Catorce

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—¿Crees que puedes denunciarme y hacerme quedar como un imbécil?

La voz de Toby sonaba al otro lado de la línea. Gulf estaba petrificado, con el móvil pegado en su oreja, escuchando como su hermano mayor lo insultaba.

—Y-yo... —Un escalofrío recorrió el cuerpo del menor al escucharlo. Solo cuando fue a casa a recoger sus cosas y lo enfrentó fue la única vez que tuvo valor para hacerle frente, pero era porque creía que con Mew nada malo le ocurriría.

—Cállate y escúchame. Más vale que convenzas a ese doctorcito de quitar la denuncia en mi contra o...

—No, no lo haré

A pesar de que temblaba, logró que su voz sonara firme.

—¿Qué dijiste? —Toby parecía desconcertado.

—Qué no lo haré —Su voz se quebrantó un poco, pero no su valor. En realidad tenía miedo de su hermano mayor, sabía de lo que sería capaz. Es decir, estaba en el hospital a causa suya.

—Tu haces lo que yo diga y te callas —gritó, perdiendo la paciencia tratando de retomar el control de la llamada.

—No... siempre me obligas a obedecerte, me manejas a tu antojo y yo...

—¿Crees que quiero escuchar tus estúpidos lloriqueos? Cuéntaselo a tu doctor o que se yo, a alguien que le importe. Eres tan patético ¿piensas dejar a tu familia de lado?

—Ustedes no son mi familia.

Los ojos del menor estaban llenos de lágrimas, había tantas cosas que quería decirle pero estaban atoradas en el nudo de su garganta. Ellos nunca lo trataron como parte de su familia ¿Por que debía tenerles compasión? Ellos lo vendieron sin ninguna consideración, como si fuese un objeto, como si no tuviera valor.

—Escucha niño estúpido, soy tu hermano y haces lo que yo te digo...

—No, no eres mi hermano, nunca lo fuiste. Si te atreves acércate de nuevo llamaré a la policía

Una risa carente de alegría sonó desde la profundidad de la garganta de su hermano mayor, al otro lado de la línea.

—Tu no eres capaz de traicionarnos.

Sonó más a una amenaza que a una burla, pero de todas maneras envió un escalofrío por todo el cuerpo del menor.

—Rétame. —Soltó, para después colgar con las manos aún temblando.

Dejó el móvil de lado soltando a llorar, un gran sentimiento de tristeza estaba en su interior. Con su brazo izquierdo cubrió sus ojos recostándose en la camilla, por un momento sintió como le faltaba el aire pero no podía detenerse. Solo quería desahogarse, que todo se terminará pronto.

Cómo pudo, trató de controlar su respiración, después fue al baño y lavó su rostro para que el agua se llevara el rastro de sus lágrimas, aunque no había nada qué podía hacer con sus ojos hinchados y su nariz roja.

Salió de la habitación sintiéndose un poco incómodo por la bata de hospital que dejaba al descubierto su trasero y espalda, como pudo trató de cubrirse, agarrando la tela en un puño.

En la estación de enfermeras solo había una, pero parecía estar ocupada escribiendo muy concentrada, aprovecho para caminar por el pasillo pasando desapercibido. Esa mañana, Kao lo había visitado diciendo que sus visitas estaban siendo restringidas y sólo podía entrar por la autorización del médico.

No podía negar que aquella información hizo calentar su corazón, sentía como si Mew todavía se preocupara por su bienestar y eso lo hacía sentir muy bien.

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora