Fuera de lo usual.

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(Mar)

No puedo dormir. Ya es lo bastante tarde como para tener cansancio suficiente para dejarse llevar por él. Evitando cualquier problema presentado en el día, pero aquellos "problemas" me impiden conciliar el sueño. Me siento en la cama y echo un vistazo a mi alrededor. Todo está en penumbras. No hay ruidos estridentes que provienen del exterior. El pasillo silencioso al igual que la habitación contigua a la mía, donde mi madre está en cama. Seguro que si estuviera despierta los ruidos que hace cuando ordena sus miles de papeles me podrían distraer. Pero el silencio llega a ser sumamente aburrido. Exasperante. Me pongo de pie y arrastro mis pies hacia la ventana. Quito la cortina, haciéndola a un lado donde no me estorbe la vista. Abro la ventana permitiendo que el viento, que está haciendo murmullos junto con las hojas de los árboles cercanos, enfríe más rápidamente de lo que me imaginé en un primer momento mi habitación. Dejo salir un suspiro. Cierro los ojos un momento, intento concentrarme. Ganar cansancio que me permita dormir, pero no funciona. Lo he intentado toda la noche y no ha funcionado.

La alarma de mi celular me alerta. Me acerco a mi escritorio y veo que tengo un mensaje de alguien. "¿Qué quieres?" Dice. Ruedo los ojos. Yo no había enviado un mensaje y quien me enviaba este era de alguien a quien, al parecer no le agradaba la idea de que le hablara ni a esa hora. La última vez que me hizo esto... Un vago recuerdo de algo hace unos meses atrás pasa por mi mente. En las noches ella quería enseñarme algo, le enviaba un mensaje a alguien desde mi celular o un Mail desde la computadora. La persona contestaba y yo sólo leía los mensajes que ella enviaba y recibía, en sí sin enterarme de nada más. Esa vez me metí en algunos problemas con aquellas personas con las que estuvo en contacto, pero esta vez parece diferente. Conocía a las personas a quienes les mandaba los mensajes, mínimamente tenía sus teléfonos, pero ahora es un teléfono desconocido. Me quedo con la mirada fija en la pantalla y la desbloqueo. Leo el mensaje que "envíe".

Soy Marisol, una compañera de la escuela, espero no molestarte y lo siento si te he despertado pero necesito algo.

No puede ser más ridículo. ¿A quién le envía el mensaje?

En serio, ¿Qué es lo que quieres Mar?

Me llega otro mensaje. Me da ganas de escribir, ¿quien eres? mas creo que sería absurdo para él o ella.

—Escríbele lo que quieras —digo, pero no está aquí, o al menos no en estos momentos.

Espero uno o dos minutos más, pero no hay ni un comentario de la otra línea ni tampoco va a escribir nada, ha desaparecido me burlo.

—Vale, si no quieres hacer nada, yo menos lo haré -Bloqueo el teléfono y me acerco de nuevo a la ventana, dejándolo de paso en donde estaba antes. Pero apenas llego vuelve a sonar la maldita alarma. Regreso sobre mis pasos. En la pantalla está el mensaje.

No sé si puedo ayudarte con un misterio. Dime que quieres ahora, porque si no lo haces no te ayudaré jamás.

Claro, como si quisiera tu ayuda pienso con sarcasmo. Lo admito no sé quien es, pero su forma de escribir se me hace un tanto. Tal vez sí que sea alguien a quien conozco.

Sonrío. Eso puede ser una buena distracción. Desbloqueo el teléfono y comienzo a teclear.

-.-.-.-

No tardé en darme cuenta que a esa persona no le agradaba. Y que ella no estaba de acuerdo conmigo en mis respuestas, siempre que estaba apunto de enviar el mensaje ella los borraba -cada uno de ellos- y escribía lo que se le pegaba la gana. Preguntó cosas de matemática, historia y español. Quien me contestó al parecer era alguien directo, que intentó dar la mayor información en cada uno de sus mensajes, resumiendo los temas lo mejor posible y dando ejemplos. No tenía duda de nada de lo que había preguntado, me lo sabía todos de memoria. Sabía su utilidad, cuando sucedió, el procedimiento, me lo sabía pero no pude decirle, ella borraba y escribía como si fuera una estúpida. Lo último que me envió dando por terminada la conversación fue un "espero que te haya ayudado, si tienes duda la próxima vez puede acercarte a mí en la escuela o enviarme un mensaje pero más temprano". Cuando dejamos de enviar mensajes fue aproximadamente a las tres de la madrugada, o más. No tenía sueño ya, aquel suceso me había despertado.

Historia de Winwilds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora