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- Muy bien

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- Muy bien... Vamos por el número ciento cincuenta y todavía quedan muchos más - Rin habló cansada, aunque no más que la propia princesa quien escribía en pequeños papeles sus agradecimientos.

No había pasado siquiera una semana desde que se anunció el pronto compromiso entre ella y Kaito, aún ni siquiera estaban casados y los regalos y felicitaciones para ambos no paraban de llegar.

Flores, chocolates e incluso joyas.

- ¡Uy estos me encantan! - Dijo la rubia emocionada mientras abria otro regalo, unos deliciosos y costosos chocolates.

Miku sonrió.

Sentada de piernas cruzadas en el piso del salón rodeada de papel de regalo y muchos obsequios que aún no son abiertos.

- Puedes quedartelos, no voy a comer tantos chocolates, llévate lo que gustes - Habló sin dejar de mirar la tarjeta en donde escribía un nuevo mensaje de agradecimiento.

Las cosas habían cambiado ligeramente y no puede decir que le disgustaba. Pudo lograr un punto donde su confianza en Kaito aumento a tal nivel de demostrar realmente lo que siente, en donde puede hablar libremente con él sobre sus sentimientos y opiniones.

Las clases que su padre prometió empezaron al día siguiente de la fiesta, tan pronto como se pudo tomaba cada día dos horas de su mañana y noche para enseñarles por separado, en estos momentos era Kaito quien se encontraba con él.

- ¿Crees que podamos acabar con esto hoy? - Miku pregunto a la rubia, quien ojeo la montaña de regalos y suspiró.

- Con un poco de suerte tal vez - Bufó cruzándose de brazos, Miku sonrió y Rin volvió a mirar a la princesa - Oye, realmente no te he felicitado por tu decisión... Tú matrimonio es algo que me hace muy feliz, porque se que también estarás feliz - Habló en una sonrisa que mostraba sus dientes - Eres mi mejor amiga y deseo que todo sea tal como te lo imaginas - Dijo de manera sincera.

Miku dejo de lado la pluma y papel hasta gatear por el piso hasta llegar a Rin, abrazo a la rubia quien terminó de caer de espaldas por la sorpresa - Gracias Rin... Esto no va a cambiar nada entre nosotras, eres mi amiga y en cuanto tome mi nuevo lugar tu tomaras el tuyo, te necesito para todo lo que viene.

- ¡Claro que si! ¡Te daré increíbles consejos y propuestas ya veras! - Alardeó sonriendo.

En aquel momento todo parecía ir bien.

En aquel momento todo parecía ir bien

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No cuentes con mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora