Fin.

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(Ren)

El viento me revuelve los cabellos. También haciendo que tome en cuenta que sería mejor cortármelo pronto. Me siento algo nerviosa, siento que seguimos en el camino de la locura, pero, mientras sea con mis amigas no me interesa tanto a dónde nos lleve.

— ¡Ren! —escucho la voz de Marie desde lejos.

Volteo a la derecha. Al final de la calle, entre pantalones deportivos, sudaderas y tenis se acercan mis amigas. Es una gran escena para mí, que me siento más segura.

—Hola.

Les sonrío. Son Sam, Kat, evidentemente Marie (quien no me dejaría hacer esta locura sin ella), también Ivonne e Iván. Alice y mi hermano Julián se habían quedado en casa, junto con mi padre y mis otros hermanos, a pesar de que me insistieron en venir, les dije que no, era gran parte mi problema (y la otra parte de mis otras amigas e Iván). Y todos ellos están aquí, saludándome entre abrazos y besos, también algunas sonrisas y con emoción... estoy segura que también están bastante nerviosos sin embargo es mejor que se quede en emoción.

—Espero regresar a casa en la tarde, porque he prometido llegar antes de la cena, y tengo cosas que contarle a Alice.

— ¿Ahora sí le vas a hablar?, porque no creo que se vaya a ir de la ciudad hasta que lo hagas —bromea Marie, quien vuelve a abrazarme con mayor fuerza.

Me rio, que necesito hacerlo después de tantas cosas malas.

—Sí, claro.

—Bueno, entonces qué hacemos capitán —continúa bromeando, nada más que ahora es Ivonne, quien además de su comentario ha dado una sonora palmada.

Después de regresar a casa junto con Alice. Ella y yo nos fuimos a platicar con Julián exclusivamente sobre el caso y le tuve que contar la historia de todo lo que había pasado a lo largo del ciclo escolar. Mi hermano mayor agradeció que le creyera en un inicio, aunque terminó por regañarme. No le gustó que acabara envuelta en un lío parecido al suyo. Con él y Alice pudimos hacer un plan de menos de diez pasos para acabar con todo esto. Un solo fantasma y quemar sus huesos, así ya no regresaría. Julián se encargaría de los huesos del otro, el de la chica del auto. Y donde estarían los huesos de Lucinda sería enterrados en el viejo edificio de las plantas en el instituto.

Así que aquí estamos de nuevo. A punto de bajar por tercera vez a aquel lugar que sigue siendo borroso para mí.

Suspiro y veo a mis amigos. Igual me alegra de ver a Iván con nosotras de nuevo. Aunque si lo pienso un poco más, siento que él no nos guiará en lo absoluto.

—Chicos —los llamo, ya que la mayoría han empezado a hablar o entretenerse en el celular, por no decir que todos.

— ¿Sí?; ¿Qué?; ¿Mande? —me contestan y yo sonrío.

Okey, creo que estamos listos.

Hacemos lo mismo que la última vez: nos aventamos al hoyo apestoso. Unos tantos minutos después nos encontramos rodeados de la luz de celulares y oscuridad por pasillos. Simplemente espero no tener que dar mil y un vueltas como la vez pasada.

Ahora Sam se ha quedado hablando entre susurros con Iván y Katherine. Aunque Marie está a mi lado, de vez en cuando queriendo asustarme. Ivonne es la que nos guía, a ella fue quien le di muchas indicaciones, y espero no haberla confundido demasiado, pero si yo hubiese estado en su lugar desde el inicio no tendría idea a dónde ir.

— ¿Cómo vamos? —me atrevo a preguntar, pero, como siempre nosotros no somos unos expertos en nada.

Veo la silueta de Ivonne encogerse de hombros. Seguramente tampoco sabe.

Historia de Winwilds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora