CAPÍTULO III

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Al día siguiente, muy temprano, Eli buscó a Anna en la escuela, pero no la pudo encontrar. Al no encontrarla, decidió esperar para verla en el entrenamiento. Llegaron todas las chicas a entrenar, todas menos Anna, Eli les preguntó a las chicas si algo le pasaba a Anna, porque no entendía a que se debía su ausencia.

           ––¿Saben por qué Anna no llegó a entrenar? –Eli se sentía nerviosa y preocupada.

           ––No, yo la vi salir, muy, pero muy temprano del departamento, llevaba su mochila y todo. –a Inés le pareció raro el comportamiento de Anna, pero le parecía más raro el comportamiento de Eli, aún así no dijo nada.

           ––¿Por qué preguntas, Eli?, ¿Pasó algo con ella? –Dulce preguntó.

           ––No, no pasó nada. –Eli esquivaba la mirada y preguntas de Dulce.

           ––Creí que tu sabías, fuiste la última persona que la vio. –Dulce seguía viendo a Eli.

           ––Te equivocas, –intervino Sofía–. Yo fui la última que la vio.

           ––¡¿Dónde la viste?! –Eli estaba evidentemente exaltada.

           ––Estaba con Lucia. –le cambió la cara a Eli, pasó de la exaltación a la desilusión.

           ––¡¿Con Lucia?! –preguntaron Dulce e Inés al unísono.

           ––Sí, estaba con Lucia. –Sofía seguía indiferente a la reacción de las demás.

           ––¿Qué no habían terminado?, ¿Cómo pudo perdonarla Lucia?, ¿Eso significa que ya volvieron? –Dulce e Inés se preguntaban entre sí.

           ––Al parecer solo era cuestión de tiempo que eso pasara. –Sofía que estaba encestando, no las volteaba a ver y no sabía que esas preguntas no eran para ella.

           ––¿Sofía, a que te refieres? –después de estar callada por unos minutos volvió a hablar Eli.

           ––Pues a eso, Lucia solo necesitaba tiempo para perdonar a Anna, ella es irresistible para las chicas, o eso es lo que dicen. –Sofía seguía encestando.

           La cara de Eli volvió a sufrir otra trasformación, pasó de la desilusión a la tristeza, pero no quería aceptar que le dolía que Anna regresara con Lucia, así que lo disfrazó de furia:

           ––¡Dejen de parlotear!, Pónganse a correr, ¡Ahora!

           Eli, se puso a gritarle a su equipo y volvió a someterlas a mucha presión, las chicas no sabían que le pasaba, todas quedaron muy asombradas por su cambio repentino, Sofía solo pudo decirles algo a las demás por lo bajo:

           ––Que bueno que Anna no vino. –Sofía dijo muy segura de su aseveración.

           ––Más bien creo que eso lo causó. –Inés. Contestó de la misma manera.

           ––¿Qué dijiste? –Preguntó Sofía.

           ––No, nada, no dije nada, sigamos entrenando.

           La única voz que se escuchaba era la de Eli, las otras chicas ya no emitieron ningún sonido, acataron lo que Eli les pidió. Terminaron sumamente agotadas después de entrenar, prácticamente arrastraban sus pasos a las duchas. Sofía como siempre, regresó inmediatamente al departamento, nunca se bañaba fuera de casa, sentía que invadían su privacidad.

Cuatro balones fuera de la canasta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora