36. Primeras impresiones, segundas oportunidades

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Miranda tragó saliva, sintiendo que la borrachera y el sueño se esfumaban ante las palabras de Bianca

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Miranda tragó saliva, sintiendo que la borrachera y el sueño se esfumaban ante las palabras de Bianca. Parpadeó para ahuyentar las lágrimas que sintió llegar de repente y se acomodó boca arriba, mirando hacia el techo, hacia las estrellas que alumbraban cuando la habitación estaba oscura, porque no quería ver a su madre a los ojos.

Abrió la boca y solo salió un sollozo. Luego otro, un nudo en su garganta le restringía las palabras y por Dios, estaba harta de llorar, pero no podía dejar de hacerlo.

Se apretó los ojos con las muñecas y lloró sin hacer ruido. Sintió como su estómago se contraía por el llanto y entonces dejó salir un sonido apesadumbrado que detonó el llanto.

Se quitó las muñecas de los ojos y se incorporó, aun llorando, para limpiarse las lágrimas. Sorbió por la nariz varias veces, pasando el dorso de la mano por encima de sus labios para limpiarse los mocos. Cuando consiguió las fuerzas suficientes para enfrentarse a la mirada de su madre, solo encontró comprensión en sus ojos. Cómo si supiera exactamente lo que pasaba por su cabeza, como si no necesitara contarlo para darse cuenta de lo mucho que el tema le afectaba. Pero en lo más profundo de ella, sabía que tenía que contárselo. Había retrasado demasiado esa conversación.

Sí, su madre sabía del rompimiento, pero no estaba enterada de la historia completa. Lo poco que le contó iba sobre que ella y Parker terminaron solo porque sí, porque esas cosas pasaban. No quiso contarle la verdad porque no quería hablar de lo que realmente había sucedido. Le avergonzaba cómo su madre pudiera verla, le avergonzaba hablar de Josué frente a ella porque nunca hablaban de él, no quería regresarlo de nuevo a sus vidas, porque las cosas estaban bien. Estaban, en pasado. Bianca tampoco sabía de la existencia de Karla.

Era mucho lo que no le había dicho, porque no sabía cómo hacerlo.

—Yo... —inspiró aire profundamente y cuando exhaló, salió un suspiro entrecortado—, rompí con Parker porque —se quedó callada y miró hacia arriba antes de volver a hablar—, porque de alguna forma se cruzó con Josué y se enteró de que tiene una hija, que casualmente es su alumna porque la vida me odia y el mundo es un pañuelo. Y él decidió que era buena idea ayudarles, a pesar de todo.

Bajó la vista para leer la expresión de Bianca, quien había palidecido de repente y la miraba como si no estuviera hablando en serio.

—¿Josué tiene otra hija?

Miranda asintió.

—¿La conoces?

Volvió a asentir.

Bianca se quedó en silencio, claramente sin saber qué decir. Genial, la única persona a la que probablemente Miranda iba a hacerle caso, no tenía nada que decirle.

—No soy quien para opinar en esto —su mamá apretó los labios en una fina línea y suspiró—, porque es tu vida y yo hace mucho tiempo que dejé atrás lo que pasó con Josué, pero no sé qué tan atrás lo has dejado tú.

Algo hermoso |Amar de nuevo 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora