𝟰. 𝙝𝙞𝙩𝙤

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𝐁𝐄𝐋𝐀𝐌𝐈

La sensación me quemaba la garganta, el impulso era menor, pero estaba convencido de que si bajaba la guardia podía cometer una locura. Podía sentir el temblor en mi cuerpo, e imaginaba mis ganas por devorar al chico.

No se asemejaba ni remotamente a lo que hubiera imaginado. Sus emociones eran tan fuertes que de alguna manera lograba mantener al monstruo oscilante entre los hilos de esas emociones. Se preocupaba demasiado por hacerte ver que era normal, y no es que no lo fuera, pero él sentía que el mundo a su alrededor estaba convencido de que no lo era. Sus emociones se iban reflejando en él, en su latido, sus ojos inquietos, sus dedos torpes sobre la mesa y sus mejillas coloradas debajo de la piel pálida. Quería decir que era demasiado humano, como si se tratara de una expresión común. Quizá lo era entre los míos. El hecho en sí, era que yo era el único que había evitado tener contacto.

Había olvidado completamente una parte importante cuando hice la última pregunta de nuestra conversación, no había sido mi intención ser insensible ni nada y se debía a que estaba luchando por no convertirme en un monstruo mientras trataba de parecer lo más humano posible.

Observé desde el otro lado del patio como el chico se marchaba junto a esa chica a la que le había contado lo que creía haber visto esa noche en el bosque. Llevaba su bicicleta en la mano y echaba un último vistazo en mi dirección antes de subirse en ella.

―Jamás había experimentado esa sensación ―dejé salir.

Mis hermanos estaban a mi lado observando al chico alejarse. Vinnie estaba a mi izquierda, sobre sus rodillas encima de la banca, sabía que me observaba tratando de entenderlo, pero la verdad era que no había manera de hacerlo.

―Estoy seguro de que ahora cree que soy como el resto de ellos ―continúe.

― ¿Desde cuándo te importa lo que un humano piense de ti? ―preguntó David, detrás de nosotros.

―No lo molesten. Belami debe tener sus razones para sentirse así por un humano...

George me dio una palmada en la espalda de forma amistosa. Y tenía razón.

Quería encontrarle un sentido al por qué estaba sintiéndome de esta manera. Ya sabía que mi parte más oscura quería comerse a ese chico, y las otras partes de mi ser querían saber más sobre él. Había descubierto sus múltiples encuentros con la muerte, y había olvidado el más importante, quizá. Cuando hice la pregunta solo trataba de saber que podía decirme del último en el que yo me vi involucrado.

Le había contado a esa chica lo que creía haber visto en ese bosque, no estaba convencido del todo que un monstruo lo había atacado y eso era muy bueno para mí y para mis hermanos. Sin embargo, luego de nuestro encuentro solo había servido para obsesionarme un poco más con él. Me había fascinado la manera que mis sentidos se habían conectado con los suyos, es decir, sus emociones eran tan fuertes que mis sentidos las habían captado, y con ellas todo lo demás. Él no se había percatado de mi sufrimiento por mantener el control al mismo tiempo que actuaba como un humano, o como alguien normal.

No podía dejar de pensar en lo que había dicho George la noche anterior acerca de matarlo. Era una salida bien fácil y quizá más simple. Terminaría con todo tan rápido que jamás nadie sabría quién lo había hecho. No sabía por qué de pronto me importaba una vida tan insignificante como la de ese chico suicida. Era tan sencillo de pronto y así podría continuar con mi vacía y solitaria existencia. Como antes de esa noche.

Rebuscaba en mi memoria la sensación que tenía cuando estuve sentado junto a él, cuando trataba de seguir la conversación, y el hilo de emociones me hacía sentir mejor. Me hacía sentir vivo de una manera muy extraña.

𝙚𝙣 𝙡𝙖 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora