39. Bajo las Nubes Flotantes

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Doce uvas

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Doce uvas.

Doce campanadas.

Fuegos artificiales.

Copas de champán chocando entre sí.

Y un beso justo a medianoche.

Esa fue la despedida perfecta para un año que había sido inolvidable. Y la bienvenida a un año que sería mucho mejor.

Después de fin de año, los días transcurrieron rápido. El regreso de Miranda y Parker la primera semana de enero no fue tan tranquilo como ellos hubieran querido. Un par de visitas a Bianca para recompensar la ausencia de su hija durante año nuevo, el regreso de Parker a la universidad justo un día después de haber vuelto de viaje y salir a última hora a comprar vestidos para la graduación de Miranda.

Miranda, quien había estado en una nube de felicidad los últimos días, tan arriba, que se había olvidado por completo de los dos actos de grado que tenía en pocos días. Eran tres, en realidad: una misa, la entrega de medallas y la entrega de su anhelado título. Pero ella no iría a la misa, así que era uno menos. Y para ninguno de los dos restantes tenía que ponerse.

También se había olvidado de otra cosa. Una conversación con Parker que tenía pendiente. Y que se le vino a la mente justo en el momento en que estacionaba el carro en el aparcamiento de la universidad.

—Hay algo que no te he dicho —soltó, volteando a ver a Parker en el instante en que este se quitaba el cinturón de seguridad.

—¿El qué? —la miró con curiosidad.

—Hablé con Karla. Decidimos que empezaríamos de cero, como amigas. Porque eso de que sea mi hermana aún es demasiado para mí y debo tomarme las cosas con calma. Pero es algo y pensé que te gustaría saberlo. Antes de que te la encuentres en el salón de clases y te lo diga ella misma.

—¿Por qué no me lo habías dicho? —La voz de Parker sonó suave y la expresión tranquila en su rostro le hizo saber que no estaba ni un poco molesto por eso.

Miranda se encogió de hombros, bajó las manos del volante y las unió sobre su regazo, mirando a Parker con una media sonrisa.

—Porque no volé tantos kilómetros para decirte que decidí ser buena con ella. Lo hice por ti, y por nosotros. Y cuando me dijiste que no te meterías más en eso, me gustó. Me gustó el hecho de que quisieras perdonarme porque me amas, sin importar todo lo demás, y no porque haya tomado una decisión que tú querías que tomara. Tampoco hablé con ella para que me perdonaras, la verdad. Lo hice más que todo por mí. Para, ya sabes, quitarme ese peso de encima. Es una buena chica, como dijiste, lamento que tuviéramos que pelear así para decidirme a hablar con ella.

Parker asintió con comprensión y su mano buscó la de ella, haciendo que sus dedos se entrelazaran y que una sensación de calidez se instalara en el pecho de Miranda.

Algo hermoso |Amar de nuevo 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora