Veintitrés

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Aquel peculiar uniforme naranja, que ocultaba la venda puesta alrededor del hombro y brazo del joven, resaltaba en la sala de tribunal. Toby estaba esposado con las manos enfrente, su semblante era de indiferencia y su actitud era completamente relajada, cosa que ponía de nervios a Gulf quién estaba al lado de su novio entre el público, justo detrás de Zee quien era el abogado a cargo de que se hiciera justicia. 

Era el último día del tedioso juicio, todos en espera del veredicto del juez. Esperaban no tener que preocuparse por ese hombre en lo que les quedaba de vida. Para Gulf no había sido nada sencillo denunciar a su familia, después de todo y aunque nada fue recíproco, Gulf siempre guardó la esperanza de que se dieran cuenta de sus errores y le ofrecieran por lo menos, una disculpa. Pero eso nunca sucedió. 

Gulf se había armado de valor, con lágrimas en los ojos y la mirada puesta en Mew quien era su soporte, finalmente pudo decir todo lo que había sufrido a lo largo de su vida en esa casa, con los que decían ser su familia, ante el juez. 

Dijo desde los negocios de drogas y el intento de Toby de prostituirlo, hasta de los problemas de apuesta de su padre y de cómo su madre había sido capaz de pedir una gran cantidad monetaria a Mew quien había pedido su tutoría cuando se dio cuenta de la forma en la que estaba viviendo. 

Esto hizo que se abriera una investigación en contra de Suppasit, por lo tanto, tuvieron que mantener oculta su relación aún estando en casa pues no sabían cuándo podría llegar la trabajadora social. Gulf ha estado yendo con una psicóloga quien a su vez notificó al juez que no había signos de manipulación del médico Suppasit. 

La gran carrera de Mew, su labor altruista a lo largo de su vida fueron de gran ayuda para que el juez considerará cerrar la investigación y dejar libre a Mew, sin ningún cargo. Después de esos meses ajetreados para el menor, este había cambiado de opinión y había decidido no pedir su emancipación, estaba agotado de todo el sistema legal, quería simplemente descansar en brazos de su amado. 

—Tobias Traipipattanapong, basado en el veredicto del jurado de este tribunal, y basado en todas las pruebas en su contra se ha llegado a la decisión de declararlo culpable de todos los delitos en su contra. Por lo tanto será condenado a 65 años de prisión sin derecho a fianza ni apelaciones futuras. 

Gulf sintió como un gran peso que ni siquiera había notado que llevaba, era por fin liberado de su cuerpo, provocando un alivio instantáneo. La sonrisa de alivio de Mew fue notoria al igual que la de él menor quien a su vez sonreía de felicidad. 

Sus padres también habían sido condenados a prisión, aunque su padre sólo obtuvo 16 años y su madre 27, de igual manera sentía que todo había terminado y la justicia había llegado a poner orden a su vida, dándole la oportunidad de tener un nuevo inicio, una vida nueva al lado de las personas correctas, como lo son Mew y Jannie. 

Salieron de la sala, felices, pero el cuerpo de Gulf se tenso cuando se encontró a Kao junto a sus padres. El señor Anders estaba en silla de ruedas, y su esposa era quien manejaba dicha silla. Kao estaba en verdad avergonzado y arrepentido, su rostro lo decía todo. Mew, por instinto abrazo al menor queriendo protegerlo, pero Gulf le hizo saber que no era necesario. 

—Yo... solo vine a disculparme nuevamente y ehh... a agradecerles —musito con la mirada en el suelo —. Gracias por no denunciarme. 

Mew había querido hacerlo, quería que él como su amigo Dylan pagarán ante la ley lo que habían hecho a su pequeño Gulf, pero al final, el menor fue quien tomó la decisión de no denunciarlo. 

Kao había sido parte importante en el juicio, pues además de decir dónde estaba oculto Dylan, también contó cómo había visto a Toby disparar a su padre y de cómo fue testigo de las amenazas hacia Gulf mientras estudiaban, y de la manera tan insistente y para nada cordial que le exigían dinero. 

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora