther había olvidado sus modales y tuvo que incorporarse de nuevo.
––Un té estaría bien. –Anna estaba cruzando sus piernas con mucho recato.
––¿Qué tipo de té te gustaría? –Esther preguntó con dulzura.
––Un té de manzanilla estaría bien para mí. –Anna sonaba cada vez más amable–. ¿me permitiría ayudarle a prepararlo?
––No, como crees. Eres mi invitada. –Anna pasó de ser una intrusa a volverse una invitada.
––Gracias, por su amabilidad. –la madre de Eli se fue directamente a la cocina, tardó unos escasos minutos, y regresó con una bandeja, que contenía dos tazas de porcelana, una tetera y azúcar, la colocó encima de la mesa de centro, se sentó y comenzó a servirle el té a Anna.
––¿Con cuántos de azúcar Anna?
––Con uno está bien, no suelo consumir mucha azúcar. –Anna continuaba en su papel.
––Haces bien, yo trato de hacer que Eli no consuma tanta azúcar, pero no he podido aun hacerla entrar en razón. –al parecer el trabajo de Anna estaba logrando un buen resultado.
––No se preocupe por eso, con el tiempo Eli se dará cuenta de que usted tiene razón, en un principio yo tampoco le hacía caso a mi madre, pero fui madurando y entendí todo. –el ego de las personas suele ser algo predecible.
––Tal vez deberías venir más seguido a la casa, serias buena influencia para Eli. –la madre de Eli estaba pensativa.
––¿De verdad? –los ojos de Anna se iluminaron, y fingieron un gran entusiasmo.– es que sabe, mis padres viven en un rancho muy lejos de aquí, yo vine a estudiar, y extraño mucho a mi familia, para mi seria un honor venir seguido a su casa. –Anna juntó sus manos como si estuviera suplicando.
––¿No vas a ver a tus padres los fines de semana? –Esther estaba curiosa por esa nueva amiga de su hija que parecía ser exactamente el tipo de hija que quería.
––No puedo ir tan seguido a verlos, porque al ir gastaría mucho dinero en el trasporte hasta allá, por eso ellos me depositan dinero cada que lo necesito. –lo que acaba de decir Anna en parte era cierto.
––Seguro te haz de sentir muy sola, tu puedes venir el día que quieras, eres bienvenida, incluso si no tienes nada que hacer los fines de semana, puedes quedarte aquí. –Esther estaba sonriendo, se sentía como una buena cristiana que había hecho una obra de caridad, pero en realidad, la que se sentía sola era ella.
––Muchas gracias señora, me siento mejor ahora que sé que cuento con alguien aquí en la ciudad. –Anna sonreía de forma forzada, este tipo de cosas no son las que ella diría. 
––No tienes nada que agradecer, será un placer para mí y para mi hija recibirte cuando quieras. –Esther también sonreía, ahora tendría a alguien con quien distraerse su hija, a veces le resultaba difícil de lidiar con ella.
––Hablando de su hija, ¿Puedo pasar a su cuarto?, necesitamos hacer una tarea.
––Si, claro, solo me preocupa que no me haya dicho que vendrías. –Esther se quedó pensativa, pensaba que tal vez su hija estaba molesta con ella, era frecuente que su hija tuviera mal humor.
––Seguro se le olvidó, Eli ha estado de mal humor últimamente, creo que es por los entrenamientos. –Anna seguía sonriendo.
––Cierto, tiene que ser eso el motivo por el cual ha estado tan molesta conmigo, sube, la escalera, está a mano derecha.
En la mente de Anna cruzaba la idea de que en realidad la causa del mal humor de Eli era su madre, se preguntaba. ¿Qué pasaría si supiera que realmente es su culpa?

Anna iba subiendo las escaleras, después de dejar atrás a la madre de Eli, se sentía más aliviada, esa mujer puede ser algo aprensiva, esperaba que Eli no lo tomara a mal, y si lo hacía pues ya vería que hacer, se detuvo frente a la puerta y tocó un par de veces, espero unos minutos, al no obtener respuesta volvió a tocar, esta vez con más fuerza, esperó unos segundos y la puerta se abrió de golpe.
––¿Qué rayos haces aquí? –Eli se puso furiosa en cuanto vio a Anna.
––¿Serás igual que tu mamá y no me dejarás entrar? –al ser comparada con su madre Eli enfureció más y la jaló dentro de su cuarto y cerró la puerta con fuerza.
Anna no estaba prevenida para ser jalada de esa manera y tropezó con el marco de la puerta, termino de rodillas en el suelo, Eli estaba detrás de ella.
––¿Ahora si me dirás que quieres? –la voz de Eli sonó demasiado seria y más molesta que antes.
––Quería conocer a la causante de nuestros entrenamientos excesivos. –Anna hizo una sonrisa llena de miedo, pensó que había metido la pata en grande con Eli.
––Eso a ti no te importa. –contestó Eli y regresó a su escritorio dándole la espalda a Anna.
––Te daría la razón si no me afectara a mí y a las chicas. –Anna se incorporó.– Eli, tu eres la líder, nos guías y avanzamos a tu ritmo, cuando tú te encuentras estresada, nos sometes a unos entrenamientos extremos, yo entiendo que no quieras que nos metamos en tú vida, porque es muy tuya, pero también entiende que, si tú no estás bien, ninguna de nosotras lo está.
Hubo un silencio incomodo, pero eso era buenas señal para Anna, significaba que Eli se estaba dando la oportunidad de pensarlo.
––Eli, probablemente no debí venir, y lamento si el haber venido aquí te molesta, pero tenía que hacer algo, obviamente no estás bien, y si puedo ayudarte en algo o tan solo hacerte compañía, pues puedes contar conmigo, ya hablé con tu madre y le agrado. Ella no tiene ningún problema con que yo esté aquí, solo faltas tú.
De nuevo más silencio, a este punto Anna ya no sabía qué hacer, comenzaba a ponerse incómoda, no sabía si irse o no, y si se quedaba, ¿Podría sentarse? ¿Y, dónde podría sentarse? Miraba alrededor del cuarto de Eli, en el había: la cama, el escritorio;  lleno de libros, libretas, una computadora, un lapicero, una impresora con hojas de diversos tamaños y colores, todo perfectamente bien ordenado.
Seguía recorriendo con la vista el cuarto de Eli, la cama tenía dos buros uno a cada lado, encima del buró derecho había libros y una pequeña lámpara para leer. Frente a la cama había un tocador con varios cajones  sin nada encima de el, el tocador contaba con un gran espejo. De lado derecho del cuarto toda una pared era un gran clóset. En el fondo había algo que parecía ser un baño.
Buscó por todos lados y no vió ninguna silla en la que pudiera sentarse, solo tenía dos opciones, la cama y la alfombra, pero no quería sentarse en la cama, Eli estaba muy molesta y se ve que es de las chicas que son muy ordenadas, podría pensar que si se sienta ensuciaría su cama.
Anna no pudo esperar más y le preguntó a Eli.
––¿Puedo sentarme?
––Claro tampoco soy una tirana. –contestó Eli secamente.
Anna estaba a punto de responderle “Si claro”, pero no lo hizo porque eso la metería en más problemas.
––Gracias. –eso fue todo lo que dijo Anna, y simplemente se sentó en el piso.
Justo estaba pensando en si la siguiente pregunta que le haría a Eli era si quería que se fuera, cuando fue interrumpida por Eli. 
––¡En el suelo no¡, ¡no seas tonta! –Eli sonó mas relajada, pero fue como si estuviera regañando a una niña.
––Y yo que voy a saber, estás súper enojada, que tal que me siento en tu cama y te enojas. –Anna se defendió como pudo.
Anna se levantó de la alfombra y se sentó en la cama, ella también se sentía menos tensa, después de ver que Eli, estaba más relajada.
––Ya que estoy aquí, ¿Puedo acostarme? –preguntó Anna tímidamente.
––Si, pero no subas los pies. –Eli comenzó a reír por lo bajo–. te invito a mi cama y ahora quieres apoderarte de ella.
Anna se quedó pasmada, ¿Cómo que la había invitado a su cama? No pudo haberse referido a algo más, ¿verdad?
––¿Te refieres a que estoy abusando de tu confianza o a algo más? –Anna no pensaba quedarse con la incertidumbre.      
––Si. –Eli estaba desconcertada, no entendía a Anna–. me refiero a que abusas de mi confianza, ahora quieres dormir en mi cama. –Anna ahora entendía menos, pero le siguió el juego.
––Hoy no, pero lo hare otro día, tu madre me ha dado carta abierta para venir y dormir todas las veces que quiera, y estoy segura que será en tu cama. –Eli no podía ver  la cara picara de Anna.
––Hablando de eso, ¿Cómo convenciste a mi madre que te dejar entrar?
––Pues, tengo mis trucos, algún día te contaré mis secretos. –el coqueteo de Anna era muy obvio. 
––Ya Anna, en serio ¿Qué hiciste? –preguntó Eli con poca paciencia.
––Le di lo que ella quería, me volví:  la amiga, perfecta, recatada, dulce, tímida, amable, amorosa y muy responsable. –Eli quedo boquiabierta.
––¿Qué?, tú no eres nada de eso. ¿Si mi madre supiera lo que en verdad eres? –Eli cubrió su boca con la mano, estaba muy preocupada y temerosa.
––Ves lo que hago por ti. –Anna trató de sonar lo más arrogante posible.
––¿Cómo te atreves? –Ahora Eli parecía desquiciada–. si mi madre se entera de quien eres en verdad, le dará un infarto, se enfadara mucho conmigo, querrá cortarte la cabeza.  –Eli caminaba sin rumbo fijo por todo su cuarto y Anna solo la veía deambular.       
––Eli, ya cálmate, no pasará nada, tu madre no tiene porque enterarse, a menos que tú le digas. Puedes decirle a tu madre la verdad si quieres que no vuelva a tu casa, o puedes pedírmelo. –Anna se enderezó de la cama, se detuvo frente a Eli, la vio a los ojos y la tomó de los hombros.
––Eli, he venido aquí para hacerte compañía, ––corrigió– para hacerle compañía a ambas, pero si tú no quieres que vuelva, no lo hare, solo pídemelo.   
––Se quedaron mirándose mutuamente por unos minutos, Eli quería discutir, pero no pudo, no quería que Anna se fuera, nadie había venido a visitarla antes. A todas sus amigas, su madre les producía mucho miedo o simplemente odio, y ahora pensar que podía hacer con alguien todas esas cosas de la infancia que nunca hizo, le pareció genial.   
––Quédate, no le diré a mi madre, puedes venir a visitarnos cuando quieras, pero tienes que seguir el papel de buena niña, no sé cómo le harás con todas esas chicas con las que sales pero mi madre no debe enterarse. –la voz se Eli sonaba a estar en sueño.
     Eli no supo si le comentó a Anna lo de las chicas con las que salía por qué le preocupaba la reacción de su madre o si en verdad estaba celosa.
––No te preocupes por eso Eli, ya no salgo con ninguna. Por ahora tengo que irme, pero regresaré otro día para quedarme.
Anna soltó los hombros de Eli, se despidió de ella, bajó las escaleras, se despidió de la madre de Eli y se fue.

La madre de Eli, duraría en la ciudad una semana o poco más, Anna cumplió su promesa de ir a visitar a Eli y a su madre todos los días. Eli se veía más relajada,  ya había dejado de llevar a sus compañeras al entrenamiento extremo, las compañeras estaban sorprendidas, no sabían a que se debía el cambio, pero estaban muy felices por ello.    
En algunas ocasiones llegaban a preguntarse entre ellas si habían hecho algo para que Eli estuviera mejor, pero todas respondía negativamente. La única que sabía la verdad era Anna, pero no pensaba revelar nada de lo que estaba pasando. 
Otra cosa que notaron las chicas, es que de vez en cuando, atrapaban a Anna y Eli, buscándose con la mirada. Actuaban como si fueran cómplices de una fechoría. Pero eso estaba bien, porque las volvía complementarias en la duela.
La madre de Eli parecía amar cada vez más a Anna, había dejado de ponerle atención a Eli, y se centraba en Anna: que Anna hizo esto, que Anna hizo aquello, que Anna piensa así, incluso le llegó a decir a Eli, que deberías ser como Anna.
Eso ultimo llegó a hacer sentir un poco rara a Eli, pero no le prestó atención, por primera vez tenía libertad. Solo necesitaba decir que saldría con Anna. Aunque la mayoría de las veces que salía, no invitaba a Anna, Anna siempre la cubría. 
Pudiera ser que Eli estuviera abusando de la amabilidad de Anna, ella le brindaba gran parte de su tiempo a Eli y a su madre además de cubrirla. Anna decía que estaba bien, mientras Eli dejara de someterlas a tanta presión, pero en realidad era que estaba más que interesada en Eli, y era feliz con tan solo estar cerca de ella, sería capaz de ayudarla en todo lo que Eli le pidiera, disfrazándolo con otros motivos.
Algunas veces Anna tenía que pasar más tiempo con la madre de Eli que con Eli, lo hacía para que le diera un respiro a su hija, así Eli podría relajarse, aunque no le gustaba mucho estar con la señora Esther, en realidad ya se había acostumbrado, además de que eso le brindaba felicidad a Eli.
––Anna, ¿Irás el próximo fin de semana a casa de tus padres? –Esther deseaba tener a Anna el mayor tiempo posible.
––No, no iré a casa de mis padres, ¿A qué se debe la pregunta? –Anna sabía exactamente de qué se trataba.
––¿Te gustaría quedarte en mi casa el próximo fin de semana? –Esther parecía emocionada–. así tú y mi hija podrán hacer una pijamada, anda, se divertirán mucho. –Esther sonreía como una cría.
––¿Usted cree que a Eli le guste la idea? –Anna trató de sonar lo más renuente posible.
––Por supuesto que le gustará, no te preocupes por eso. –Esther toco el hombro de Anna en símbolo de complicidad.
––¿Eli ya sabe de esto? –Ana quería saber hasta donde era capaz de llegar la madre de Eli.
––No lo sabe, pero yo se lo puedo decir, por eso no te preocupes.
La madre de Eli, parecía ser la más entusiasmada de todas, como si la pijamada fuera ser con ella y no con su hija, en realidad la madre de Eli no esperaba que Anna se volviera la mejor amiga de su hija, sino que estaba buscando en Anna a una amiga.

El fin de semana llegó, Anna y Eli llegaron juntas al hogar de Eli, después de entrenar, la madre de Eli no las pudo recibir porque estaba en la cocina preparando algo, solo les pidió que subieran para que se asearan y bajaran a cenar, y eso hicieron.
Subieron al cuarto de Eli, Anna dejó su pequeña maleta cerca del clóset, Eli la tomó del suelo, abrió la puerta del clóset y metió la maleta.
––Puedes esperar a que yo termine de bañarme, o bañarte en el baño que está en el pasillo. –Dijo Eli mientras de ofrecía unas toallas de baño.
––O, podemos bañarnos juntas. –comentó Anna con una sonrisa pícara.
Anna no estaba para perder tiempo, sabía exactamente lo que quería.
––¡Estas loca!, deja de tratarme como a las chicas que están locas por ti. –Eli estaba buscando su ropa, mientras, le daba la espalda a Anna.
––¿A no?, yo creía que sí. –Anna lo decía en tono de broma.
––Cálmate por favor, mi madre no sabe de tus preferencias, además de que no le gustan ese tipo de personas. –Eli sonaba seria.
––¿Y, a ti también te desagradan? –Anna dejó el tono de broma y también se puso seria.
––No, claro que no, disculpa si sonó de esa manera, mi madre si es muy cerrada, ten cuidado. –Eli se dio cuenta de su error, dejó de darle la espalda a Anna y la miró a la cara.
––Vale, te perdono, pero solo si me contestas la siguiente pregunta. ¿Tu qué tipo de persona eres? –Anna volvió con el tono de broma.
––Pues mujer, en realidad no entiendo a qué te refieres. –Eli estaba confundida con su pregunta.
––Pues dijiste que a tú madre no le gustan el tipo de personas como yo, por eso pregunto a qué tipo de personas perteneces. –Anna sonreía de oreja a oreja.
––Ah. al tipo de los heterosexuales.
––Es una pena, nos divertiríamos mucho.
Anna tomo sus cosas y se fue directamente al baño del pasillo.

Después de bañarse Anna y Eli bajaron a cenar, la cena siempre era ligera, así que cenaron yogur con fruta, unas galletas de centeno y un té de tila para que las tres pudieran descansar profundamente o eso decía la madre de Eli, tal vez solo quería que se durmieran pronto y así no la molestaran.
Hablaron durante toda la cena, o más bien, la madre de Eli se la pasó sacándole plática a Anna, en algunos momentos parecía que ignoraban a Eli, Eli comenzaba a ponerse incómoda, era un tanto extraño que Eli fuera ignorada por esas dos mujeres que normalmente le prestaban atención.
Eli terminó su cena y se despidió de ambas. Tanto Anna como su madre no parecieron prestarle atención, la madre de Eli lo hacía porque teniendo a Anna, no le prestaba atención a nadie más, y Anna la estaba ignorando porque Eli había rechazado todos sus coqueteos y pensaba que sería mejor mantenerse alejada de Eli.
    Subiría al cuarto ya cuando Eli estuviera dormida y planeaba no volver a quedarse en esa casa, pensaba visitarla de vez en cuando, pero ya no como antes.  
Las horas pasaron, ya era muy noche, tanto la madre de Eli como Anna estaban cansadas, ambas subieron a dormir y se despidieron.
Anna abrió la puerta muy despacio y la cerró de igual manera, no encendió la luz, pues no quería despertar a Eli. Caminó a tientas, muy despacio, al topar con la cama, se inclinó a buscar las cobijas para retirarlas y meterse a la cama, cuando sintió que el cuerpo de Eli se movió, Anna se quedó quieta, incluso por unos segundos dejó de respirar.
Cuando notó que Eli dejó de moverse intentó de nueva cuenta meterse a la cama. Ya estando dentro de la cama se cubrió y le dio la espalda a Eli, pasaron unos minutos y Eli comenzó a moverse de nuevo.  Esta vez se estaba acercando al cuerpo de Anna, unos pocos minutos después el cuerpo de Eli cubría completamente su espalda, incluso el brazo izquierdo de Eli la estaba  abrazando.
Anna estaba asombrada, no sabía qué hacer, no deseaba moverse y romper la magia que había en ese momento, pero comenzó a pensar en la posibilidad de que ese momento mágico no fuera real, y que en realidad solo fuera un reflejo del sueño de Eli, pero se dejó disfrutar el momento, aunque solo fuera parte de un sueño.

Cuando Anna abrió los ojos, se dio cuenta que no estaba en su cama, no reconoció el lugar, entonces recordó que estaba en la casa de Eli. Intentó voltear la cabeza hacia donde estaba Eli, pero no lo logró, el rostro de Eli lo tenia pegado a su nuca, parecía que no se había despegado de ella en toda la noche. Pensar en la posibilidad de todos los días al despertar ver el rostro de Eli la hizo sonreír.
Anna ya estaba despierta, y había decidido cambiar de posición, pero no quería despertar a Eli, entonces comenzó a moverse muy lentamente, hasta quedar frente a frente con Eli. Ella se veía hermosa con su rostro completamente relajado y vulnerable, quería guardar en la mente esa imagen para toda su vida, esperaba quedarse así con Eli, congeladas en el tiempo, acostadas en esa cama.
Pero Eli abrió poco a poco los ojos, al principio no se había dado cuenta de la situación, porque no había podido enfocar, pero cuando se dio cuenta que su cara estaba a centímetros del rostro de Anna, se sobresaltó y se alejó de golpe, ahí también se dio cuenta que estaba abrazando a Anna, y su rostro se volvió carmesí.
––¡Rayos! ¡¿Qué paso aquí?! –Eli estaba aterrada.
––¿Cómo, que, que paso aquí? pues dormimos. –contestó Anna con indiferencia.
Anna estaba sorprendida, no sabía por qué estaba aterrada  Eli. Pareciera como si Anna le hubiera hecho algo malo a Eli, cuando fue ella quien la abrazó.
––¡Pues! ¡¿Qué hacemos aquí?! –Eli, intentaba alejarse de Anna.
––Pues, pregúntatelo a ti, yo estaba dormida, cuando tu llegaste y me abrazaste y así nos quedamos toda la noche. –Anna se sintió molesta por la reacción de Eli y se dio la vuelta.
––¡¿En serio, yo hice eso?! –Eli cada vez se ponía peor, pasó del carmesí al morado, su mente no podía concebir semejante cosa.
Pero Anna ya no contestó, prefirió quedarse callada, y agazapada en su rincón. No sabía qué hacer, sentía que Eli la había tratado como si fuera una criminal. Siendo que fue ella quien inició el acercamiento.
Anna se sentía decepcionada, herida y lastimada, no solo la habían rechazado, también había sentido que Eli había jugado con sus sentimientos, al acercarse a ella para luego acusarla de haber hecho algo malo. Después de pensarlo decidió levantarse, tomo sus cosas, y entró al baño.
Se había quitado el pijama y salió del baño sin voltear a ver a Eli, bajó las escaleras, habló con la madre de Eli, se excusó diciéndole que se tenía que ir porque le había surgido algo y que la perdonara. Anna salió de esa casa esperando no volver a ella.

                                                                                                                                                                                                                                                                                      

Cuatro balones fuera de la canasta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora