Tu turno.

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Este capítulo está dedicado a Sofi (Sofiaglz), espero que te guste y no me mates, :)

Bajo el lápiz cuando término de rellenar los alveolos. Miro a mi alrededor, cuadernos apilados en las esquinas más lejanas a nosotros, al igual que mochilas y bolsas. No se nos permite hablar, jugar, leer, ni levantar la vista del pedazo de papel que tenemos que contestar. Volteo mi hoja de respuestas, cubriendo todas mis respuestas. Hurgo en mi bolsillo y saco una pequeña pluma y un pedazo de papel de cuaderno. De un lado con mi letra están escritas mis suposiciones de lo que debemos hacer para arreglar lo que hemos hecho, pero no encuentro el sentido ni relación alguna. Estás exagerando, no hemos hecho nada recuerdo lo que me dijo Marie, no me tranquilizó en lo absoluto su comentario, ¿acaso me estoy volviendo loca?

- ¿Quiénes no han finalizado aún? -pregunta el profesor con cansancio en la voz. Levanto un poco los ojos, la mayoría no ha finalizado.

Siento los ojos del profesor encima de mí, escondo el papel en la manga de mi suéter y comienzo a llenar la agenda con puras tonterías. Vete, vete le digo mentalmente, sé a la perfección que no me escucha, pero, no era de más intentar. Quiero que se distraiga. Como si, en esta ocasión, hubiera sido escuchada un objeto rompe la ventana y se estrella contra el pizarrón, de inmediato levanto la cabeza. Nos quedamos inmóviles y en silencio, atentos a lo que ha sido el pequeño estruendo. Las dos chicas que están a un lado de la ventana rota tienen los ojos abiertos como platos, sorprendidas a más no poder. Parece que no quieren moverse en lo absoluto. Intento decir algo, pero no siento las vibraciones de mis cuerdas vocales. Me levanto y todos siguen inmóviles a mi alrededor. Estoy dispuesta a ir en donde están mis compañeras, no obstante su inmovilidad me alarma u decido cambiar mi rumbo al pizarrón, alejándome de todos. Veo el suelo, y ahí, tirada hay una piedra. La levanto y al acercarla a mi cara, para verla mejor, se deshace dejando en su lugar un par de monedas brillantes.

- ¡Ren! -exclama Kat. Sus manos agarran las mías, cubriendo el brillo de las monedas.

-Kat -murmuro, ahora puedo hablar.

-Ren, despierta -me dice Kat. Mi vista sube hasta toparse con sus orbes cafés, los cuales el brillo es mínimo y su cara está pálida.

-Ren, despierta -repite.

- ¿Kat?

-Ren, ¿sigues ahí? -pregunta, es como si no estuviese enfrente suyo, como sí mi voz y mi tacto no existieran.

-Por supuesto que sí, Kat, estoy aquí -mi voz es un susurro.

-Ren -su voz se quiebra.

Escucho el llanto, pero no es Kat quien lo produce, son las paredes, son los objetos, son las demás personas con aquella cara inexpresiva.

- ¿Kat? -Ella hace una expresión triste.

Quito la manos de Kat de encima de las mías, sin embargo no la alejo. Abro sus manos y dejo caer las monedas en ellas.

-Kat -la nombro, pero, mi voz se me va. Ella asiente entendiendo un mensaje que no yo misma sé de qué trata. Cierra las manos en torno a las monedas y desaparece, al igual que el salón y mis compañeros.

Me quedo sola, en un fondo negro. Ya no siento un suelo que me sostenga en pie, es como sí cayera pero no lo hago. Así me siento normalmente me digo algo sorprendida. Extiendo mi mano hacia lo que creo que es el arriba. Que alguien me detenga, por favor suplico. Comienzo a sentirme cansada, mis ojos se van cerrando por los pesados que se vuelven mis párpados. Por favor, que alguien me salve es lo último que pienso antes de sumarme en la total oscuridad. Ya no siento mis ojos, poco a poco mis extremidades desaparecen también. Estoy desapareciendo.

Historia de Winwilds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora