Veintidos

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 — Kanawut Traipipattanapong.

Un estallido de aplausos, silbidos y gritos de emoción sonaron cuando el nombre de Kana fue dicho por el micrófono. El menor camino por el podio con las mejillas sonrosadas cuando pudo visualizar a los dos mayores.

Mew a quien ama con profundidad y, a Jannie a quien le tiene un cariño inmenso. No necesitaba gran cantidad de personas, ni una familia numerosa como sus compañeros las tenían, ni mucho menos necesitaba que fuera familia sanguínea. Solo esos dos lo hacían sentir especial, querido, amado, suficiente, y valorado.

Ya no estaba más solo, aquel sentimiento de soledad había quedado atrás cuando dejo entrar al mayor a su corazón. Le había mostrado lo más bonito que había podido sentir en su vida.

—¡Wuuuuuuuu! —grito Jennie cuando el menor estrechaba la mano de los docentes —. Vamos, anima a tu niño —Susurro a Mew quien miraba con orgullo a su pequeño.

Mew se llevó dos dedos a los labios y un silbido salió de ellos. Jennie sonreía de oreja a oreja.

—¡Eso mi niño! ¡Lo lograste! —gritaban con orgullo cuando el menor levantó las manos orgulloso de ser oficialmente graduado.

Lo había logrado él mismo y aunque en su momento no le tomó mucha importancia, Mew le había hecho saber que estaba verdaderamente orgulloso de él, por su sentido de responsabilidad, su empeño en trabajar y estudiar a la vez, su dedicación y sacrificio había rendido frutos.

Cuando la ceremonia terminó, Mew corrió a los brazos de su pequeño ante las miradas curiosas de los presentes. Jannie derramaba lágrimas de felicidad al ver al menor tan feliz como siempre debió ser.

—¡Lo lograste, bebé! —susurro Mew en el oído de su novio. Gulf se separó del abrazo con las mejillas encendidas y los ojos humedecidos. —. Estoy muy orgulloso de ti.

Mew lo volvió a pegar a su pecho. Sentía que no podía expresar con palabras el orgullo y la felicidad que sentía por él.

—Bueno, ya, ya. Yo también quiero un abrazo. —Jannie separó al mayor para después estrechar a Gulf en sus brazos. —Lo hiciste excelente, cariño. ¡Lo lograste!

Gulf agradeció sintiéndose un poco cohibido al recibir halagos a los que nunca estuvo acostumbrado.

—Ya, ya es suficiente.

Jannie puso los ojos en blanco y estrechó con más fuerza a Gulf, solo para molestar al medico.

—Tengo derecho de antigüedad, así que calla.

Gulf se rió con suavidad cuando vio por encima del hombro de la mujer a Mew enfurruñado cruzándose de brazos.

—Tenemos que irnos. —apuro Mew logrando al fin liberar a su pequeño de los brazos de la mujer.

—¡Cierto!

Gulf los miró con curiosidad, e hizo una pregunta silenciosa al médico con la mirada pero este se limitó a sonreírle y encogerse de hombros.

Llegaron a la cafetería de Jannie. Gulf no vio nada extraño en ello, pensó que tal vez iban a dejarla pero se sorprendió cuando Mew bajo del auto extendiendo una mano para que él hiciera lo mismo.

Confundido entró al local donde de pronto gritos y aplausos provenientes de los amigos del medico lo recibieron. Zee, Saint, Joss, Mean y su pareja lo recibieron entre algunos obsequios, un pastel y mucha comida.

Gulf no pudo evitar derramar algunas lagrimas, era la primera vez que se sentía realmente feliz. Se sentía amado pero sobre todo, se sentía importante. Mew lo abrazo por la espalda y susurro:

Doctor SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora