Cinco

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El médico se quedó estático en su lugar al escuchar las palabras que su corazón siempre había guardado el anhelo de escuchar. 

No sabía cómo reaccionar, lo había soñado tantas veces que le costaba creer que era realidad, que Gulf le dijera que se dieran una oportunidad. 

Con voz temblorosa y temerosa de que se trate de una broma, dijo. —¿De verdad? 

Escuchó la suave risa de Gulf a su espalda, causando que su temor de que se tratara de una broma incrementará. No quería creer que Gulf sea tan cruel como para jugar sabiendo sus sentimientos. 

—Sí... —dijo Gulf. —Intentemoslo. 

El médico finalmente se dio la vuelta para ver el rostro sonriente del menor, tomó su rostro entre sus manos como queriendo asegurarse que era real, y no un sueño. 

Gulf tomó las manos del médico que estaban en su rostro y con la mirada sincera, dijo. —Quiero enamorarme de ti. 

Mew sintió sus ojos llenarse de lágrimas, esas palabras eran un gran alivio para él. Atrajo el rostro del menor a su pecho para abrazarlo con fuerza, después colocó las manos debajo de los glúteos del menor para impulsarlo hacia arriba y sentarlo sobre la encimera de cocina. 

—Te prometo que cuidare de ti. Daré lo mejor de mi para hacerte feliz. No te vas arrepentir de darme esta oportunidad, te lo prometo. —acto seguido, lleno de besos el rostro del menor de manera efusiva, causándole suaves risas que hacían calentar su corazón. 

—¿Qué estás preparando? —preguntó Gulf una vez que los besos cesaron. 

—¡Oh! Fideos —se rasco la cabeza, incómodo. —Pero, podemos pedir algo o mejor aún, vayamos a cenar a un lugar a donde tu quieras ¿que dices? 

El médico estaba completamente emocionado, como un niño abriendo sus regalos en navidad, haciendo enternecer al menor. 

—Cenemos en casa. —Dijo Gulf. —Podemos cocinar algo los dos. 

Mew asintió complacido. Sin importar lo que Gulf quiera, él aceptará. 

—Aún es temprano ¿vamos de compras? 

—Sí. —dijo el menor bajando de la encimera. —Tu cocina da pena, no tienes más que fideos. 

Mew se río mientras tomaba las llaves de su coche preparándose para salir. Se sentía como un sueño, salir de compras con Gulf era una de las cosas que tanto le gustaba imaginar, no podía creer que se estaba haciendo realidad. 

En el auto, Gulf observaba por la ventanilla, sonriente, con las manos en sus piernas. Mew vio la oportunidad y no lo dejó pasar, tomó la mano del menor llevándola a sus labios para depositar un casto beso en ella. 

Ante la mirada divertida y curiosa de Gulf, el médico se excuso diciendo. —Siempre he querido hacerlo. 

Gulf solo sacudió la cabeza, divertido por la actitud infantil del médico. 

Cuando llegaron al supermercado, el mayor se vio tentado de tomar la mano de Gulf, pero no quería incomodarlo, así que se limitó a caminar muy cerca de él. 

—¿Qué te gusta? —preguntó Gulf observando las estanterías. —Puedo preparar casi de todo. 

—Lo que sea que a ti te guste, lo comeré yo también. 

—De acuerdo... 

Gulf no sabía cómo reaccionar con tanta atención recibida, nunca fue la persona favorita de nadie, por lo tanto siempre terminaba comiendo lo que los demás elegían. En casa de sus padres, nunca tuvo voz ni voto, toda la atención iba siempre para su hermano mayor, Toby. 

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora