Trece

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Mew salió de su coche siendo seguido por su abogado y amigo, Zee. Estaba molesto. No, decir molesto es poco. 

Después de consultar con Zee y rastrear el auto, Mew no perdió tiempo y rápidamente subió a su auto.

Temiendo que hiciera algo que después lamentará Zee lo siguió. 

Él médico caminaba a toda prisa hasta donde un joven fumaba tranquilamente a las afueras de un bar. Mew golpeó su mano haciendo que el cigarrillo que estaba a punto de llevar a los labios saliera volando hacia un lado. 

Mew lo tomó de la camisa con la furia latente en su mirada. Sin embargo, Toby no se inmutó, al principio su rostro reflejaba desconcierto por la manera brusca en la que lo agarraron desprevenidamente, pero al ver al médico su rostro se relajó, casi en burla provocando más la furia del médico. 

—¿Hasta cuando dejaras de joder la vida de tu hermano? —preguntó entre dientes. 

Toby sonreía burlón, mirando divertido al médico, sintiéndose victorioso por provocarlo, como si tuviera un As bajo la manga. 

—El único que jode a mi hermano eres tú —dijo divertido, de la misma manera que sus ojos reflejaban su estado de ánimo, queriendo provocar más al mayor. —¿Crees que no se de su relación? Así que si no quieres que te denuncie, es mejor que me sueltes, porque puedo hacerte perder todo, hasta a Gulf. 

Esperaba asustar al médico, esperaba que este tuviera miedo y se ofreciera a darle lo que pedía con tal de no denunciarlo. Pero en su lugar, el médico apretó más fuerte el agarre de su camisa, después sonrió como si Toby hubiera perdido un detalle. 

—Te lo dije antes. Hazlo, atrévete a denunciarme ¿crees que me importa? 

La mirada de Toby demostraba desconcierto pero su sonrisa burlona no desapareció de sus labios. 

—¿Crees que no tengo pruebas? Puedo ir en cualquier momento a denunciarte. 

Mew lo soltó, dio un paso hacia atrás y extendió los brazos, exclamando. 

—¡Adelante! ¡Hazlo! —Al ver que el menor frunció el ceño, volvió a dar un paso hacia delante—. Déjate de estupideces y hazlo, lo estoy esperando. 

Toby colocó sus manos en el pecho del médico empujándolo para que retrocediera.

—No te conviene retarme —dijo Toby tensando la mandíbula —. Por qué puedes perderlo todo. 

Mew sacudió la cabeza sonriendo. —¿Te crees muy hombre amenazando a tu hermano, no? Pero no eres más que un cobarde —Después, señaló a Zee que estaba detrás suyo—. Él es mi abogado, y a diferencia de ti te advierto que no estoy jugando. No he venido amenzarte, he venido a informarte que estás bajo investigaciones por posesión de drogas y por plantarle dichas drogas a un menor. Espera la denuncia formal. 

Se giró listo para irse, pero apenas dio un paso, volvió a girar hacia el menor. 

—Así que te recomiendo que si tienes las pruebas que dices, las vayas sacando porque de otra manera no te podrás salvar ni tú ni tus asquerosos padres. 

Toby solo pudo ver como el médico subía a su coche junto con el abogado, cuando vio al auto arrancar pateó con fuerza la pared del bar. Estaba molesto, frustrado. Estaba en problemas y no tenía ni idea de cómo haría para salir de eso. 

Sí Mew había ido en su búsqueda amenazar de esa forma era porque estaba consciente de que Toby no tenía dichas pruebas en su contra y eso lo frustraba más. Sin embargo, el médico no tenía ni idea si había pruebas o no, simplemente se arriesgó, porque de ser así la gente como Toby no perdería el tiempo extorsionando a Gulf, en cambio iría a los medios o al mejor postor, de donde pudiera sacar más dinero. 

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora