Mi esperanza, rota, como mi billetera.

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Cuanto más lo pensaba Aoi, más sentido tenía. 

¿Era normal que una niña que ni siquiera estaba en la adolescencia tuviera el pelo blanco? Ni siquiera parecía blanqueado porque hasta sus pestañas eran blancas (las cuales perfilaban perfectamente sus perfectamente azules ojos), no parecía tener albinismo porque eso involucraba mucho más que el pelo blanco (como la palidez innatural).

No, no era normal.

Pero para un personaje de un anime, sí podría. 

Cada segundo que pasaba a su lado caminando en las oscuras calles, Aoi perdía más y más las esperanzas de que ella no estuviera involucrada en la trama. Con el pañuelo todavía tapando la mitad de su cara, miró de reojo a la chica. 

No sabía mucho más de ella que su nombre, que estaba perdida y que era una pequeña mierda sarcástica. 

Su mano tembló ante la idea de que se estuviera internando más en la mierda que era ese mundo de delincuentes juveniles. Aunque considerando que su familia estaba involucrada en la yakuza, tenía mucho en sus manos. Pero eso no significaba que quería meterse entre adolescentes que se mataban ante el mínimo golpe a su ego. 

Aoi siseó de dolor, su nariz se había movido un poco debido a que su mano inestable. 

- ¿Reconoces algo? - preguntó el pelinegro mientras intentaba alejar el dolor punzante.

- Nop. 

Dejó escapar un largo suspiro ante la respuesta de la pequeña, habían estado caminando por media hora entre callejones en busca de una calle principal, pero parecía que Shinjuku era mucho más desorientador de lo que en un principio pensaba. 

Ahora que lo pensaba, era extraño que no encontrara a ninguna persona en la calle aunque fuera de madrugada. Hasta los delincuentes que normalmente frecuentaban las esquinas no estaban por ninguna parte. 

Aoi meditó por unos minutos en silencio.

- ¿Sabes pelear? 

Senju le mandó una mirada rara ante la pregunta pero respondió después de que Aoi le fulminara con la mirada por unos segundos. 

- Si no supiera pelear no te habría roto la nariz, baka. 

El párpado de Aoi tembló. Qué día más terrible estaba teniendo para que empezaran a salir síntomas de estrés.

- ¿Por qué lo preguntas? - Senju lo miró curiosa ahora. 

- Por si tengo que defender tu culo plano. 

- ¿Qué has dich-.. - la cara de Senju prometía un sin fín de sufrimiento, pero Aoi no le prestó atención. Le cayó rápidamente golpeando su palma contra su boca, haciendo el gesto de silencio. 

Miró hacia la salida del callejón por el cual estaban. 

Ahí en frente, estaban reunidos un montón de delincuentes uniformados, con un hombre hablando en voz alta mientras estaba de pie en una pequeña plataforma formada por una caja de madera. Tenían hasta su propia bandera, aunque era muy cutre con una sola cruz roja ante un fondo negro. 

Senju le siguió la mirada, todavía cabreada pero un poco curiosa ante la mirada alerta del chico pelinegro. Apartó la mano de Aoi de su boca y se escondió tras unas cajas de cartón deshechadas. Aoi la siguió un momento después. 

- Ahora tiene sentido por qué no había nadie en las calles - le susurró Aoi. 

- Ooh... Mi hermano mayor me habló mucho de esto .- Comentó por lo bajo Senju, ojos brillantes fijados en los uniformes de los mayores-. Pandillas. Mi hermano estuvo en una de ellas.

¿Quién sabe...? [Tokio Vengadores x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora