Todo está bien creo.

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(Ren)

Apenas y puedo abrir los ojos, mis párpados pesan como una tonelada o más, ya ni estoy segura de ello. Mis extremidades pesan igualmente y me siento algo entumecida. El suave y conocido crujir del colchón de mi cama me hace detenerme. ¿Mi cama? Me pregunto sin entender. Intento moverme pero parece imposible y me detengo. A mí alrededor todo sigue igual de ordenadamente desordenado de como lo dejé en la mañana al ir a clases. Las luces amarillentas con toques anaranjados están apagadas, y la única fuente de luz que se cuela por la ventana son los rayos del sol de la mañana. El techo con el dibujo de las constelaciones es el mismo que veo todos los días al despertar en está casa, en la casa de mi padre. Respiro profundamente y cierro los ojos de nuevo.

- ¿Qué se supone que ha sucedido? -me pregunto-. ¿Por qué estoy aquí y no en el instituto?

El crujir de la puerta al abrirse levemente me hace abrir los ojos de nuevo. Intento volver a moverme pero no lo logro y caigo de nuevo en la mullida almohada. El suave crujido del colchón se escucha mi lado y un suave y calido bulto se sienta encima de mi estómago. Apenas y lo puedo ver. Aquel pequeño bribón que todas las semanas que viene a posarse en mi ventana había logrado entrar en mi casa. Una pequeña sonrisa se posa en mis labios. De color negro, exceptuando por supuesto su panza y las patas, un gato algo sucio me observa con sus iris amarillentas y pupilas redondas y negras con atención, moviendo su cola de un lado a otro.

- ¿Qué haces aquí? -le pregunto y el salta al suelo.

Es como si su sola presencia me haya hecho sentir mejor, logro levantarme y comenzar a caminar tambaleante. El pequeño montón de pelo avanza y se detiene cada vez que yo lo hago. Si voy a la derecha él vuelve y me hace cambiar de dirección. Tambaleante bajo las escaleras y siguiéndolo aun sin entender el porqué lo hago. A cada paso siento como si mi cuerpo comenzara a tomar más fuerza. Ya no estoy tan débil. En la cocina entra el pequeño y se acerca a un plato vacío, a un plato de perro de color rojo vacío a un lado del refrigerador. Si este montón de pelo está aquí, ¿Dónde está Ada entonces? me pregunto mientras tomo asiento en una de las sillas de madera del centro de la habitación. El gato regresa conmigo y comienza ronronear y a frotarse contra mi pierna derecha, haciéndome cosquillas sus cortos cabellos en mi pierna desnuda.

- ¿Qué ocurre Mik? -pregunto, hacía más de un mes había decidido llamarlo así, y al parecer él esta de acuerdo conmigo de que le queda bien.

El gato se aleja de mi y se acerca al plato de Ada de nuevo. Quieres comida, ¿eh? Levanto una ceja y hago una sonrisa ladina.

-Vamos a ver que hay por aquí -Me levanto de la silla con un suspiro y me acerco lentamente a los gabinetes lentamente-. Creo que hace unos días vi algo de atún por aquí -Me hinco y abro el gabinete. Hay algunas cajas de cereales, algunas pastas y en toppers algunas legumbres-. Nada por aquí -le anuncio, volteando por un momento y viendo como se acerca lentamente.

Continúo mi búsqueda por los gabinetes, hasta encontrar una lata de atún en el fondo de uno de éstos. Veo la fecha de caducidad. A penas y alcanza. Abro la lata y me acerco al plato, vierto en éste el contenido de la lata y después la dejo sobre el fregadero. Mik se va de inmediato a comer, rápidamente. Cierro el gabinete y me acerco al refrigerador donde hay una nota pegada con la pegada escritura de mi padre.

"Querida Renée:

No te quise despertar esta mañana por lo mal que te veías ayer al regresar a casa, y por lo mal que te seguías viendo esta mañana.

Hay comida en el refrigerador. Gabriel y Elizabeth están en la escuela, Elizabeth irá a visitar a tu madre y Gabriel estará aquí en la tarde. Regresaré lo más pronto que pueda.

Historia de Winwilds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora