CAPÍTULO XVIII

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––¡No mames! –dijo Ximena.
––¿Ahí está Eli?
Anna no respondió nada, no dejaba de mirar la pantalla.
––¿Quién es Eli? –preguntó Esperanza.
––La ex de Anna.
––¿¡Qué!?  –preguntaron al unísono Ariadna y Esperanza.
––Y no solo cualquier ex, es LA EX, –hizo el gesto de comillas con los dedos–. No solo le rompió el corazón, jugo con ella, mientras salía con un hombre. La verdad es que yo no andaría por la vida contando eso, fue su momento más humilde.
––¿Y tú como sabes eso? –preguntó Esperanza.
––¿Por qué más? Obvio, porque Anna me lo contó. –puso los ojos en blanco.
––Ya se eso, solo que no me lo esperaba. –el semblante de Esperanza cambió y se volvió melancólico.
––Te pasas, Ximena, Anna te contó algo muy personal, y tú dices “yo no andaría por la vida contando eso”, ve la clase de amiga que eres. –dijo Ariadna.
––¡Ay! Como si tu fueras la mejor amiga del mundo. ¿Ya olvidaste todo lo que me gritaste en mi casa?
––¿Y ya olvidaste que Anna fue quien te defendió? En serio, no valía la pena que te defendiera.
Ximena se queda pensativa por unos segundos antes de contestar.
––Bueno, pero no fui yo quien jugó con ella.
––Pero si te estas burlando de eso.
Anna sale de la oficina sin decir nada, va directamente a los vestidores, las demás no dicen nada, solo voltean a verse entre si, sin saber qué hacer, en sus ojos se encuentra la interrogativa de ¿Qué acaba de pasar? Pero las tomó tan desprevenidas que se tardan algunos minutos en volver a hablar.
––¿Qué fue eso? –preguntó Ximena.
––No lo sé, ¿tal vez, ver a la persona que jugó contigo revivió el trauma?
––Iré tras ella.
––¿Estás loca? ¿Después de que te burlaste de ella? No creo que te quiera ver. –dijo Ariadna.
––Tal vez, pero solo tal vez, tengas razón. –respondió Ximena.
––Tal vez no quiera ver a nadie, démosle espacio, ninguna de nosotras la conocemos tan bien para saber qué hacer, si ella necesita hablar, lo hará cuando se encuentre lista. –comentó Esperanza.
––Si. Creo que está muy triste. Pero piénsenlo de esta forma, ahora tenemos una ventaja, Anna las conoce muy bien, podemos patear sus traseros traidores. Pero, sobre todo, podemos vengarnos de Eli. –Ximena sonrió maliciosamente. 
––¿Estás loca tú? ¿Cómo que vengarnos? Ni si quiera conocemos a la tal Eli. –dijo Ariadna.
––No es difícil de encontrar, ahí está. –Esperanza señala la pantalla con el dedo–. Es la numero veintitrés, tiene su nombre en la espalda. Y por esta vez, estoy de acuerdo con Ximena, tenemos que vengarnos.
––¿Qué les paso a ustedes? ¿Ya se volvieron amigas?
––¿Y desde cuando tú eres la madura aquí? –preguntó Ximena.
––Sabes desde cuándo, pero pareciera que quieres que a ti también te pase, solo a ti se te ocurre herir de esa manera a alguien que se abrió contigo. Tu comportamiento es más que nefasto, la traicionaste igual que esa tal Eli, y sobre todo la humillaste delante de nosotras.
Esta vez Ximena se queda callada, no sabe que contestar al respecto o tal vez se dio cuenta de que esta vez la razón no la favorece.
––¿Qué más te conto Anna? –preguntó Esperanza.
––Que fue la primera vez que se enamoró, en varios momentos de la conversación estaba a punto de llorar, y me dijo el nombre del tipo, se llama Joaquín. Eso fue todo lo que me dijo, ya sé que traicioné su confianza, pero la verdad lo que le hizo a Anna me pareció horrible y jamás pensé que la conocería, y solo me dejé llevar.
––En serio a veces puedes ser muy tonta, pero en algo tienes razón y es que tenemos que ganar, por nuestro equipo y por Anna, pero no andes diciendo que tenemos que vengarnos de la tal Eli, solo apoyemos a Anna en lo que podamos, no sabemos si quiera si ella quiera jugar en contra de su anterior equipo. –comentó Ariadna.
––¡Rayos! si Anna no juega con nosotros estamos fritas, ¿Cómo le haremos para ganar sin ella? Ya hemos presionado hasta el cansancio al equipo, no podemos exigirles más. –dijo Ximena. 
––No es necesario. –Anna estaba en la puerta y las demás no se habían dado cuenta–. Además, ¿Qué hay de malo en llamarlo venganza? Si eso es lo que necesito. La última vez que la vi me prometí a mí misma que la haría pagar por lo que me hizo, y hoy tengo la oportunidad de hacerlo.
      Les contaré todo lo que se de ellas, les enseñaré como ganarles. Con una condición, Esperanza, tienes que regresar a entrenarnos, no importa que sea a escondidas de la directora, pero tienes que hacerlo, perder no es una opción. 



––Lo primero que tienen que saber del equipo al que vamos a enfrentar, es que es muy bueno, más que bueno, es excelente, el mejor equipo que he visto a nivel preparatoria. La capitana es Eli y es polivalente [que puede desempeñarse en cualquier posición del juego], lo que la vuelve muy peligrosa, puede ser base, pero también entrar a la pintura.
Dulce la numero treintaicuatro, es como Shaquille O´Neal en mujer, es súper alta y grande, utiliza su cuerpo para imponerse a sus rivales, y al igual que él, es veloz, solo que tiene un plus, ella si puede hacer los tiros libres.
––¡DIOS! Estamos fritas –dijo Ximena mientras cubre su rostro con sus manos.
––¿Pues no que nos vengaríamos de Eli? –dijo Ariadna.
––Yo no sabía todo eso, además, aun así, podremos con Eli, pero no con el resto de ellas.
––¡CÁLLENSE LAS DOS! –gritó Anna–. La única opción que tenemos es ganar y no quiero que nadie diga lo contrario, yo personalmente trabajaré con cada una de ustedes para enseñarles como juegan, comenzaré contigo Ariadna, tu eres la guía y organizadora del equipo, pues necesito de ti más que el cien por ciento, también te enseñaré a hacer otras posiciones, todas tenemos que aprender a hacer las posiciones de todas o por lo menos a manejar dos posiciones. Estoy segura de que eso no lo esperan y tampoco esperan volver a verme.
––Oye Anna, ¿No crees que odias mucho a tu ex? –preguntó Ariadna.
––Sí, ¿Y qué? ¿Vas a querer que te enseñe o no?
––Ya mejor tú se la base.
––Ya lo soy, pero en apariencia tú lo serás y te prepararé para ello. Les hablaré del resto de ellas, y les diré sus debilidades, sé que se van a confiar porque saben que somos el peor equipo, por eso tendremos varias ventajas.
Sofía es la numero siete, juega como alero, es muy buena anotadora, dentro y fuera de la pintura, lo bueno es que no sabe jugar otra posición.
––¡Lo bueno! Porqué si no, arrasan con nosotras. –dijo Ximena.
––Ya cállate Ximena, si tú dices eso imagina el resto del equipo, no tenemos entrenadora, como equipo somos un desastre, nosotras no sabemos bien lo que estamos haciendo, y nos enfrentaremos a un equipo como ese. Si ven estos videos o te escuchan, estamos fritas.
––En eso tiene razón Ariadna, el resto del equipo no debe ver los videos, nosotras les diremos que hacer y las pondremos a practicar, así sea día y noche. Esperanza, tendrás que ayudarnos extraoficialmente, te diré que les enseñarás a las chicas. Lo que hablemos se quedará justo aquí, no quiero que salga nada. Quiero que el resto del equipo nos vean motivadas y les haremos creer que ganaremos, que no es un buen equipo, ¿ENTENDIERON?
Todas respondieron al unísono que sí.
––Te estas volviendo una dictadora. –dijo Ximena.
––Si no quieres ganar puedes irte justo ahora, pero ahí de ti que el equipo se entere, iré tras de ti, y todo el odio que le tengo a Eli, lo enfocaré hacia ti, porque me habrás arrebatado mi venganza. –Anna acorraló a Ximena en la pared.
––Tranquila. –Ximena estaba asustada por la furia de Anna–. Hare todo lo que me digas. –agachó la cabeza en signo de sumisión.
––Inés es la numero diez, es ala-pívot, es muy buena para los rebotes y los pases, también utiliza su cuerpo para imponerse, pero no es tan rápida. En resumen, todas son buenas en sus posiciones, pero las más peligrosas son Dulce y Eli, tenemos que tenerlas muy vigiladas, nuestra ventaja es adelantarnos a lo que ellas harán.
Necesito que nuestro equipo sea veloz, que todas practiquemos los tiros de tres puntos, y tan solo con eso y una buena defensa podríamos ganarles, pero no me conformare con eso, también necesito que practiquemos los rebotes y predecir hacia qué lado ira el balón, y las asistencias, en si todos los pases, pero démosle prioridad a las asistencias.
––¿Algo más que quieras que aprendamos? –preguntó Ariadna sarcásticamente.
––Si, aunque lo digas así, quiero que practiquemos el cambio de posiciones, elijamos a las compañeras más hábiles, no importa que no sean titulares. Quiero a Verónica, ella juega como alero y también sabe jugar como escolta, no por nada Esperanza le dio mi puesto.
––¿Nunca vas a olvidar eso? –preguntó Esperanza.
––No lo digo en forma de queja, lo digo porque tu elección fue acertada. También quiero a Agripina como pívot en el equipo….
Fue interrumpida por Ximena.
––¿A la tronchatoro?
––Si, es la única que le puede hacer frente a Dulce, también es veloz a pesar de su tamaño. Solo la pondremos a practicar los pases y los tiros de tres puntos. Ximena, ¿Crees que puedas jugar todo el partido?
––La verdad no lo creo.
––Esta bien, no te preocupes, eso también nos ayudará, no esperarán que cambiemos a la titular, prepararemos a alguien que entre en tu lugar.
Anna se quedó pensando por varios minutos. 
––Hera, quiero a Hera como tu suplente, es ágil, es muy alta, es buena en rebotes y pases, solo le falta tirar de tres puntos.
––Ya mejor ponla a ella en lugar de mí. –dijo Ximena.
––No exageres, sabes que eres mejor que ella, tu si eres buena en tiros de tres puntos, pero sabes que no puedes jugar todo el partido. Así que tu trabajo será enseñar a Hera, a tirar de tres puntos. ¿Estás de acuerdo?
––Te dije que haría todo lo que me pidieras. Puedes confiar en mi, Anna, ganaremos ese partido.



Los entrenamientos se extendieron hasta la noche, ya habían pedido permiso a la dirección para quedarse hasta tarde, y toda esa última semana no habían asistido a clases, todas tenían permiso para faltar, el gimnasio se había vuelto su casa, ahí comían, ahí se bañaban y habían llevado unas colchonetas para dormir ahí, Esperanza era la única que tenía permitido salir, para que les llevara a las chicas unas cosas que necesitaran.
    El régimen al que estaban sometidas las chicas era muy estricto, pero nadie discutía nada, el equipo nunca había sido tan unido y tan disciplinado como ahora, le temían a Anna, la obedecían a raja tabla sin importar lo cansadas que estuvieran, si alguna comenzaba a quejarse, la mirada de Anna la fulminaba, hasta Esperanza llegó  a sentir miedo.
El entrenamiento comenzó separando a las que serían titulares del resto, Esperanza entrenaría con ellas aparte, su entrenamiento seria menos pesado, además de que podían irse a su casa, solo se quedaba aquella que necesitara más atención, y se enfocaban en agilidad, resistencia, aprender a hacer tiros de tres puntos, pases y rebotes.
En cambio, las titulares; Ariadna, Ximena, Verónica, Agripina, Hera y Anna, entrenaban todo el día y gran parte de la noche, el entrenamiento era personalizado, Ximena entrenaba a Hera y a Agripina, además se encargaba de entrenar ella misma. Ariadna, Anna y Verónica entrenaban juntas, para poder intercambiar sus posiciones, para volverse más rápidas, siendo más precisas y más resistentes, mejorar en los rebotes y asistencias.
Luego se intercambiaban los grupos, Anna con Hera y Agripina, entrenando intercambio de posiciones, tiros libres, pases y agilidad, Ariadna con Ximena y Verónica, practicaban, agilidad, resistencia, rebotes, robos y asistencias.
Y por las tardes cuando el resto se había ido, Esperanza les daba un entrenamiento especializado de jugadores de la NBA, acorde a las posiciones de cada una, las ponía a practicar jugadas, que habían hecho los grandes, como: Klay Thompson, Dennis Rodman, Tim Duncan, LeBron James, Kareem Abdul-Jabbar y Jordan, tenían que entrenar lo más que podían, tenían que llagar a hacerlo lo más perfecto que pudieran, irónicamente lo que les esperaba no era solo un juego, implicaba su dignidad, su reconocimiento y la venganza.
El último día de entrenamiento, fue más sencillo, las jugadoras no debían agotarse un día antes del partido, fue lo más relajado posible, incluso bromearon de cómo sería el partido, todas se sentían muy preparadas y seguras de sí mismas, estaban entusiasmadas, y hacían comentarios de que se las comerían vivas, que no les servirían ni para el arranque, y que saldrían llorando con sus mamis. Solo Anna, Ximena y Ariadna, sabían la verdad, sabían que enfrentarían al dragón, y que existía la posibilidad de que salieran ardiendo.

Cuatro balones fuera de la canasta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora