Doce

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—Se fue y estoy perdido —Mew se desahogaba con Mean, su mejor amigo, en la cafetería del hospital. 

Habían pasado dos semanas desde que habló con Gulf, desde entonces el menor se ha negado a volver a hablarle. 

Todas las noches antes de ir al hospital Mew visita la cafetería de Jannie, solo para ver al menor. Le deja un girasol y sale para no incomodar. Constantemente le manda mensajes deseando un buen día y una buena noche pero el menor no le responde. 

—No se fue, tu lo dejaste —le recordó Mean. 

Mew lo miró mal, pero no pudo refutar nada ante eso. 

—Lo extraño —admitió. —Lo extraño mucho, no sé que hacer para que me perdone. 

—¿Qué te perdone o regrese contigo? —preguntó Mean. —Son dos cosas distintas. Un perdón no significa volver. 

Mew suspiro con cansancio. Bebió un trago de su café y después miró a su amigo. 

—¿Qué puedo hacer? 

—Piensa ¿cómo inició esto? —arqueo una ceja en dirección a su amigo que parecía no comprender. 

—¿Su familia? —preguntó con duda.

Mean puso los ojos en blanco. 

—Desconfianza. No confiaste en él, no le brindaste lo que una pareja. Lo acusaste sin motivo sin permitir una explicación. Alguien te contó algo sobre él y lo primero que hiciste fue creerle a un desconocido en lugar de la persona que dices amar. 

Mew se mantuvo en silencio escuchando a su amigo. Sabía que había hecho mal, y cada día lo lamentaba más. 

—El amor no es suficiente para mantener una relación y debes de saberlo. Eres el mayor, debiste confiar en él ¿como le pides que confíe en ti cuando quiera salir de fiesta? ¿Cómo pides confianza si no puedes dársela? No pretendas educarlo cómo si fuera tu hijo, no si lo amas como un hombre. 

Mean tomó su café poniéndose de pie. 

—¿Quieres un consejo? Utiliza este tiempo para pensar bien qué es lo que quieres ¿lo quieres como un hijo o como una pareja? Aclara tus ideas, tus sentimientos y deja que él haga lo mismo. 

Mean se fue continuando con su guardia, dejando solo al médico repasando las palabras de su amigo. 

¿Cómo un hijo? No, Mew estaba seguro que lo que sentía por Gulf era más allá que cariño de mayor a menor. Estaba mal, lo sabía pero tampoco sentía que obligará a Gulf a quererlo ¿o si? 

Tal vez la idea de su amigo de darse un tiempo no estaba tan mal. Pero, tendrá que hablar con Gulf, que él le diga lo que piensa, lo que quiere y sea cual sea su decisión, el médico estaba dispuesto a aceptarlo. 

Terminó de beber su café, después se levantó para continuar trabajando. Cuando estaba en el elevador pensó en llamar al menor para pedirle hablar una última vez, pero finalmente descartó la idea dejándolo para después. 

Camino a su oficina encontró a las enfermeras hablando entre sí, nada fuera lo normal, era algo que continuamente hacían, sin embargo, cuando el médico pasó noto las miradas de las mujeres e inmediatamente sintió que hablaban sobre él. 

—¿Qué pasa? —preguntó en general. 

Las enfermeras se miraron entre ellas, una que otra agachó la mirada evitando ver al médico, hasta que una de ellas finalmente decidió hablar. 

—Un residente ha venido a buscarlo —informó. Al médico no le pareció extraño, era normal que los residentes lo buscarán tratando de convencerlo para cambiarse de médico o área. —Dijo que en urgencias está... ehh un chico bajo su tutela. 

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora