𝐁𝐄𝐋𝐀𝐌𝐈
Cuando salí del hospital, había una pesada sensación en mis hombros. No sé si era el hecho de que le había quitado su presa a un Demonio, o que había hecho hasta lo necesario para salvar a un humano. Quizá que le había insinuado nuestra existencia a un completo a extraño. Me sentía sucio y asqueroso con toda esa sangre manchando mi ropa, mi cara y mis manos. Lo extraño era que a pesar de que su olor estaba tan presente, las ganas de saciar mi hambre se habían esfumado por completo. Había estado sentado junto a ese chico, sostuve su mano y el monstruo jamás apareció.
La brisa helada de la mañana me movió los mechones despeinados de mi frente. Miré hacia un costado de los muros azules y vi a Vinnie sentado con las rodillas flexionadas. Fui hacia él sin tener idea de que pudo haber ocurrido en el momento en que decidí abandonar a mi hermano por un tonto humano, lo empujé hacia una pelea y quizá pudo haber perdido... La idea que surgió me paralizó por un momento. No había previsto ese hecho en lo absoluto.
Sus heridas se iban cerrando, aunque aún manchaban su rostro en sangre. Tenía la cara morada por los golpes. El cabello de ébano era una bola enmarañada de maleza. Alzó la mirada para verme con los ojos inyectados. Su expresión era la misma, esa no había cambiado en lo absoluto.
―Lo perdí. Es demasiado escurridizo, pero le di un buen golpe, tardará un par de días en recuperarse ―habló con dificultad―. ¿Lograste salvarlo?
Asentí con la cabeza sin dejar de mirar sus horribles heridas y sintiéndome muy mal de pronto.
―Si, lograron suturar la mayoría de sus heridas y estaba consciente cuando salí de su habitación... No le dije que le di de mi sangre.
― ¡Diablos, Belami! Acabas de darle tu sangre a un humano y le salvaste la vida. George va a matarnos.
Quería poder encontrar un significado a lo que había ocurrido, o sólo poder saber que estaba sucediendo conmigo y el monstruo que estaba en mi interior. Ya no estaban esas ganas de querer matarlo, no las del principio ni tampoco el impulso. De alguna manera, ese chico había hecho que el monstruo no tuviera el control por un momento.
Mi casa tenía partes viejas y otras que no lo eran tanto. Una de ellas era el comedor al centro del enorme cuarto de muros de madera de color Dorada. En realidad, toda la habitación tenía ese color. Los muros tenían acabados muy antiguos, el techo también los tenía. Había un gran candelabro que colgaba del centro del techo con cristales colgantes de este y pequeñas velas desgastadas por todos los rincones. Todo lleno de una capa de polvo de hace años que no han limpiado las figuras, los bordes y las pequeñas flores de los muros. El suelo tiene una alfombra de lana en la que se encuentra el amplio comedor de roble para ocho sillas de patas delgadas y tapizadas con una tela de terciopelo dorada ya gastada y manchada por los años vacíos. Desde ahí, un pasillo conduce al fondo de la cocina que es un poco más nueva que la habitación anterior y esto se debe a que se ha ido modificado con el paso de los años con un nuevo refrigerador y una estufa. Lo más nuevo que hay en ese lugar es quizá el horno de microondas ya que es muy raro cuando alguno de los habitantes cocina comida de verdad.
Estaba sentado en la barra de la cocina, pegada al fregadero con la ventana detrás de mí. Sabía que George no se iba a tomar nada bien lo que había hecho cuando se enterara, y es que siempre nos dijo que no debíamos tener ningún tipo de conflicto con otros demonios, más si se trataba de un nómada que iba de paso, esos eran quizá los peores monstruos que existían. Quería convencerme que lo había hecho por una buena causa sin poder sacar de mi mente lo que él chico provocó en mí.
Sus emociones eran tan fuertes que podía sentir con mucha fuerza todo lo que él sentía como si me estuviera sucediendo a mí, y eso era lo que más me hipnotizaba de él.
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𝙚𝙣 𝙡𝙖 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙 ✅
ParanormalJason Wright está tratando de volver al mundo después de haber tratado de quitarse la vida luego de que su mejor amigo se arroja de un acantilado frente a él. Belami, es un demonio que se ha mezclado entre los humanos para vivir como ellos, así es c...