27. Favores delicados

88 14 115
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Miranda había sido bastante clara: no quería tener nada que ver con su padre.

Y ahí estaba Parker, ofreciéndole una taza de café al hombre. Aunque, desde su punto de vista, darle café no suponía el comienzo de una amistad con él. Sobretodo porque Josué ni siquiera le agradaba, solo estaba siendo educado antes de echarlo de su casa.

Se había marchado de casa de Miranda a eso de las cinco de la mañana para poder ir a la suya y ver como estaban yendo las cosas por ahí antes de ir a la universidad. Alejandro logró irse sin que le dijera algo de la noche anterior solo porque Parker estaba muy agotado mentalmente como para discutir.

El resto de su noche con Miranda no había ido muy bien.

Después de la pequeña discusión entre ambos, luego de haberla abrazado un largo rato y a pesar de que no discutieron más, el ambiente estuvo bastante tenso. Cuando decidieron irse a dormir, Parker se quedó mirando el techo un largo rato, intentando conciliar el sueño. Asumió que Miranda, quien estaba volteada hacia el otro lado, estaba dormida ya. Resultó que no, y pasado un buen rato de puro silencio, se dio la vuelta y lo abrazó, apoyando una de sus mejillas sobre su pecho. Lo único que Parker se sintió capaz de hacer fue levantar su brazo derecho y acariciarle el cabello hasta que se quedó dormida.

A él, por otro lado, le costó más tiempo poder dormirse.

Así que no estaba de muchos ánimos para discutir. Ni para aguantar mal comportamiento de Josué en caso que lo hubiera. Así que necesitaba despacharlo pronto.

La razón por la que le había pedido a Alejandro que llevara a Josué a su casa era porque Karla vivía alquilada en una residencia estudiantil y su papá estaba demasiado borracho como para que ella lidiara sola con él. Así que, en el bar, habían acordado que Lucas se encargaría de llevar a su estudiante a la residencia mientras que él y Alejandro se harían cargo del desastre que era el tipo en ese momento.

Y por supuesto, a Alejandro le tocó cuidarlo porque él lo había golpeado en primer lugar. Aunque Parker tampoco podía culparlo. La escena de Josué degradando e insultando a su hija todavía le hacía ruido en la cabeza. Comprendía que Miranda no quisiera saber nada de él.

Aunque, como le había dicho Alejandro la noche anterior, Josué estaba preguntando por ella. Y Parker no comprendía por qué después de tanto tiempo. Y para qué.

El hombre bebió un sorbo de café y luego lo dejó a un lado. Cuando lo miró directamente, pudo notar que Miranda tenía el color de sus ojos. Ella era la viva imagen de su madre, pero tampoco se podía negar su parentesco con Josué.

—¿Como está mi hija? —preguntó el hombre, sonando la nariz cuando respiró.

—Karla está bien. Debe estar en la universidad justo ahora.

Él negó con la cabeza.

—Miranda. Mi hija mayor. Escuché que eras su novio.

Así que después de todo no había estado tan inconsciente la noche anterior. Parker se frotó las manos con incomodidad y miró hacia otro lado antes de responderle. Luego, apretó los labios y lo miró de nuevo, asintiendo lentamente.

Algo hermoso |Amar de nuevo 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora