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—Cameron... ¿Cómo vas con el italiano?

—Non so parlare molto, ma posso farcela— Leo me miró y volvió a mirar a los hombres que estaban hablando.

No sé hablar mucho, pero me las puedo arreglar.

—Mi fa piacere sentirlo.

Me alegra saber eso.

—¿Cómo van las cosas con Skyler?— preguntó, ahora en inglés.

—Normal, como siempre...

—Creo que no te he dado las gracias por haberla salvado.

—Sí lo hizo, señor.

—Entonces te las doy de nuevo... Skyler es el futuro de mi negocio, y si todo sale como lo planeado, me sacaré de delante a un enemigo.

—¿Puedo preguntar algo, señor?— llevaba unos días intentando saber si debía preguntarle a Leo sobre la propuesta de Giovanni.

—Por supuesto— respondió dándole un sorbo a su Martini.

—Usted sabe sobre la propuesta que Giovanni me hizo.

—Así es, ¿quieres saber algo en específico?

—¿Por qué yo?

—Tu bisabuelo, el padre de tu abuelo, que a la vez es el padre de tu tío y de tu madre, Pietro Romani, fue socio de mi bisabuelo en algún momento. Tu abuelo escogió a tu tío Carlo como su sucesor, y tu tío escogió a Alessandro como sucesor, pero sucedieron cosas... Así que fuiste la opción que quedaba.

—No entiendo cómo funciona.

—Yo soy jefe de tres familias sicilianas, los DeLuca, los Lombardi y los Romani. Esas tres familias están bajo mi responsabilidad.

—¿Y usted no tiene jefes?

—No, yo soy el jefe de jefes. Aunque las decisiones que tomo, las consulto con otras ocho familias, y cada una de ellas tiene a otras tres familias bajo su poder.

Entonces tres por nueve es veintisiete, ¿27 familias?

—¿Hay 27 familias?— pregunté.

—No, hay más. Pero no podría decirte la cantidad. Sólo sé que hay más. Aunque yo no los conozco a todos, sólo a aquellos con los que hago negocios.

—¿Y cómo se lleva todo esto?

—Fácil, Cameron. Limpiar dinero. Por ejemplo, yo limpio mi dinero con clubs, comprando lujos, haciendo préstamos, yendo a casinos. Esa es la mejor parte. Lo que se hace es jugar en dos países con el dinero. Para blanquear dinero americano lo mando a Italia, y para blanquear el dinero italiano, lo traigo a Estados Unidos.

—No parece tan fácil.

—Si quieres limpiar a lo grande puedes comprar billetes premiados de lotería, o lo que yo hago, tengo una sociedad interpuesta. Con mis tres familias, fingimos hacer negocios entre nosotros y nos pasamos el dinero como si fueran préstamos o deudas—me explicó.

Algún día yo limpiaría dinero a lo grande como él. Pero después de mucho sufrimiento, sangre, sudor y lágrimas, porque a veces debes seguir luchando aún por lo que ya tienes.

Cuando Giovanni y Dallas, el barista, terminaron de charlar, seguimos revisando el establecimiento.

Lo primero que vimos fue los salones privados, y yo no recordaba haber visto algo así en lugares que no fueran discotecas.

Habían sillones en forma de U rodeando la sala, con una gran mesa en el centro. Recuerdo visitar cinco grandes salas iguales a esa.

Había algo de gente en la pista de baile, pero nosotros salimos de ahí en cuanto la gente empezó a aparecer. Leo sólo tuvo que marcar el número de Edgard para que él viniera en camino.

the girl in black; sapphic [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora