Tres

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Mew se había tomado el día para quedarse en casa cuidando de Gulf. Habían dormido, pedido comida a domicilio, ver películas y hablar sobre la vida del mayor. 

Su niñez y el como extraña a sus padres y los tiempo de la universidad. Gulf le había comentado que su sueño era ir a la universidad pues así tendría su libertad soñada, sin embargo, no sabía que carrera estudiar. 

Mew le habló sobre lo hermoso que era ser médico para él, que aunque fue difícil y muy complicado y muchas veces quiso rendirse, nunca lo dejó. Pues al final era lo que más le apasionaba. 

Gulf lo había escuchado con atención, maravillado del amor del médico por su profesión. Lo admiraba tanto, Mew era un gran hombre. 

Al día siguiente, Gulf había ido temprano al instituto, mientras Mew al hospital, pero había prometido ir por el menor a la hora de la salida. 

—¿Qué tal te fue ayer? —preguntó Mean subiendo y bajando las cejas. 

—No pasó nada de lo que estás pensando. 

—Por supuesto, eres un caballero. Me sorprendería que ya haya sucedido algo. 

Mew no dijo nada, continuando caminando por el pasillo. No creía que fuera un caballero, la tentación de tener la cercanía del menor era muy grande y casi imposible de resistir. 

Gulf es un chico muy lindo, es listo, y con un gran corazón. Pues el día anterior había pagado él la comida, diciendo que era lo justo, pues Mew había pagado la pizza. 

Es imposible no adorarlo y mandar la mierda los valores inculcados por su madre. 

—¿Qué tenemos hoy? —Cambió el tema. 

—Cirugía en una hora. —informó Mean. —De cáncer de mama. 

Mew suspiro. La cirugía de cáncer era la que más le costaba. 

—Iré a revisar a unos pacientes, te veo en el quirófano. 

Mean asintió siguiendo su propio camino. 

Mientras tanto, Gulf estaba en su día normal de escuela. No tenía muchos amigos, más bien, no tenía ningún amigo. 

Siempre los evitaba, pues no tenía tiempo para salir con ellos fuera de la escuela, ni siquiera en trabajos por equipos. Gulf siempre trabajo solo. 

Con la vida que llevaba, no tenía tiempo ni siquiera para comer, e invitarlos a su casa simplemente era imposible. ¿Y si su familia les robaban? 

No, prefería no tener amigos que hacerse de enemigos. El instituto era su único lugar donde tenía tranquilidad, no podría arriesgarse a perderla en ese lugar también. 

Aunque ahora con Mew todo sería diferente. El día anterior Mew no lo dejó solo por un segundo, tampoco lo presionó para que hablara, simplemente le dio su espacio sin abandonarlo. Gulf sintió una calidez en su pecho nunca antes sentida. 

—¿Entonces te gustaría ir a mi casa? —Kao, su compañero de clases le preguntaba. 

Tenían que hacer un proyecto final, pues se acercan las vacaciones. Así que como la situación en su vida había cambiado, decidió tener un compañero de equipo. 

—¿Por qué no vamos a la mía? —propuso Gulf. Pues no sabía cómo tomaría el médico el ir a otra casa. Además, se sentiría incómodo pues es bien sabido por todo el instituto que Kao vive solo. 

Él parecía pensarlo un momento pero finalmente estuvo de acuerdo en ir a casa del menor. Gulf sólo esperaba que Mew no se molestara. 

Las clases terminaron, guardó sus cosas para después salir del aula, pero para su sorpresa Kao lo esperaba afuera. 

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora