Sus miradas y la tensión entre ella se intensificó, tanto que Anna comenzó a comprimir la mano de Esperanza, Esperanza sintió que Anna le estaba haciendo daño, pero no podía quitar su mano, aunque ella en el fondo supiera que en realidad no quería hacerlo.
Anna le hacía sentir atrapada en un juego del cual tenía que huir, nada que podría imaginarse con Anna estaba permitido, ella era su maestra y Anna su alumna, además de ser menor de edad. Pero por más que lo quisiera no podía dejar de verla, y tampoco podía apartar su mano del cobijo de las manos de Anna.
Se dio una última oportunidad de imaginarse todas las cosas que podría hacer que esos ojos vieran en ella, y cortó la fantasía de tajo, apartando su mano con brusquedad de las manos de Anna. Lo hizo tan fuerte que desestabilizó a Anna y cayó al suelo.
Inmediatamente después de que Esperanza tirara de su mano se arrepintió, y pudo ver caer a Anna lentamente, Esperanza intento atraparla, pero no lo logró. Sentía mucha vergüenza por haber jalado su mano de esa manera y haberle causado daño a Anna.
Dudó un segundo en si darle la mano a Anna o ponerse a su nivel, y llegó a la conclusión de que darle la mano seria lo menos íntimo y eso fue lo que hizo.
––Perdóname por haberte tirado al piso, créeme que no fue mi intención. –el rostro de Esperanza comenzó a tornarse de un blanco pálido a un rojo matizado.
––¿Esta seguras de que esa no era tu intención? –Anna se negó a aceptar la mano de Esperanza.
––Por supuesto que esa no fue mi intención. –Esperanza seguía con la mano extendida.
––¿Cómo puedo creerte después de tu reacción tan violenta? –Anna intentó disimular una pequeña sonrisa.
––Lo siento si lo sentiste de una forma violenta, pero créeme que no soy así. –Cada vez Esperanza estaba más avergonzada, a estas alturas no podía ver a Anna a la cara.
––Solo podre creerte si aceptas una salida de buena voluntad conmigo. –Anna por fin tomo la mano, y la tomó con demasiada fuerza para que esta vez Esperanza no pudiera escapar.
––Eso me suena a chantaje. –Esperanza no intentó quitar su mano.
––Puedes tomarlo como quieras, mientras accedas a salir conmigo. –ambas seguían tomadas de las manos.
––No puedo salir contigo, soy tu maestra. –la cara de Esperanza era de incredulidad.
––No dije que fuera una cita, solo vayamos a algún lugar para que me muestres la ciudad, es todo, soy nueva aquí, ¿lo recuerdas? –Anna sonrió lo más inocente que pudo.
––Esta bien, acepto. –un suspiro se escuchó por todo el desolado gimnasio.
––Perfecto, te veo este fin de semana, ¿Estás de acuerdo?, ¿pero antes podrías levantarme? –Esperanza la jaló hacia sí misma hasta quedar frente a frente.
Ninguna de las dos dijo más nada, solo Anna tomó sus cosas y se despidió con un beso que lanzo al aire, salió del gimnasio, mientras Esperanza se quedó desconcertada por todo lo que había sucedido.
No quería relacionarse con una de las jugadoras, porque era éticamente erróneo en todos los sentidos, pero tampoco podía detenerse, deseaba salir con Anna, deseaba conocerla, quería averiguar que había detrás de la fachada de coquetería que proyectaba a todos, y se preguntaba a sí misma ¿si esos anhelos significaban que Anna le interesaba de verdad o solo lo hacía porque era otra de sus jugadoras?, no sabía lo que le estaba pasando con Anna, pero quería averiguarlo.
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Cuatro balones fuera de la canasta.
RomanceAnna, una adolescente, con grandes habilidades para el baloncesto además de ser abiertamente lesbiana, llega a vivir a un departamento ocupado solo por chicas, las cuales son sus compañeras de equipo, Anna tendrá que conocer a sus nuevas compañeras...