La niña sarcástica

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Desafortunadamente no pudo arrastrarlo por el pelo durante todo el camino debido a las miradas juiciosas de los adultos. Acarreó el cuerpo insconciente de Baji hasta llegar al hospital más cercano. Ya no estaba en Shibuya sino en el barrio de Shinjuku. Lo sabía porque no reconocía ninguna de las calles por las que pasaba y por el letrero no tan discreto de <<Shinjuku>> en las paredes de las calles más concurridas. 

Dejó el cuerpo de Baji a manos de las enfermeras del hospital y pagó rápidamente la factura del hospital mientras chasqueaba la lengua en disgusto. Extrañaba la seguridad social de Europa, donde no tenía que pagar tanto para que cuiden de tí. No pudo usar su tarjeta de crédito negro porque su abuela fácilmente lo podría rastrear, así que gastó su dinero de bolsillo. 

Se le cayó alguna que otra lágrima. Desperdició su dinero para bocadillos en ese psicópata. Y no había que hablar de su difunta moto. Pura chatarra derretida a esas alturas. 

Se le marcó la vena de la frente de nuevo ante ese pensamiento. Había perdido su único método de viaje aceptable para él. Había llegado a amar las motos después de acostumbrarse a usarla, así que la idea de tomar un taxi o un autobús le dio escalofríos. 

Caminó por las sinuosas y oscuras calles de Shinjuku, perdido en sus pensamientos. 

En sus cavilaciones no vio el pequeño cuerpo acurrucado contra el muro hasta que pasó a su costado y golpeó una botella de cristal hacia su dirección. 

Atraído por el sonido giró su cabeza para ver una cabellera de color blanco. Parpardeó como un buho por unos segundos hasta registrar que estaba mirando a una niña de su edad, dormida. 

Se rascó la cabeza en contemplación. Ya era muy de madrugada y no era normal que una niña tan pequeña estuviera sola en esas calles. Pero aún así, las costumbres no desaparecen de un mes a otro. Fue una rata callejera y ser una rata callejera significaba no meterse en los asuntos de los demás, algo que algunos (cof cof, rubios cabrones, cof cof) no entendían. 

Dio unos pasos para irse de esa calle y sacar de su mente a la niña desamparada. El destello de la sonrisa de su abuela lo dejó paralizado. 

Gimió por lo alto, con las manos en la cara para esconderla.

- Joder abuela, te odio - masculló. No era una buena persona, pero intentaría ayudar a la niña para compensar la ayuda que le dio su abuela. Era solo equilibrar el karma, ¿verdad?



- Niña, oye, niña, despierta. 

Zarandeó el cuerpo de la niña intentando despertarla gentilmente, pero no conocía su fuerza y casi la tiró al suelo. Se despertó y lo primero que percibió de ella fue la mirada en blanco.

Recibió un puñetazo sorpresa en la nariz.

¡CRASH!

Aoi gritó indignamente, haciendo eco en la calle. 

- ¡MI NAGIZ! - Aoi lagrimeó. Dios, ¡¿qué te hice para merecer esto?! ¿No fue suficiente con Baji?

La niña lo miró conmocionadapor el grito por unos segundos. 

- ¡Ah! -Abrió ampliamente los ojos. (Aoi notó sus largas pestañas y sus coloridos ojos verdes. ¿Se volvió gay?)-. ¡GOMENASAIIIIIIII! 



Con un pañuelo en la nariz y con la niña a su costado caminando tranquilamente, Aoi intentó comenzar una conversación.

- Entonces.. ¿cómo te llamas?

- Senju, Akashi Senju. 

- Encantado de conoserte, Akashi-san, soy Yamamoto Aoi. ¿Estás perdida no? 

- No, solo quería dormir en la calle - el sarcasmo que salió de la boca de Senju lo tomó con sorpresa. Aoi recibió una mirada sucia de la peliblanca.

Aoi levantó las manos para apaciguarla.

- Vage, vage, entiendo - pasaron unos segundos y el silencio se asentó entre ellos. Solo el sonido de sus pasos resonaba en la calle. Aoi apretó el paño alrededor de su nariz para que dejara de sangrar. 

Su nariz no se movió de su lugar aunque se rompió, eso contaba como buena suerte, ¿no? Aoi suspiró, tendría que visitar nuevamente el hospital. Sus ahorros menguaban por segundos. 

- Yamamoto-san. 

- ¿Sí?

- ¿También estas perdido? 

- Sí - declaró sin rodeos. 

Senju le chasqueó con la lengua, mirándolo como si fuera una mierda en el camino. 

- ¿Qué migas enana? - la mirada que le dio le cabreó. 

- Eres tan útil. 

Avanzaron sin rumbo fijo en la noche, Aoi intentando no romperse y pegar a Senju. Pequeña mierda sarcástica. 



( Y así, Aoi conoce al futuro presidente de Brahman . Aunque en ese momento no lo supo, porque solo vio el anime. Debería haber sabido mejor que tentar el destino siempre terminaba mal.)




~ Editado [12/11/21]

¿Quién sabe...? [Tokio Vengadores x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora