𝟏. 𝙘𝙧𝙪𝙯 𝙥𝙡𝙖𝙩𝙚𝙖𝙙𝙖

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𝐉𝐀𝐒𝐎𝐍

Fui a mojarme la cara con el agua caliente cuando iban a dar las seis de la mañana. Hubiera querido que mi primera noche antes de regresar a la escuela hubiese sido mejor, pero no podía hacer nada al respecto en una noche de insomnio. Miré las marcas lilas bajo los ojos hundidos y me resigné a lo que fuese que viniera para mí. Agité los mechones oscuros despeinados hacia ambos costados de la cara pálida y salí de la habitación en dirección al alboroto que había en la planta baja.

Descendí un par de escalones, observé a mi madre dando vueltas en la cocina. Tenía un volteador de madera que usaba para mover el tocino de la cacerola y luego como un micrófono para cantar. Tenía la pantalla encendida con I'm Every Woman de Chaka Khan. Saltaba de la cocina a la sala y agitaba las caderas al ritmo de la música mientras giraba junto con su bata de dormir.

Di un salto hacia el sofá, sujeté el control remoto y apagué la pantalla.

―Son las seis de la mañana, ¿entiendes que no es una hora para cantar? ―le dije a mi madre.

―Tranquilo cariño, es solo otro día más ―respondió con una amplia sonrisa.

―Para ti lo es, no creo que sea un día más para mí.

― ¿Te has tomado tu medicina? ¿Ya lo has hecho? ―la mujer de piernas largas se agito de regreso a la cocina para terminar el desayuno.

Mi madre y yo nos parecemos mucho, aunque no en el humor.

―Anoche no pude dormir, estoy teniendo una mañana muy complicada, y tú crees que es porque no me he tomado mi medicamento ―hice una mueca de disgusto.

―Entiendo lo qué sucede, hablamos de esto cuánto, ¿dos semanas? Tuviste un mal año, y este es tu primer día de regreso a la escuela, ellos lo van a entender.

― ¿Qué es lo que van a entender? Mi único amigo en el mundo se arrojó de un acantilado cuando yo estaba junto a él... Que tuviste que encerrarme en una clínica mental por que trate de hacerme daño. Mamá, esas cosas no las entiende la gente, me verán como un maldito loco, las personas con las que estuve ya no son de mi grado, soy un nuevo ingreso, estoy al final de la cadena social. ¿Lo entiendes? ―No trataba de ser malo con mi madre. Algunas veces me sentía que debía bajarla de la nube en la que ella se encontraba todo el tiempo. Quería que por una vez ella fuera franca y no me dijera que todo iba a ir bien.

―El desayuno está listo, si te das prisa puedo dejarte de paso en la escuela.

Mi madre dejó el plato al borde de la mesa de la barra. Sirvió un vaso de té de hierbabuena y se marchó de regreso para comenzar a vestirse para ir a trabajar.

Agradecía infinitamente por su optimismo, aunque sabía en mi fuero interior que comer a una hora tan temprano, con los nervios recorriendo en mi estómago como un malestar solo me iba a ir mal el resto del día. Tampoco quería ir en el auto con ella, escuchando conversaciones sin sentido. No hoy.

Saqué la bicicleta de la cochera, me colgué la mochila y los audífonos para emprender el viaje.

Existe un gran momento de paz cuando te colocas los audífonos, enciendes la música, y te pierdes de los sonidos del exterior en las canciones. Mis pensamientos eran una voz que se preguntaban muchas cosas, la mayoría eran preguntas que había tenido toda mi vida, al igual que los ojos que había visto anoche en esa pesadilla. Ni siquiera se trataba de una nueva pesadilla, sino que seguía siendo la misma.

La figura espectral se movía entre lo que parecía ser un montón de piedras apiladas, puntiagudas y negras con el bosque de fondo en una niebla espesa que apenas me permitía ver más allá. La figura se sentaba sobre las rocas y dejaba su cabeza sobre los brazos encima de las rodillas flexionadas solo para verlo fijamente... El terror en el aire era como una caricia helada en la mejilla en una mañana lluviosa, tanto que te costaba respirar. Lo peor de la escena se trataba de la persona en sí. Conocía muy bien el rostro de esa figura que se paseaba en esa pesadilla. Lo había visto una sola vez cuando tenía alrededor de diez años, se trataba de un muerto.

𝙚𝙣 𝙡𝙖 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora