Halloween. Es solo un juego.

106 2 0
                                    

(Ren)


Tap, tap, tap, tap, es el sonido que produce mi lápiz al golpear la madera de la mesa. Tengo el cuaderno de Español abierto en las preguntas de este día, el último de esta semana. Mis ojos se posan en el pizarrón. 31 de Octubre dice en una orilla. Treinta y uno de octubre, el día donde se celebra… algo pienso sin darle importancia. El treinta y uno de Octubre es de los días que más odio a lo largo de todo el año, creo que aparte de no verle sentido alguno, lo odio por los repulsivos disfraces que muestran las tiendas y se ponen las personas. Maire y Sam están haciendo algo, sin intercambiar palabra, Flor esta leyendo (como siempre), y Kat trae unas monedas entre las manos.

— ¿Qué haces? —le pregunto, muevo un poco mi silla para estar más cerca de ella.

—Nada —deja caer las monedas.

— ¿Eso es nada? —señalo las monedas. Ella sonríe, y las recoge. Se queda viendo las monedas y luego las vuelve dejar caer.

— ¿Aburrida? —pregunto, de nuevo.

—Algo —Se voltea para verme, le sonrío. Nos quedamos calladas un rato y luego exclama con el rostro iluminado—. ¿Te acuerdas del juego de las monedas?

— ¿Cuál?

—El de… —se queda pensando—... un fantasma —duda. Niego con la cabeza. Aunque se me ocurren algunos, no se el procedimiento para jugarlos, ni ninguno que implique monedas.

— Marie —la llamo, ella sube su cabeza para hacerme caso—. ¿Te sabes el juego de las monedas?

— ¿Cuál? ¿El de Charlie, Charlie? —Kat asiente con la cabeza, emocionada. La sigo, pero más tranquila.

— Sí, ese —afirma Kat.

— Ah es fácil —se encoge de hombros—. Solo tienes que decir, Charlie, Charlie ¿puedo entrar a tu juego? Y si las monedas se ponen en águila es sí, en cambio en sol es no. Y uno y uno es tal vez.

Kat agarra de nuevo las monedas y las agita un poco.

— ¿Es Charlie, Charlie, puedo entrar a tu juego? —le pregunta a Marie para confirmar, ella asiente—. Charlie, Charlie. ¿Puedo entrar a tu juego? —. Deja caer las monedas, y ambas se ponen en águila—. ¿Eso es un sí, verdad?

— Sí.

—Yo quiero jugar —digo rápidamente y agarro las monedas, las agito y antes de dejarlas caer suelto un suspiro—. Charlie, Charlie ¿Me dejas entrar a tu juego? —. Dejo caer las monedas y se pone una en águila y la otra en sol; tal vez.

—Tal vez —afirma Marie—. Yo entro también —Ahora ella agarra las monedas y las agita—. Charlie, Charlie. ¿Me dejas entrar a tu juego?

Es solo un juego, no es real. Sonrío, a Marie le sale tal vez también. Kat agarra de nuevo las monedas y pregunta algo X, luego me va de nuevo y pregunto si puedo entrar, de nuevo: tal vez, responde por segunda vez. Le paso las monedas a Marie y ella pregunta.

El escándalo de mis compañeros se calma y veo como todos entran al salón antes que la maestra de Literatura. Esa señora se sienta y comienza a pasar lista, todos los que traemos libros lo alzamos cuando menciona nuestro nombre. Soy la última mencionada y la primera en leer en voz alta, dando inicio a la clase. Al terminar la lectura me siento de nuevo en mi silla y veo como Sam se agregó al jueguito, las tres están preguntando cosas X.

— ¿Puedo? —le pregunto a Kat, extendiendo mi mano para que me entregue las monedas.

—Claro —Y siento como el calor de nuestras manos no las ha calentado aun—. Charlie, Charlie. ¿Puedo entrar a tu juego? —dejo caer las monedas, después de agitarlas un poco entre mis manos. Tal vez, vuelve a salir.

Historia de Winwilds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora