CAPÍTULO XI

26 4 2
                                    





Al día siguiente en el entrenamiento, antes de comenzar, Esperanza habló con todas, hizo que se formaran en dos filas, el rostro de esperanza reflejaba seriedad y molestia, pero no decía nada, solo caminaba de un lado a otro, como si estuviera pensando en algo terrible.
El equipo estaba desconcertado, la actitud de su entrenadora era algo que no habían visto antes, querían comentarlo entre ellas, pero solo se volteaban a ver mutuamente. De pronto su entrenadora se detuvo y las miró fijamente con mucha intensidad y comenzó a hablar.
––Les he pedido que se formen de esta manera porque quiero que lo que va a pasar a continuación les quede como ejemplo para todas. Yo soy su entrenadora, y me tienen que obedecer y si no lo hacen, asumirán las consecuencias.
Es en este momento cuando se escuchan cuchicheos por todo el gimnasio.
––Anna, quiero que des un paso al frente… Desde hoy y hasta la próxima semana, no podrás asistir a los entrenamientos.
Esa noticia no tomó desprevenida a Anna, ya sabía que algo así sucedería, era lo que habían acordado entre ellas dos.
––Pero eso no es todo, también dejaras de ser titular en el equipo, serás parte de la banca, ¡tampoco lo tomes tan mal, si se lesiona Verónica, que es quien será la nueva titular, entonces tú la cubrirás! –esta última frase la dijo en tono de burla.
La expresión en Anna cambió radicalmente, estaba furiosa y se le notaba, su rostro comenzaba a ponerse rojo como una manzana.
––Previendo el comportamiento que sueles tener, Anna, te advierto que si me vuelves a faltar al respeto, el tiempo que pases en la banca será para siempre, de momento, permanecerás en la banca, solo hasta que vea una mejora en tu comportamiento.
Anna seguía impávida, parecía que le estaba tomando todo su autocontrol el no responderle a Esperanza como debía, incluso por unos instantes sus compañeras pensaron que Anna había dejado de respirar, estaba completaménte quieta, con su cara color rubí.
Iniciaron una guerra de miradas, parecía que Anna ganaría, porque todo su cuerpo gritaba pelea a morir, pero al notar que Esperanza no cedería por ningún motivo, no tuvo más remedio que ser ella la que se rindiera. Recordarse a sí misma el pacto que habían hecho las dos era lo único a lo que se aferraba para no estallar, y otra vez sin decir nada salió del lugar.



Cuándo llegó a su departamento Anna seguía furiosa, azotó la puerta al cerrarla, arrojó sus cosas al suelo, pateo la bolsa donde tenía todo su equipo deportivo hasta que se cansó, quedo exhausta y se sentó en el sillón, en el mismo sillón en que le había hecho el amor a Esperanza, y que justo en estos momentos se arrepentía más que nunca de haberlo hecho.
Si no se hubiera interesado en ella, no estaría metida en todo este lío, seria titular y seguiría con su vida normal, pero no entendía porqué siempre se metía en problemas por las mujeres, sería más fácil si ninguna chica le gustara, se maldecía a si misma por hacerlo. Por dejarse llevar por las mujeres.
Pensar en todo eso hacía que otra oleada de furia llegara, se incorporó del sillón y comenzó a patearlo también, fue ahí cuando comenzó todo esto, y verlo le recordaba a Esperanza y la tonta promesa que le había hecho, sentía que había vendido su alma a cambio de tener una tonta relación con alguien que no la amaba.
Pero después de unas cuantas patadas se detuvo, el dolor en su pie la hizo parar y regresar a ese sillón al cual detestaba. No sabía qué hacer con toda esa furia, y necesitaba desahogarse, así que le mandó un mensaje a Ximena.
ANNA 16:45
Ewstas?
XIMENA 16:45
Zi
K kieres?
(Seguía molesta por la última vez que hablaron)

ANNA 16:47
NO estes enojada
Keria saber kuando puedo visitart?
Toda esta semana estare libre

XIMENA 16:47
XQ?
ANNA 16:48
M dijiste q t visitara
XIMENA 16:49
No me refiero a eso
Xq estaras libre?
ANNA 16:50
HOPE, ME CASTIGO
La muy hija de…
XIMENA 16:50
Q PERRA
Xq?
ANNA 16:51
Según q x faltarle al respeto
XIMENA 16:51
XQ ME DEFENDIST?
ANNA 16:51
ZI
XIMENA 16:52
…….
Zi q es una PERRA
(emoticón de insultos)
ANNA 16:53
No solo es eso
ME QUITO LA TITULARIDAD
DEL EQUIPO
Ahora soy banca.
(emoticón de carita triste)
XIMENA 16:55
No c  como decir esto
Nunca lo he hecho antes
Pro
Lamento qx ayudarme
Ya no seas titular
Si t sirve puedes venir a vistarm
Cuando tu quieras
Esta es tu ksa
No c zi t gusta nadar
Pro tengo una piscina
ya q tienes ls tardes libres
puedes venir a nadar
azi harás ejercicio
ANNA 16:56
T visitare
Pro mañana
Oy stoy MUY ENOJADA
XIMENA 16:56
Tienes traje d baño?
ANNA 16:57
No
XIMENA 16:57
No t preocupes
N ksa tenemos una boutique
Eliges l q quieras.
ANNA 16:58
N serio?
XIMENA 16:58
Claro
Tienes una amiga rica
No t preocupes x nimiedades
ANNA 17:00
Ntonces t veo
Mañana.
XIMENA 17:00
ASTA MAÑANA
(Emoticón de carita sonriente)


Después de esa conversación, Anna terminó arrepentida, no sabía que era lo que le incomodaba más, si el hecho de que Ximena sacara a relucir los millones de su familia o que sentía un ligero presentimiento de que Ximena le estuviera coqueteando.
Pero eso no podía ser, lo desechó rápido de su mente, Ximena no era lesbiana, y era el tipo de persona que no se interesaría en alguien como Anna por considerarla inferior, Ariadna se lo había dejado muy claro, cada vez que la veía, la veía como algo sumamente desagradable y que no debería existir. Entre más conocía el mundo de Ariadna más le parecía imposible conquistarla y menos ganas tenía de hacerlo.



En la tarde del día siguiente, justo cuando Anna estaba a punto de abandonar la escuela, fue interceptada por Ariadna, en su rostro había una sonrisa burlona.
––Que rápido te vas de la escuela. ¿A caso no irás al entrenamiento? –hizo una sonrisa tímida y se cubrió con la palma de su mano.
Anna hizo una expresión de fastidio.
––Sabes perfectamente que Esperanza me castigó. ¡Oh, pero bienes a burlarte!, bueno, ¿y que pasó con tu mejor amiga?, ¿ya te habla?, ¡oh, cierto lo olvidaba!, tu mejor amiga me invitó a su casa a nadar. ¡creo que tu invitación se perdió!, no te preocupes yo te la hago llegar. –Ariadna estaba furiosa, pero no podía decir nada, Anna siguió caminando y le lanzó un beso.
Ariadna se giró y le gritó a Anna.
––¿!Crees que realmente te quiere!?, ella jamás se atrevería a salir contigo, su familia jamás la dejaría, además tu vienes de una familia pobre, !olvídate ya de eso!
––¿Estás celosa?, pero, ¿de quién?, ¿de Ximena o de mí?, si sabes que soy pobre y que tu familia jamás lo permitiría, ¿o tu si te atreverías?
Anna siguió avanzando, y ya estaba demasiado lejos como para poder escuchar a Ariadna, además de que Ariadna siguió callada, lo que Anna le dijo la tomó por sorpresa, no había contemplado la opción de estar celosa, y eso hizo que se quedara inmersa en sus pensamientos para poder reflexionar sobre lo que le estaba pasando.



No había tenido ningún problema para encontrar la casa de Ximena, había salido con mucho tiempo de anticipación contemplando que tal vez se tardaría en encontrar la casa, por eso había llegado antes de lo esperado, Ximena se estaba duchando, o más bien lo hacían por ella, con su poca movilidad necesitaba ayuda.
Había sido bien recibida por el personal de servicio, la recordaban de la última vez que estuvo ahí, en realidad solo habían pasado unos cuantos días. Entró al recibidor, de ahí la dirigieron a una sala de estar que se encontraba al aire libre, cerca del jardín y la alberca, el lugar era hermoso, con paredes altísimas y blancas, la sala de estar tenía una sombrilla de jardín para evitar que les diera el sol.
En varias partes de la casa habían ventanales con doble vidrio y de piso a techo, los sillones eran muy cómodos, y parecía que todos los muebles eran de colores claros hasta grises, estuvo sola por unos momentos hasta que llegó una chica de servicio a atenderla.
––¿Qué se le ofrece señorita? – lo dijo con una voz apenas audible, se notaba su timidez.
Era una chica bajita, delgada, con cabello negro y con piel trigueña, se veía más joven que Anna.
––¿Tienes cerveza? –Anna sonríe de lado, mientras la chica del servicio se sonroja–. No te preocupes es una broma, solo quiero agua. 
La chica del servicio se retira, moviéndose un poco torpe al caminar, un minuto después, le hace entrega del agua a Anna.
––¿Cuál es tu nombre? –le pregunta Anna.
––Oliva, señorita, ¿se le ofrece algo más?
––¿Sabes cuánto tiempo se tardará Ximena en bajar?
––No lo sé señorita, mi madre se está haciendo cargo de ella en estos momentos.
––Eres muy pequeña para trabajar aquí. Eso es explotación infantil. –oliva volvió a sonrojarse.
––No me explotan señorita, yo solo le ayudo a mi mamá cuando algo se le ofrece, yo solo vengo aquí en algunas ocasiones a acompañar a mi mamá, y pues ahorita, mi mamá y gran parte del personal están ocupados con la señorita Ximena.
––¿Ella te agrada? –preguntó Anna.
––¿Quién?
––Ximena.
––No lo sé señorita. –otra vez se sonrojó.
Anna notó la incomodidad de la chica y decidió cambiar de tema. 
––¿Puedo sentarme allá? –señaló el comedor del exterior que se encontraba a lado de la alberca.
––Claro que si señorita, acompáñeme.
––Está mucho más cerca de la alberca, además hay más sombra.
Al llegar al comedor Anna notó un asador, y para no perder a su acompañante decidió seguir charlando con Oliva.
––¿Piensan cocinar algo? –preguntó mientras se sentaba.
––Si, el chef está preparando la carne, ya deberían de haber prendido el asador, la señorita Ximena se va a enojar.
––No te preocupes, yo me encargaré de Ximena. –dijo Anna mientras sonreía.
––¿Puedo preguntarle una cosa señorita? –dijo Oliva.
––Si, claro, pregúntame.
––¿Usted y la señorita Ximena tienen algo? –preguntó mientras hacia la seña de juntar sus dos dedos índices, para insinuar si eran pareja.
––¡No!, –Anna casi escupe el agua–. ¿¡Cómo crees!?, ella y yo solo somos amigas. ¿Por qué crees que somos algo más? 
––Porque nunca trae amigos hombres a la casa, siempre trae mujeres, además hoy nos pidió a todos tener todo muy bien organizado y que no fuera a fallar nada, se llevó a mucho personal para que la arreglaran, y dijo que la atendiéramos muy bien. ¡Oh!, eso me recuerda que debo llevarla a la boutique para que elija un traje de baño.
––Esté… –por unos segundos Anna no supo que decir, no había pensado en la posibilidad de que Ximena fuera lesbiana–. Pues vamos a la boutique. –Anna se incorporó y siguió a Oliva.
Anna la siguió por un pasillo que iniciaba en la recepción, pasaron por el comedor principal, una oficina, y una sala, luego doblaron a la derecha y bajaron por unas escaleras hasta el sótano, lo primero que vieron a mano derecha fue un gimnasio, luego un cine y hasta el final se encontraba la boutique, era muy grande y estaba dividida por secciones, dama, caballero, ropa interior, etc.
––¿Cómo se supone que elija entre todo esto?, es mucha ropa, ni siquiera me gustan los trajes de baño, son muy incómodos. –le preguntó Anna a oliva con cara de incredulidad. Oliva solo se encogió de hombros.
Siguió buscando hasta que pudo encontrar algo que fuera más su estilo, el cual era la comodidad, eligió un traje de baño deportivo, sin espalda y de una sola pieza, lo tomó entre sus manos y lo revisó, volteo a ver a Oliva buscando su opinión, pero está, se dedicó a asentir con la cabeza.
––¿Tengo que cambiarme justo ahora? –preguntó Anna.
––Cuando usted guste señorita.
––Pues yo no quiero nunca, Oliva, sabes, creo que si voy a querer las cervezas.
Oliva y Anna regresaron sobre sus pies, hasta llegar al comedor de exteriores.
––Podrías traerme una cerveza artesanal. ¿Sí tienen verdad? –Oliva sonríe por primera vez.
––Claro que tenemos. –sacude la cabeza como de incredulidad por lo que acababa de preguntar Anna.
––¿Tienes la cerveza brujas?, O dime que tienes. –Oliva entra a la cocina y se tarda unos minutos en regresar.
––Pues hay muchísimas, pero no encuentro esa que me dices, ¿Cómo es? O ¿Cómo la encuentro?
––Pues es que tienen diseños distintos, pero todas tienen una brujita, un gorro, una escoba o un caldero, no la hacen aquí, la hacen en otro Estado, ¿Puedo ayudarte a buscar?
––Si, ven, pasa a la cocina. –Oliva la guió hasta la cocina, la cocina se encontraba muy cerca del comedor exterior, solo estaba separados por la sala de televisión.
Al llegar a la cocina, en colores negros y grises, Oliva le indicó el enorme refrigerador que estaba lleno de cervezas, y era cierto lo que le había dicho oliva, había muchas cervezas, de diferentes estilos, pero por más que buscó, no pudo encontrar la cerveza brujas.
––¿Encontraste la cerveza que quieres? –preguntó Oliva, por que Anna solo se les quedaba mirando a las cervezas.
––No, no la encontré, creo que es muy exclusiva, deberían comprarla, ¿o quieres que le diga a mi novia Ximena? –ambas rieron.
––¡No! –dijo oliva asustada–. Yo le digo a mi mamá que la compre, ¿De dónde es la cerveza?
––De Zacatecas, creo que con eso ya sabrán cual es. –Anna seguía mirando hasta que encontró una que le gustó–. Mira, me llevaré esta. –tomó la cerveza Ocho Reales, estilo Imperial Ale–. ¿Tendrás alguna copa estilo cáliz?
––Seguro, hay muchísimas cosas en esta casa, pero no sé cuál es esa, ¿podrías decirme cuál?
Oliva la llevó hasta el gabinete donde se encontraba toda la cristalería.
––Mira, es esa. –Anna la tomó– ¿tienes algún destapador?
––Sí, regresa al comedor mientras lo busco. –segundos después Oliva ya estaba destapando y sirviendo la cerveza.
––Bueno, pues, espero que ya no se tarde tanto Ximena. –Oliva solo asintió con la cabeza.
––Sí no se le ofrece nada más señorita, iré para ver si me necesita el chef, con su permiso.
––Si, no te preocupes, haz lo que tengas que hacer.
Oliva entró a la cocina y no volvió a Salir, habían pasado varios minutos y Anna ya se estaba aburriendo, casi se había terminado la cerveza y eso que era de quinientos mililitros, el reloj seguía avanzando, Anna comenzaba a sentirse adormecida, el sueño parecía ganarle, pero no podía quedarse dormida, no se quedaría dormida en el comedor después de beber una cerveza, pensarían que es una borracha y por supuesto que no lo era, solo que estaba sumamente aburrida.
Minutos después, Anna se sobresaltó cuando recibió una llamada a su celular, era Esperanza, no contestó, y el celular siguió timbrando hasta que se canceló la llamada, le volvió a marcar a Anna otras tres veces sin obtener ningún resultado, Anna seguía molesta con ella, y pensaba seguir así por mucho tiempo.
Al no obtener ninguna respuesta por parte de Anna, Esperanza comenzó a mandarle mensajes, esperando obtener algún resultado:
ESPERANZA 17:40
Anna, Te pasa algo?
No me contestas las llamadas.

ESPERANZA 17:42
Anna, estoy preocupada
Contesta por favor.

ESPERANZA 17:43
Estas enojada?
Tu y yo quedamos en algo.
Fue tu idea.
No puedes hacerme esto.

ESPERANZA: 17:50
Si no me contestas
Iré a buscarte a tu departamento cuando termine el entrenamiento.


Anna vio los mensajes, pero los ignoró por completo, no pensaba responderle y haría lo posible y hasta imposible para no verla. Lo que había hecho Esperanza era imperdonable, no entendía como era que se había atrevido a tanto, se suponía que eran aliadas, además de que le había demostrado muchas veces y de mil maneras el interés que sentía por ella, y aun así apuñala a Anna, no merece nada, más que rencor.
Ni siquiera sabía por qué seguía ahí, haciendo lo que Esperanza le había pedido, no sabía cómo es que aun quería cumplir su palabra, no sabía cómo es que aún no perdía la esperanza de estar con Esperanza, después de lo mal que se había portado con ella, el hecho de aun querer a Esperanza, le molestaba mucho y se odiaba así misma por ello.
Y así sin darse cuenta, Ximena bajó, acompañada de varios miembros de su personal, traía puesto un vestido corto y ligero, color rosa palo, parecía que tenía holanes y en la cintura tenía una cinta con un moño del mismo color, a decir verdad, se veía un poco infantil. El cabello lo traía peinado con dos trenzas, cosa que no le ayudaba mucho con su apariencia.
Traía en su pierna izquierda una bota ortopédica del mismo color que el vestido, estaba sentada en una silla de ruedas eléctrica, pero aun así alguien venía detrás de ella, pareciera que la venía empujando, o tal vez dudaba de las habilidades de Ximena para maniobrar la silla.
Anna se quedó quieta, con la boca abierta, con la copa casi tocando sus labios, estaba asombrada por cómo se veía Ximena, pero no porque le pareciera atractiva, sino porque se veía bastante mal, parecía como si se hubiera esforzado tanto para lucir inocente que se veía demasiado forzado.
––¿Haz esperado mucho? –preguntó Ximena mientras ofrecía la sonrisa más tierna que pudo hacer. 
––Por su puesto, tengo aquí como dos horas, ¿Qué estabas haciendo allá adentro? –Anna se encuentra evidentemente molesta por esperar tanto y por el descaro de Ximena.
En cambio, a Ximena se le borró la sonrisa, y regresó a la cara de fastidio que normalmente tiene con todas las personas.
––Eres una grosera, Anna, necesito más cuidados por mi pie, además le pedí al personal que te atendiera bien, y creo que así fué. –Ximena estaba haciendo puchero.
––Puede ser que haya sido grosera, pero tú también, tampoco está bien que dejes esperando por tanto tiempo a tus invitados, –Anna notó el puchero–. Pero tranquila, olvidemos todo esto por favor, disculpa mi comentario.
Anna seguía molesta, pero necesitaba la compañía de Ximena, además ella no tenía la culpa del comportamiento que había tenido Esperanza. Después de que Anna se disculpara, la cara de Ximena se relajó y se acercó al comedor.
––¿Qué estas bebiendo? –preguntó Ximena con entu.
––Estaba tomando una cerveza artesanal, pero ya se terminó. –levanta la botella vacía.
––¿Te parece si cambiamos de bebida? –Ximena estaba siendo demasiado amable, y eso comenzaba a asustar a Anna.
––Si, está bien, ¿Qué vas a pedir?
Ximena le hace una señal a alguien de su personal, y enseguida entra a la cocina, unos minutos después sale con un carrito de bebidas, trayendo consigo dos hermosas copas tulipa, una hielera de metal color dorado, así como la botella de Champagne Louis Roederer, Cristal Brut 1990 Millennium Cuvee Methuselah, que contenía dentro.
––Una de las mejores Champagne del mundo, estoy segura de que te gustará, es suave, con algunos sabores afrutados, es excelente para este momento, ¿No creés? –Ximena sonreía, mientras Anna la miraba como si viera a alguien que acaba de conocer y le pide ser su novia.
––La verdad no lo sé, yo no conozco de Champagne, yo, solo conozco de cerveza artesanal, creo que esta será la primera vez que pruebe la Champagne.
Cuando el personal de servicio destapó la botella de Champagne, procedió a llenar ambas copas y se retiró, dejándolas solas. 
––¡Salud! –dijo Ximena y ambas chocaron sus copas y bebieron.– ¿Te gustó?
––Sí. –Anna en realidad no sabía que decir–. Me gustó, pero no creo que esta bebida sea la correcta para acompañar carne asada, alguien de tu personal me dijo que la estaban preparando.
––Es verdad, lo había olvidado. –el rostro de Ximena cambió y llamó a alguien de su personal, este se acercó, era una señora de mediana edad.
––Martita, dile al chef. –refunfuñó–. Que la carne ya debería estar lista y aun no la trae, dile que rápido por favor.
––Sí señorita. –Martita se retiró. 
––No te preocupes, no tengo hambre aun, creo que deberíamos nadar primero, ¿Creés que podrás hacerlo?, ¿o me dejarás sola? –Anna sonrió por primera vez en el día.
––Claro que entraré a nadar, solo necesito que me ayudes a quitarme el vestido, tengo debajo el traje de baño. –Ximena señaló el vestido, indicando que se abría por la espalda.
––Por su puesto. –Anna se levantó y se acercó a Ximena lo más que pudo, le tomó de las manos e hizo que se incorporara–. Quiero que me tomes de la cintura, yo te voy a abrazar, tocaré tu espalda y abriré tu vestido. Cuando esté en el suelo, me tomarás fuerte del cuello, porque haré que camines para que tus pies puedan liberarse de tu vestido. ¿Está bien? –Ximena estaba nerviosa por la cercanía de Anna y solo asintió con la cabeza.
Anna hizo exactamente lo que dijo que haría, cuando Ximena estuvo completaménte liberada de su ropa, pudo ver el traje de baño que traía puesto, era un mini Bikini amarillo, las piezas eran tres triángulos unidos por unos hilos delgados, un triángulo cubría apenas su pubis, los otros dos triángulos mucho más pequeños, solo cubrían sus pezones, el resto de sus senos estaban descubiertos, y solo hasta en ese momento Anna se dio cuenta que Ximena tenía dos grandes atributos.
Ximena se apoyaba en el hombro de Anna, hasta que llegaron a la piscina, Anna entro al agua con ella, para asegurase de que no se resbalara, cuando la dejó instalada en un escalón salió del agua para poder buscar un baño y cambiarse.
––Gracias Anna, lamento que hayas mojado tu ropa, puedes decirle a cualquiera del personal que te lleve al baño más cercano, y que nos traigan toallas por favor.
Anna entró a la cocina y regresó varios minutos después, ya traía puesto su traje de baño deportivo, detrás de ella venía Martita, con las toallas en las manos, Anna entró a la piscina, el agua ya estaba calientita comparada con la primera vez que entró, seguramente Ximena pidió que la calentaran.
Al regresar Anna, el chef ya se encontraba asando la carne, al parecer, al irse Anna, Ximena regañó a todos.
––¿Te parece bien la temperatura? –preguntó Ximena.
––Si, no sabía que podían calentarla, la temperatura está rica, espero que ya no la calienten más, no me gusta el agua termal.
––No te preocupes, ya pedí que no la calentaran más.
––¿Tu tobillo está bien?, ¿necesitas ayuda? –preguntó Anna.
––Estoy cómoda no te preocupes. –hizo una sonrisita.
Anna y Ximena, siguieron nadando y charlando por un gran rato, Anna ya se encontraba más cómoda con la presencia de Ximena y su radical cambio, cuando Martita se acercó corriendo hacia ellas.
––Señorita Ximena, en la entrada está su amiga, o la que era su amiga, dice que quiere entrar, pero usted nos pidió que no la dejáramos pasar, pero no se quiere ir, ¿Qué hacemos?, su familia es amiga de sus padres, tampoco la podemos echar así como así. –Martita estaba asustada, se encontraba entre la espada y la pared.
Martita temía las represalias que podía tener, quería quedar bien con ambas familias, pero esta situación se le escapaba de las manos, su cuerpo comenzó a temblar, temía perder su trabajo, y necesitaba más que nunca este empleo, su esposo la había abandonado, y tenía varios hijos que mantener, su hija mayor Oliva la ayudaba en todo lo que podía, pero no siempre era suficiente.
Martita esperaba con ansias la respuesta de su jefa Ximena, podía oír los gritos de Ariadna hasta donde se encontraba, y eso la ponía más nerviosa. 
––Dile a los de seguridad que la detengan, aunque tengan que sacarla a la fuerza o llamar a la policía. –respondió Ximena.
––¿Está segura señorita?, puede que sus padres se molesten con …
Martita no pudo terminar de hablar, porque Ariadna había golpeado, empujado, gritado y agredido a todo el que se le interpusiera en su camino, entró como pudo, y haciendo lo que tenía que hacer, llegó furiosa a la piscina, estaba jadeando, parecía un toro que bufaba y que embestiría a cualquiera.
––¿Cómo se te ocurrió prohibirme la entrada a mí?, sí sabes que tu familia no podría vivir sin la mía, ¿Acaso quieres perderlo todo?





   



Cuatro balones fuera de la canasta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora