17. Luces nocturnas

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—Teniendo en cuenta de que no lo han hecho desde Cancún y que él posiblemente no se acuerde, vas a tener una larga noche. Ya sabes, hasta que recuerde —Soltó Verónica desde la cama mientras se pintaba las uñas.

Miranda soltó una risa a la vez que registraba su armario en busca de algo que ponerse.

—Espero que así sea. ¿Debería ponerme alguna ropa interior en particular? —preguntó, alzando las cejas y mirando a su amiga.

Verónica lo pensó un momento.

—Depende. ¿Crees que será suave o que te arrancará la ropa en un sólo movimiento? —Sus ojos grises brillaron con diversión y luego sacudió la cabeza—. No, no me respondas. Es obvio que se van a arrancar la ropa sin contemplaciones. Así que no verá la ropa interior que te pongas.

—Debería llevarte la contraria y decirte que Parker siempre es suave. Pero no.

—¿Cuántas veces lo hicieron en Cancún como para que sepas eso?

Miranda se sentó al lado de Verónica y se encogió de hombros, pero sin evitar que una sonrisa se hiciera presente en su rostro.

—Lo suficiente, para ese momento.

Verónica asintió con una sonrisita cómplice en los labios y luego volvió a concentrarse en sus uñas.

—Doy gracias porque una de las dos esté teniendo relaciones.

—Lamento que ya no pasemos casi tiempo juntas.

Verónica comenzó a soplarse la mano izquierda y luego alzó la cabeza para que Miranda viera como ponía los ojos en blanco.

—Estás pasada de gafa. No te preocupes por eso. Tienes lo del proyecto, el trabajo y además a un médico que está buenísimo. No encuentro lógica para culparte por ello. Además, yo he estado full en la tienda. Luis ha lanzado promociones de tatuajes y perforaciones y va demasiada gente, lo cual agradezco porque mantiene mi mente ocupada. Así que estamos a mano.

—¿Sabes qué? Deberíamos tener fin de semana de chicas. Iremos al cine, o podemos ir a una fiesta o simplemente quedarnos aquí, obligar a Daniela a que nos cocine algo y ver películas.

—Me gusta el plan de que Dani cocine.

—Y a mí.

—Me encargaré de llamarla, y a Natalia. Tú hoy ve con Parker. Y no te sientas mal por pasar tiempo con él. Si Eric estuviera aquí sabes que me la pasaría más en su casa que acá contigo. O él estaría mucho tiempo aquí, en mi habitación. Oh Dios —Verónica echó la cabeza hacia atrás—, ya ni siquiera sé qué es besar.

—Ahora que lo mencionas, ¿has hablado con él?

—Hablamos casi siempre —Verónica asintió—. Pero por ahora somos amigos, hasta que regrese, si es que regresa o si es que no consigue a alguien mejor que yo mientras está fuera.

Algo hermoso |Amar de nuevo 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora