Al siguiente día ni Ximena ni Esperanza habían ido a la escuela, la dirección estaba al tanto de estas ausencias y ambas tenían permiso para faltar, solo que Anna desconocía la razón por la que Esperanza se había ausentado, era por esto que todo el equipo de baloncesto saldría temprano.
Anna dudaba de que Esperanza tuviera una buena razón para faltar, creía que seguía enfadada después de la discusión de ayer, le preocupaba que algo le pasara, o que estuviera enojada con ella.
Pero no quería permitirse sentir algo por Esperanza después de como la había tratado, pero moría de curiosidad por saber que le pasaba, una parte de ella quería ir a buscarla, hasta que razonó que no sabía dónde vivía, entonces la calma volvió a su cuerpo, no podría ir a buscarla porque no sabía dónde vivía y si Esperanza estaba molesta con algo del comportamiento de Anna que se lo dijera, ya era una adulta.
Las clases se volvían más lentas entre más pasaba el tiempo, la ansiedad en Anna incrementaba, y no sabía qué hacer para calmarla, se encontraba luchando contra sí misma cuando Ariadna se acercó a ella y se sentó a su lado.
––¿Qué le pasa a Ximena? –lanzó la pregunta sin antes saludar a Anna o decir algunas de las típicas frases en las que demuestras educación y cordialidad.
––Si, Hola, estoy bien, gracias por preguntar. –Anna estaba molesta por la descortesía e interrupción.
––Hola Anna, –Ariadna puso la sonrisa más falsa que tenía en su repertorio. – ¿Cómo estás?
––¡No tan bien como te ves tú, amiga! –continúo la farsa que Ariadna había iniciado, acción que fue ignorada por Ariadna.
––¿Ya me dirás qué le pasa a Ximena?
––¿Qué no eres tú su mejor amiga?
––No contesta mis mensajes y llamadas. –responde Ariadna molesta.
––Algo le habrás hecho. –contesta con una sonrisa burlona.
––¿Podrías ser seria alguna vez en tu vida? –la exasperación se notaba cada vez más.
––Si tanto te desagrado, ¿por qué no vas tu misma a su casa?, no crees que así nos ahorrarías muchos inconvenientes a ambas.
––Tú fuiste quien se la llevó. –había desesperación en la voz de Ariadna.
––Y, ¿acaso crees que yo le hice algo?, ¿o que yo le prohibí que hablara contigo?, ve a buscarla y déjate de tonterías.
––Que ella no quiere verme. ¿puedes entender eso?, yo solo quiero saber que le pasa, si se encuentra bien o no, o si está molesta conmigo.
––No te contesta, ¿no crees que es obvio que está molesta contigo?, recuerda que le hiciste y pídele disculpas por lo que hayas hecho, yo que sé, no quiero ser yo quien te diga qué hacer, y en cuanto a su salud, pues está enferma, pero no es nada serio.
––¿Cómo sabes que está enferma?
––Porque la llevé a su casa, duh.
––¿¡Ella te invitó a su casa!?, además como es que yo iba a saber eso.
––Oh, cierto, ¡no te habla!, y el porqué me llevó a su casa, eso se lo tienes que preguntar tú. –Anna otra vez sonreía burlonamente.
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Cuatro balones fuera de la canasta.
RomanceAnna, una adolescente, con grandes habilidades para el baloncesto además de ser abiertamente lesbiana, llega a vivir a un departamento ocupado solo por chicas, las cuales son sus compañeras de equipo, Anna tendrá que conocer a sus nuevas compañeras...