Y así fue como empecé a vivir con Shinichiro

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Aoi abrió los ojos lentamente, estirándose como un gato entre las mantas que lo envolvían. Notó que su nariz estaba taponada, pero no sentía dolor, algo raro después de rompérsela. Sus manos se estiraron lo suficiente como para tocar un cuerpo caliente a su lado y con el corazón a mil y rezando para que no fuera el pequeño diablo, se giró.  

A primera vista podría haberlo confundido con un Mikey adulto dormido, pero como Shinichiro seguía vivo en esa línea de tiempo, Aoi concluyó que el hombre que dormía con él era el hermano mayor.

Su cara se distorsionó como si hubiera comido un limón, amargado. Sin entrar en pánico, recordó la "noche" anterior. 



Habían pasado horas desde que había acompañado a Senju a su casa. Buscó, en vano, un lugar caliente para dormir por esa noche. El barrio en el que vivía Senju era para personas adineradas, así que era imposible encontrar recoveco donde pudiera vivir un sin techo. 

Casi había desistido en su escapada solo por la idea perderse  las comidas caseras que le preparaba el chef de su abuela, Rufus, cada día. Babeó un poco al recordar las pastas italianas que hacía. 

Mientras intentaba quitarse la baba con el paño ensangrentado, un hombre caminó en dirección contraria a él. Segundos después, su sexto sentido notó una mirada a sus espaldas.  Antes de que pudiera girarse para ver a la posible amenaza, una mano tomó su hombro, impidéndole caminar más allá. 

- ¿Qu-..?

- ¿Aoi-chan?

Aoi se congeló. No por que ese desconocido supiera su nombre, sino por el sufijo -chan. Nadie más que su abuela tenía permitido llamarle así. Se volteó con la intención de reventar al iluso desconocido y para cuando reconoció la cara del hermano mayor de Mikey, su puño conectó con su entrepierna que estaba idealmente a la altura perfecta para ello. 

Aoi había levantado inteligentemente los dos nudillos del centro para hacer daño crítico. Desafortunadamente para Shinichiro, había sido efectivo.

- ¡¡Aaaaa a- !!

El chillido de niña que provenía del adulto le proporcionó vergüenza de segunda mano a Aoi, así que le tapó la boca rápidamente con su mano libre. No quería atraer ninguna atención no deseada a esas horas porque alertaría a la policía y después le echarían la bronca del siglo, lo cual llevaría a que su abuela se enterase, quien seguro lo castigaría cruelmente. 

( - ¡Recuerda, Aoi-chan, los Yamamato con la policía es como el aceite en agua, incompatibles, salvo en casos independientes donde los usamos a nuestro favor. ¡Un Yamamoto decente nunca es atrapado a menos que quiera ser atrapado! Y tú, no vas a ser el primero, ¿me escuchas? 

La abuela le amenazó con el dedo índice casi atravesando su caja torácica. )

Shinichiro se encogió en si mismo, con una mano en el hombro de Aoi y otra en su entrepierna. Sus ojos lloriqueaban mientras le daba una mirada de incomprensión y dolor a Aoi. 

Éste se sintió mal, pero no sintió ningún remordimiento, si no le hubiera asustado así no le hubiera destrozado sus genitales. 

- Lo siento. 

Mintiendo descaradamente, apartó la mano de su boca. 

- J-Jaa.. ¿Q-Quién creería tu disculpa con esa expresión?

Aoi desvió su mirada, indiferente. 

- Es el karma. 

- ¿Karma? ¿Qué karma? ¿Qué hice? - ahora con menos dolor, Shinichiro se estiró.

Ante esa pregunta, volvió su mirada hacia el mayor y le intentó asesinar con la mirada, infructuosamente. 

- Todo es culpa tuya, ¿por qué intercambiaste número con mi abuela, maldito asalta tumbas? 

Con ira apuntó a la cara de Shinichiro, quien tardó unos segundos en comprender el insulto.

- ¿Ah? ¿A-Asalta tumbas? 

- ¡Sí! Maldito playboy seguro que sabes elegir, ¿no? Encima de tirarme encima a tu diablo de hermano, te quieres aprovechar de mi abuela. Enfermo desgraciado.

Aoi escupió en el suelo, insultando el honor de Shinichiro sin ninguna piedad.

- ¡¿Qué estás diciendo, Aoi-chan?! - gritó sorprendido y consternado Shinichiro, después de unos segundos en el que su cerebro procesó la diatriba de Aoi -. ¡No soy ningún tipo de pervertido, lo juro! ¡A-Además, me gustan las mujeres jóvenes! N-No es que esté insultando a tu abuela, e-es hermosa y muy bonita y si tuviera menos añ- ¡Espera, Aoi-chan, la entrepierna no, por f-!

Aoi lamentó tener un gusto por lo dulce, pero eso no le impidió tirar toda la culpa a Shinichiro. 

Al final, había amenazado a Shinichiro para que no le contara nada a su abuela y lo dejara vivir con él unos días, porque todo su estrés eran culpa de él y por ello debía de asumir la responsabilidad. Un Shinichiro muy confundido y dolorido lo guió hacia su lugar de trabajo. Su nueva tienda de moto era, en pocas palabras, vieja, con telarañas y repleta de motos rotas. Se notaba la soltería del mayor a leguas, pobre bastardo. Además de donde se mostraba las motos arregladas y para vender, había otra habitación grande que parecía un garaje desordenado. Por último y por lo que había venido Aoi, poseía otra habitación más pequeña con una cama matrimonial donde dormía el mayor si no tenía ganas de volver a casa, y fue allí donde se desmayó Aoi después de quitarse los zapatos y calcetines. 


( Shinichiro suspiró cansadamente. Ya extrañaba el calor de su cama. No esperaba encontrarse con el amigo de su hermano pequeño a esas horas. 

Lo había reconocido aunque su cara estaba tapada por un paño ensangrentado. Había recibido un gran golpe en su entrepierna, dos veces, por su preocupación. Los niños hoy en día son muy desagradecidos, concluyó el mayor Sano.

Aoi se había desmayado minutos antes en su cama, y preocupado todavía por su nariz ensangrentada, tomó el botiquín que tenía guardado por si alguno de sus amigos ex-gansters o no tan ex-gansters volvían a ser golpeados. 

Trató la nariz del pequeño y se volvió hacia el garaje, tenía trabajo por hacer y seguramente Aoi no se despertaría por algunas horas. )


No esperaba la cara del mayor cuando despertó, pero considerando que no había más que una cama en la habitación y era casi de noche nuevamente,  podría darle algo de holgura al hombre. Holgura que terminó en 5 minutos, Aoi era demasiado misericordioso, de verdad.

Con una patada lo suficiente fuerte, Shinichiro hizo el mismo ejemplo de contorsión corporal en el aire que siempre hacía Mikey cuando Aoi lo tiraba de la cama. De hecho, eran hermanos. 

Fue el comienzo de una tendencia muy angustiosa para Shinichiro.




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Sí, hola, no desaparecí. 

No, no dejé el fanfic.

No, no he vuelto a hacer capítulos porque alguien me mandó una indirecta muy directa. 

Simplemente, me olvidé y para cuando lo recordé  ya habían pasado meses desde la última actualización. 

Para quienes esperan muchos capítulos después de esto, lo siento, pero mi inspiración más allá de este capítulo son pocas y hasta que no lea el manga de Tokyo Revengers, pocas actualizaciones habrá. 

Nos vemos, si hay ocasión, en otro capítulo. <3









¿Quién sabe...? [Tokio Vengadores x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora