CAPÍTULO XVI

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Pensaba seriamente en la opción de llamar a la policía, pero si no pasaba nada, o si no encontraba Esperanza, pudiera ser que se metería en problemas, por llamarlos de forma innecesaria, pudiendo ellos atender algún problema donde si los necesiten. Primero tenía que asegurarse si Esperanza se encontraba en su departamento.
––¿Y si llamamos a un cerrajero? ¿ustedes conocen a alguno?
––Ay no, eso sería meternos a su casa, tal vez se enoje con nosotros por meternos a su casa.
––Ay vieja, como si no te metieras ya en la vida de todos los vecinos. Pero es cierto que se puede enojar, ¿está segura que la conoce? 
––Claro, es la entrenadora de nuestra escuela, la directora está preocupada porque no le contesta, y me pidió a mi venir a buscarla. –Anna mintió, porque necesitaba que la ayudaran.
––Si está tan preocupada, ¿Por qué no viene ella a buscar a su maestra?
––Porque ha estado muy ocupada, tiene muchos asuntos que atender, y como la entrenadora y yo tenemos una buena relación y he venido a su departamento, por eso me lo pidió. Así que no se preocupen mi entrenadora no se molestará con nosotros.
––Bueno, te creeremos, pero tú vas a entrar sola, yo no más le hablo al cerrajero, si pasa algo, entonces llamas a la policía, y tu hablaras con ellos y les dices que le hablaste al cerrajero. Pero cuando todo termine puedes venir a contarme lo que pasó. Okey. –la vecina no quería meterse en problemas, pero si quería estar al tanto de todo lo que pasaba en el complejo de departamentos
––No se preocupe, usted llame al cerrajero y yo me encargo de lo demás.
––Muy bien, deja lo llamo, es un conocido mío, trabaja por aquí cerca, no se tardará mucho, también trabaja muy rápido. Espero que la vecina se encuentre bien, y si no es así me vienes y me cuentas. –antes de volver a entrar a su departamento le guiña un ojo.
Acción que molestó sumamente a Anna, pero no podía decirle nada porque la necesitaba, como podía pensar que la vida y salud de Esperanza pudieran ser un chisme, si no se encontrara bajo estas condiciones, ya le hubiera gritado unas cuantas verdades a esa vecina chismosa.
      Le tranquilizaba la idea de que solo tenía que aguantarla por hoy, hasta que el cerrajero hiciera su trabajo y por fin pudiera entrar al departamento de Esperanza.
Después que el cerrajero se retiró, Anna entro cautelosa al departamento, como si el piso estuviera minado, recorrió todo el lugar con paso lento y silencioso, no veía a Esperanza por ningún lado y su angustia se le desbordaba del cuerpo. Al final llegó a la entrada de la recámara, la puerta estaba entreabierta, se detuvo frente a ella por unos segundos, empujó levemente la puerta y entró con un tembloroso paso.
Pudo ver la cama y sobre ella el cuerpo inerte de Esperanza, un frio desolador recorrió todo el cuerpo de Anna, le incitaba a que huyera, pero su cuerpo estaba paralizado, no obedecía ninguna orden que Anna le pedía, dejó de tener control de sí misma, su cuerpo temblaba, sus palmas sudaban y de sus ojos brotaban copiosas lágrimas.
Su llanto era imposible de detener y su movilidad se había extraviado, seguía congelada con miedo de avanzar hacia la cama. Pero después de un rato, ya podía moverse, con paso lento avanzó, se colocó frente a la cama, los pies de Esperanza los tenia cerca, deseaba sentarse a su lado, pero parecía que se encontraba en un momento muy íntimo como para ser interrumpido.
Encontró el valor que buscaba y se sentó, no despegaba su mirada del cuerpo de Esperanza, por momentos la veía como una mancha borrosa debido a las abundantes lágrimas, pasó varios minutos limpiándolas con sus manos, su mano le temblaba, pero aun así la extendió, pretendía tocarla, cuando llegó a sentir la piel del rostro de Esperanza, notó que estaba caliente, si, estaba caliente. Esperanza no estaba muerta.



––¡ESPERANZA! ¡ESPERANZA! ¡ESPERANZA! ¡DESPIERTA ESPERANZA! ¡VAMOS!
Anna comenzó a gritar y a zarandear fuertemente el cuerpo de Esperanza, estaba desesperada y muy emocionada, le brotaban las lágrimas por la alegría de saber que si estaba viva.
Seguía sacudiéndola enérgicamente, necesitaba que Esperanza recobrara la conciencia. De repente lentamente abrió los ojos, se le veía muy adormilada y somnolienta, Anna bajo con delicadeza el cuerpo a la cama, le acaricio la cara, dejo de gritarle, moduló su voz para hablarle suavemente.
––Esperanza, ¿Qué te pasó? ¿Por qué tardaste tanto en despertar? Pensé que te había pasado algo.
Seguía acariciando a Esperanza, le quitaba el cabello de la cara, luego buscó una toalla para quitarle el sudor, en seguida fue a la cocina por un vaso de agua, la incorporó para darle el agua, le acomodó las almohadas y la volvió a recostar.
––¿Cómo te sientes? ¿Ya estas más despejada? ¿Puedes hablar?  
––Sí. –respondió Esperanza con voz áspera–. ¿Qué estás haciendo aquí? –ya había recobrado la conciencia.
––Pues vine a buscarte porque no respondías ningún mensaje, ni llamada, me preocupé, de hecho, todo el equipo está preocupado.
––Creí que no querías verme.
––Discúlpame por lo que te dije esa noche, no estaba pensando bien, estaba muy herida, me dolió mucho que me sacaras del equipo, si te había pedido que me castigaras, pero no con algo tan drástico como eso. Lamento mucho haberte lastimado y haber hecho que renunciaras al equipo. –inclina la cabeza con pesar.
––No fuiste tú la razón por la que renuncié a mi trabajo, lo que me pasó contigo solo fue lo que lo detonó. Fueron muchas cosas, terribles cosas que me han pasado, intenté con todas mis fuerzas ser la mejor jugadora, intenté ser la mejor hija, la mejor entrenadora, la mejor trabajadora, además, intenté ser una amiga para ustedes, que se pudieran sentir con la libertad de acercarse a mí a pedir ayuda.
Pero no logre nada, al contrario, fracasé en todo, como jugadora no pude llegar ni a la NBA, como hija, mis padres me repudiaron y tuve que abandonar su casa, como entrenadora, creo que lo hice aun peor, no solo nunca pude hacer que fueran un grupo unido, sino que causé lo contrario, como trabajadora, la directora ya quería echarme desde hace tiempo, notaba el poco avance, por eso te metió a ti. La verdad no sé cómo le hiciste con Ariadna porque su cambio fue radical, lograste más tu sola, que yo en todo este tiempo, y sin que tuvieras que seducirla.
Anna la escuchaba atentamente sin interrumpirla.
Sí, eso me recuerda a otra más de las tonterías que hice, pedirte que la sedujeras, te pedí que hicieras algo horrendo, que jugaras con los sentimientos de Ariadna, ni si quiera ella merece algo así, y para colmo me acosté con una alumna, con tal de convencerla de que jugara con otra. Yo debería de estar en prisión, pero soy demasiado cobarde para hacerlo, por eso lo único que pude hacer fue renunciar, soy una mala maestra y una mala persona, me aproveché de ti.
Esperanza derrama unas lágrimas que se extienden hasta su pecho.
––No Esperanza, no digas eso, tú no te aprovechaste de mí, fui yo quien te lo pidió, fui yo quien te penetró, tu prácticamente no me hiciste nada. No pienses que deberías estar en la cárcel, en ese caso, fui yo quien se aprovechó de ti.
––No digas tonterías Anna, tu eres menor de edad, y yo soy la adulta aquí.
––Pero yo fui quien te sedujo, sé que tú no querías.
––Ese es el problema, que yo si quería, lo quise prácticamente desde que te conocí, pero tú y yo no podemos llegar a ser pareja, tu eres menor de edad, además era tu maestra, estaría violando no sé qué tantas reglas.
––Vaya, tus palabras me sorprenden mucho, jamás pensé que yo te gustara de verdad, si había percibido algo así, pero creí que mi mente me engañaba, y ahora me lo dices tan directamente, ¿Por qué me lo dices ahora, tan de repente?
––Porque ya no me importa lo que pueda pasar conmigo y porque ya no me importa lo que pienses de mí, y porque estoy segura que tú y yo jamás estaremos juntas.
El llanto de Esperanza parece no tener fin.
––¿Por qué dices eso?
––Porque mi vida ya no tiene sentido y lo único que quiero es morir.
El miedo se apoderó del cuerpo de Anna, sus sospechas eran ciertas, Esperanza quería suicidarse, la idea le aterraba, porque no sabía qué hacer para ayudarla.
     Era obvio que Esperanza estaba deprimida y probablemente también tenía ansiedad y no sabía que tantas cosas más, esas enfermedades eran graves y tenía que ser atendida. Por lo menos había llegado a tiempo antes de que lo hiciera.
––Esperanza. –Anna tomo su mano y se acercó más a ella–. Dime, ¿Por qué crees que tu vida no tiene sentido? ¿Qué es lo que te pasó para que llegaras a pensar eso?
––Pues el hecho de darme cuenta de que soy una inútil que no ha logrado nada, que está sola, que no tiene amigos, no tiene a nadie, porque les causo daño a las personas, porque soy un hoyo negro que devora y destruye todo lo que está a su paso ¿¡NO TE PARECE SUFICIENTE!? –el estado depresivo de Esperanza se estaba volviendo más evidente.
––Yo no creo que seas una inútil, como jugadora eras formidable, extraordinaria, siempre quise ser como tú, admiro tu destreza en el juego, tus reflejos, tu inteligencia y tu enorme habilidad física, naciste para esto.
––¿A caso me ves que sigo triunfando en la cancha? No verdad, así que no digas tonterías.
––Tus habilidades siguen ahí, solo ya no puedes jugar por la lesión en tu rodilla, no has dejado de ser talentosa en ningún momento, siempre diste lo mejor de ti en la cancha, sin importar la adversidad a la que te enfrentaras, tu seguías adelante. Sigues siendo la misma.
––Sin mi rodilla funcionando adecuadamente, no puedo ser la misma.
––Esperanza, ¿Qué fue lo que te pasó en tu rodilla, como para que ya no volvieras a jugar?
––Tenia una compañera de equipo que… yo no le agradaba mucho, yo obviamente era la estrella del equipo, siempre competíamos, pero ella nunca pudo superarme, eso la hacía enfurecer, pero no le quedaba de otra porque yo siempre fui la mejor, y la preferida del entrenador.
      Intentó varias veces que me echaran del equipo, pero eso era imposible, en cuanto me echaran los demás equipos se pelearían por mí. Era como tú, tan terca, tan egocéntrica, tan soberbia y talentosa, por eso te quité la titularidad, necesitabas aprender un poco de humildad, además era más probable que me echaran del equipo a mí que a ti. Tú eres la estrella de este equipo, pero no te has dado cuenta o no te importa, tienes demasiado potencial pero tu aun no eres consciente de ello.
Ve lo genial que fuiste con Ariadna, se logró todo lo que queríamos, y sin necesidad de herir a nadie, lo único que necesitabas, era tratar de acercarte a ellas, yo sé que son fastidiosas, creídas y prepotentes, pero es porque eso es lo único que conocen, nacieron en la opulencia. Pero tú y yo no, tú te cerraste a entablar una amistad con ellas, por considerarlas superficiales, y rechazaste todo ese mundo al que pertenecen, a pesar de todo, tú te crees mejor que ellas, por eso las rechazaste en el momento en que las conociste, Anna, puedes lograr lo que quieras. Solo no te cierres. 
Con el tiempo la relación entre esta compañera y yo, fue empeorando, no podíamos ser un equipo por culpa de ella y su egocentrismo, las jugadas no salían y nos robaban el balón constantemente, yo me esforzaba el doble o el triple en cada partido, para compensar las pérdidas que nos ocasionaba esta compañera, llegué a un punto en que estaba exhausta, pero tenía que seguir.
      El entrenador quería sacar a esta jugadora, pero la familia de ella tenía gran poder en el equipo, algo así como Ariadna, por eso llegué a pedirte que hicieras algo horrible, temía que se volviera a repetir lo que sucedió en mi equipo.
Seguíamos jugando como podíamos, Karen, así es como se llama mi ex compañera de equipo, se empeñaba cada vez más en que perdiéramos, pareciera que era parte del equipo contrario, porque buscaba la forma de favorecerlos.
       Hasta que, en un juego, sin darme cuenta, me golpeó fuerte mente por la espalda, lo hizo mientras yo intentaba saltar para meter una canasta, el golpe fue tan fuerte que salí de la duela, caí al piso con mis rodillas y pies, luego amortigüé con mis manos, pero ya era demasiado tarde.
      Ya podía sentir el dolor ardiendo en mi rodilla, era tan fuerte que lo sentía por toda mi pierna, al principio no sabía de donde se originaba el dolor, pero después lo noté, el dolor era tan intenso que se extendió por todo el cuerpo, no podía moverme, sentía que no podía respirar, era solo un grito de dolor que terminó por agotarme hasta que me desmayé.
Desperté en el hospital, tenía inmovilizada la pierna, me habían hecho una cirugía, cuando desperté, el doctor hablo conmigo y me dijo que tenía una tendinitis de tendón cuadricipital, son microrroturas fibrilares, seguidas de fenómenos inflamatorios y degenerativos. Siempre seguiría teniendo este problema en mi rodilla, solo que entre más jugara, más rápida se volvería la degeneración. 
Y pues tuve que dejarlo, abandoné el equipo, era lo mejor para mi salud, aunque no fuera lo mejor para mi carrera, ni para mi corazón. Tiempo después supe que expulsaron a Karen del equipo, lo que me hizo todos lo supieron y no volvieron a admitir a Karen en ningún equipo, así que en realidad esta como yo, deambulando sin poder jugar y sin saber qué hacer. Somos las exiliadas.
Sabes a veces creo que mi familia hubiera preferido que perdiera la movilidad de la pierna, con tal de que fuera exitosa. En cuanto abandoné el juego, me rechazaron, dejaron de hablarme, dejé de ser parte de la familia, mis padres tienen una pared para las medallas, trofeos y cortes de artículos de revistas, quitaron todo los míos, ahora no se si lo llenaron con los triunfos de otra persona o si el lugar sigue vacío.
Antes salíamos de vacaciones todos juntos, ahora salían sin mí, era doloroso ver como se iban sin haberme dicho nada, era como si fuera invisible, como si estuviera muerta. Tal vez si muero, ahora ya volteen a verme, también por eso he pensado en suicidarme.
      Es verdad que mis padres nunca me dijeron nada, ni me regañaron, ni se enfadaron conmigo, lo único que hicieron fue ignorarme hasta que ya no lo soporté más.  
¿Y sabes que es lo más gracioso? Ni si quiera se dieron cuenta que me había ido hasta después de dos semanas, no le avisé a nadie, solo dejé una carta en mi recámara avisándoles que me iba, y supe que se dieron cuenta porque mi madre me mandó un mensaje deseándome suerte en “mi nueva vida”. –suspira–. Mi nueva vida, realmente no puedo llamar a esto vida, soy un fracaso y por eso mis padres no quisieron saber nada de mí.
       Es terrible ser la decepción de tu familia después de haber sido su orgullo, la hija perfecta, a la que siempre presumían en todas sus reuniones, a las que por cierto también me dejaron de invitar.
En la actualidad nadie de mi familia me llama y tampoco me mandan mensajes, no saben ni donde vivo, si estoy enferma o no, o si ya me morí. Creo que eso puede hacer obvio que no les intereso y lo decepcionados que están de mí.
––No puedo creer que haya familias que sean así. Esperanza no eres un fracaso por elegir tu salud por encima de tu carrera, al contrario, se necesita mucho valor para hacer lo que tú te atreviste a hacer. Y yo si estoy orgullosa de ti y siempre lo estaré.
––Creí que tu también me odiabas, que te había decepcionado y que era un fracaso para ti.
––No, nunca lo fuiste y nunca lo serás, solo pensaba que tú ya no me querías en el equipo, me sentí usada, igual que me sentí al día siguiente de hacer el amor, pensaba que yo solo era un juego para ti o una herramienta para lograr tus objetivos, y que desechabas al ya no servirte. Ahora que fuiste honesta conmigo, me doy cuenta de que lo mal intérprete y de lo idiota que fue. Debimos ser honestas desde un principio, pero ser honesto no es fácil, es exponer tus sentimientos y volverte vulnerable y nadie queremos ser vulnerable.
––Yo también te mal intérprete, y cometí muchos más errores que tú, además soy la mayor y debo actuar con el ejemplo.
––El ser mayor no te exime de cometer errores, no mientras sigas siendo humana.
––Los errores que cometí son enormes e imperdonables.
––Deja de atormentarte por favor, te ves muy agotada y probablemente no has estado comiendo bien, déjame cocinar para ti, después de que comas te duermes.
Anna le preparó un par de sándwiches, con lo poco que encontró en la cocina, se los llevó a Esperanza a la cama, siguió con ella hasta que se quedó dormida. Al verla profundamente dormida, se levantó y limpió poco a poco todo el departamento, ya se encontraba cansada, pero tenía que seguir para ayudar a Esperanza en su recuperación y así tal vez regresaría a ser su entrenadora.
En ese momento le llegó un mensaje de Ximena.

XIMENA 22:00
Ya tiens la libreta?
ANNA 22:01
No y no estes molestando.
XIMENA 22:01
Q rayos t pasa?
stas en tus días?
Y donde demonios esta la libreta?
ANNA 22:02
Estoy muy ocupada
Y no se donde esta la libreta esa

XIMENA 22:03
COMO QUE LA LIBRETA ESA?
Es lo mas importante de nuestra vida.


ANNA 22:03
D la tuya será
Yo tengo otras cosas
Mas importantes
Q hacer.


XIMENA 22:04
Olvidaste q somos las encargadas
Del equipo?
Si no hacemos estos bien
Ya no abra equipo.


ANNA 22:04
Lo lamento, tienes razón
Estoy muy cansada y estresada.



XIMENA 22:05
Q t pasa?
Puedo ayudar en algo?


ANNA 22:05
Si, consigue psicólogos.

XIMENA 22:05
Q ya te volviste loca?
LOL

ANNA 22:06
Q graciosa
No es para mi
Y no te burles.

XIMENA 22:06
SORRY
Para quien es?

ANNA 22:07
Para esperanza

XIMENA 22:07
Q HORROR
Es para la hopy

ANNA 22:07
NO ESTOY PARA BROMAS

XIMENA 22:08
Ya perdón
Ya te lo consigo
Y la libreta.

ANNA 22:08
En eso estoy
Pero primero me aseguro
De que siga viva
asi nos ayudara
y nos dara la libreta.


Anna no quería que se diera cuenta de los verdaderos sentimientos que sentía por Esperanza, eso les traería problemas a ambas.


XIMENA 22:09
N seguida te lo mando.
Pro promete que vas a conseguir
Mañana ese libro.
ANNA 22:10
D acuerdo


Cortó la comunicación con Ximena, y siguió con sus demás tareas, ya estaba a punto de terminar, sus ojos se le cerraban, pero le faltaba poco. Se sentía sucia pero no podía bañarse porque no había traído ropa consigo, además le resultaba penoso tener que tomar ropa de Esperanza sin su permiso.
Terminó de limpiar y se acurrucó en la cama con Esperanza, ella ni siquiera se había dado cuenta cuando Anna se subió a la cama. Ya estaba a punto de dormirse cuando sintió que el cuerpo de Esperanza se sobresaltó, y balbuceo algunas palabras que eran inteligibles, notó que estaba teniendo una pesadilla y para que se calmara la abrazó fuertemente, y sin darse cuenta, se quedó dormida.



Al despertar, el cuerpo le dolía demasiado, no sabía si era por los entrenamientos o por haber limpiado un departamento completo hasta altas horas de la noche, estaba muy hambrienta, no había comido nada desde ayer en la tarde, Esperanza no tenía mucho en su alacena, y lo poco que vio, prefirió dárselo a ella. Se había quedado dormida, era imposible que llegara a su departamento a bañarse y llegar a tiempo a la escuela.
Decidió mejor tomar el día, agendar una cita con la psicóloga que Ximena le recomendó e ir a su departamento, para bañarse y cambiarse de ropa. Pero antes de eso tenía que hablar con Esperanza y contarle sus planes, tanto para el equipo como para ella, no pensaba dejarla sola, pasara lo que pasara.
Llamó a Esperanza por su nombre varias veces, la movió con delicadeza, pero le costaba muchísimo abrir los ojos, seguía llamándola porque la veía muy adormilada, hasta que se despertó por completo.
––Esperanza, necesito decirte algunas cuantas cosas.
––Si, dime. –bostezó.
––Necesito hablarte de ti y del equipo. Como sabes, es obvio que te encuentras muy mal, probablemente tienes depresión y necesitas buscar ayuda. ¿Tú quieres buscar ayuda?
––No sé, a veces siento que sí, porque como me siento ahora es estar en el infierno, pero muchas veces siento que no lo merezco, que debo pagar por mis errores, y luego también siento que aunque busque ayuda, de todos modos, no podre salir adelante. Lo que siento es tan inmenso que me rebasa, me siento como si estuviera condenada o maldita y que no puedo hacer nada para evitarlo. Ni en los sueños puedo tener paz, mientras estoy dormida  he llegado a sentir lo mismo que cuando estoy despierta.
––Creo que por eso mismo tienes que hacerlo, para que puedas recuperar tu paz. Y es verdad que te sientes así, pero eso no significa que sea real y lo sabes. Sabes que eres una guerrera, que siempre te has levantado no importa lo que te pase, que siempre te esfuerzas por conseguir lo que quieres, que nada te detiene. Tu más que nadie sabe lo duro y difícil que ha sido que llegaras a jugar en ese equipo, sabes que muchas peleaban un puesto ahí, pero fuiste tú quien lo consiguió.  No te detengas ahora, no estás sola, yo te acompaño si tú quieres.
––Gracias. –derramó varias lagrimas–. Jamás pensé que llegaría a estar en esta situación, en la que una adolecente como tu tuviera que ayudarme a salir adelante de este infierno. Me siento muy insegura de salir a la calle, el único lugar donde me siento a salvo es en mi cama, por eso el que tú me acompañes a terapia, es una gran muestra de amabilidad que nunca olvidaré. Gracias Anna, te quiero mucho.
Esperanza se lanzó a los brazos de Anna y lloró por unos minutos mientras recargaba su cabeza en el pecho de Anna.
––También es necesario comprar comida, tienes que alimentarte bien.
––¿Tú la compras o deseas que yo te acompañe?
––Mejor acompáñame.
––Entonces procuraré no tardarme, porque necesito ducharme y cambiarme de ropa y para eso necesito ir a mi departamento, además te agendaré una cita con tu nuevo psicólogo, cuando regrese vamos a comprar la comida. Otra cosa sumamente importante para el equipo justo ahora. Necesitamos la libreta de las jugadas, no tenemos entrenadora, nos tocó a Ariadna, Ximena y a mi entrenar al resto de chicas, pronto tendremos un partido y estamos contra reloj.


NOTA DE LA AUTORA
Si notas en las personas, cambios aquí descritos, por favor hazle saber que no está sola, y ayúdala en lo que puedas.








Cuatro balones fuera de la canasta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora