CAPÍTULO IV

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CAPÍTULO IV

 

 

 

Anna, besó suavemente los labios de Eli, lo hizo lentamente, sin prisa, saboreó con delicadeza lo terso de su boca, impregnó su boca con los fluidos de Eli, y los enjugó con su lengua.

           Sus labios estuvieron juntos solo por uno segundos, pero ambas lo sintieron como una eternidad. De pronto, de una forma repentina, Eli se separó bruscamente, expulsando a Anna de sus labios, arrojándola al otro extremo. 

           –¿¡Qué te pasa Eli!? –Anna fue a dar al piso, se levantaba mientras se limpiaba la saliva de los labios, su primera reacción, sería agresiva, porque se sintió rechazada, pero se controló cuando se dio cuenta que, para Eli, no era nada fácil aceptar que le gusten las chicas.

           –Nada… solo creo que vamos demasiado rápido, apenas te conozco, ni siquiera sé si eres soltera o no. –Eli estaba avergonzada, no podía ver a Anna a los ojos, pero no estaba avergonzada por la reacción agresiva que tuvo, sino por haber besado a una mujer, era la primera vez que lo hacía, además se sentía muy culpable, era como si hubiera hecho algo muy malo.

           Comenzaba a preocuparse por sus padres, por sus amigos, si realmente la querrían o la rechazarían por ser lesbiana, pero ella no podía ser lesbiana, el besar a una mujer no significa que tenga que ser lesbiana, por primera vez en su vida se preocupó por la posibilidad de ir al infierno.

           Eli, era un lio de emociones en sí misma, se sentía muy mal por haber besado a Anna, y pensaba en todo lo que ello implicaba, pero también estaba fascinada, por el sabor de Anna, por haber sido tratada de una manera tan dulce que la había hecho sentír como la cosa más frágil y más valiosa.

           –¡Oh!, eso es lo que te preocupa, –Anna se acercó un poco más a Eli.– Pues tienes que saber que Lucia y yo solo somos amigas. Hablé con ella para pedirle perdón por no corresponder sus sentimientos y quedamos como amigas, eso es todo.

           Eli no parecía muy convencida y Anna lo notó, trató de abrazarla para hacerla sentir segura, pero Eli la rechazó.

           –Eli, ¿Qué es lo que realmente te pasa?, porque no pareces muy convencida por lo que te dije. ¿A caso crees que te voy a engañar con alguna chica? –Anna se veía preocupada y triste a la vez.

           –¿Ves a lo que me refiero? –Anna puso unos ojos de plato, porque no podía entender a lo que Eli se refería– apenas nos hemos dado un beso y tú ya crees que somos novias y que me vas a engañar. –Eli trataba de encontrar un argumento para discutir con Anna y que el beso quedara olvidado.

           –No me refería a eso, solo quería que confiaras en mí y que mis intenciones contigo son las más serias, claro, solo si tú quieres.

           –Pues no, no quiero mientras sigas actuando de esa manera tan intensa, así que por favor vete de mi habitación. –Eli señalaba la puerta con la mano, mientras una atónita Anna encaminaba sus pasos a la salida.

           Sofía, Dulce e Inés esperaban ansiosas del otro lado de la puerta, pero al ver salir a Anna completamente derrotada, se abstuvieron de preguntar, bueno, Sofía iba a preguntar algo, pero Dulce le cubrió la boca. Anna pasó a lado de ellas, sin darse cuenta de las peripecias que Dulce trataba de hacer para evitar que Sofía cometiera una imprudencia.

           Anna se dirigió a su habitación y dio un portazo a la puerta, las chicas se quedaron mirando la puerta hasta que esta se cerró y entonces intercambiaron miradas.

Cuatro balones fuera de la canasta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora