19. Especial Halloween.

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Portador de Luz.
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Érase una vez un lucero, el destello de luz al caer el ángel bello, cuyo destierro por soberbia, transformó en Satanás.












Esto es un especial de Halloween, un poco atrasado porque he tenido mucho que hacer, pero aquí está. Fue melancólico escribirlo, ya que había comenzado este escrito mientras trabajaba en Vendetta. Qué rápido pasa el tiempo. Me había propuesto acabarlo en Halloween, en ese entonces muy lejano, y ahora ya pasado. Espero disfrutes. Me inspiré en un comentario de cierta publicación sobre que le gustaría ver a Mikasa gótica. Es algo complicado de entender en ocasiones, pero cualquier duda estaré dispuesta a solventar.
Sin más que decir, dejo el escrito.



Sin más que decir, dejo el escrito

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La cuestión era simple, para invocar un espíritu debía jugar a la ouija o realizar un ritual. Como no tenía tiempo ni los medios para hacerlo, le pidió a su amiga la tabla. Realmente, el verdadero motivo de escoger el objeto, era pues le parecía más atractivo que el ritual, siempre había querido jugarlo, por lo tanto utilizó la excusa de que no tenía tiempo ni materiales para escoger sólo uno: la ouija. Aunque bien, tampoco había mentido. En casa no podía hacer mucho, sumando el hecho de que era floja, y no quería armar mucha parafernalia para alertar a su madre.

Aunque lo hubiera disfrutado.

¿Para qué quería invocar un espíritu? Eso ya constaba de un tema aparte. Mikasa tenía una visión de mundo bastante divisoria y extrema. Pensaba que el mundo estaba dominado por dos corrientes. O era el comunismo, o era el capitalismo. O era el bien o era el mal. O era Dios o era Satanás. O eran superiores o inferiores. A pesar de que su madre constantemente le dijera que era negativo comprender y reducir al mundo en sólo dos esferas, Mikasa no prestaba atención y seguía creyendo e interpretando al mundo de una manera básica e infantil como lo era todo o nada. Siguiendo esos extremos, Mikasa se situaba a sí misma en el espectro oscuro. Por supuesto, su estilo de vida, apariencia y cuarto hablaban por sí mismos. Que no se malinterprete, claro, podrías tener unas paredes negras, posters del diablo o alguna que otra decoración satánica, sin que se te considerara demoníaca o gótica, o tuvieras pensamientos sádicos, sin embargo, para ella corría con tal sentido.

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