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Ambos bajaron del caballo en cuanto ya habían llegado al castillo

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Ambos bajaron del caballo en cuanto ya habían llegado al castillo. El príncipe acarició la cabeza del potro mientras veía como la princesa descendía con planes de marcharse.

— Princesa — Le detuvo, ella le miró sin expresión en su rostro — Gracias por acompañarme el día de hoy — Exclamó y ella miro al piso y asintió — Nos... vemos entonces.

— Tal vez — Dijo y luego simplemente se marchó.

Entro a su habitación, Rin limpiaba las ventanas tarareando una canción, sonrió al verla — Miku, buenas tardes. Al fin te veo, ¿Como te fue con el chico? ¿Ya se va? — Pregunto esperando noticias, ella se dejó caer en la cama.

— No lo sé, me empiezo a preocupar Rin... — Susurró. La rubia quien escucho perfectamente se acercó dudosa.

— ¿De qué exactamente? — Cuestiono.

— No he podido hacerlo sentir incomodo siquiera, y me preocupa que tenga razón. Mi padre no me dejara ser reina a menos que despose a un hombre — Exclamó mientras jugó con su cabello haciendo que cubriera su rostro.

Eso le frustraba.

— Detesto ser un cable a tierra, pero siempre te lo hemos dicho. ¿Él te ha molestado con eso? — Preguntó la rubia pensativa.

— No en realidad.

— ¿Qué es lo que quiere?

— Quiere hacerme pensar que con él a su lado podemos gobernar, promete que tendremos la misma cantidad de poder y que no resaltará por sí solo, si no en conjunto — Resumió sin ganas de volver a repetirlo. Se tapo la cara con ambas manos deseando desaparecer de la fas de la tierra por un par de días, — Ay Rin es... Diferente, y enserio quiero quitarlo del camino, de verdad, solo que aún no sé cómo — Confesó, todo este tema en serio le estaba agobiando, y el no tener un método certero y funcional para deshacerse del príncipe hacía que dudara de sí misma y de sus capacidades.

La rubia se acercó haciendo caso omiso a la desesperación de su amiga, sonrió descubriendo el rostro de la princesa y acarició su cabeza.

— ¿No crees que es una gran idea pensar lo que propone este chico? — Exclamó y ella le cuestionó con la mirada, Rin soltó una carcajada — Escucha señorita, quieras o no, sabes que es la manera más simple de obtener el poder que deseas, la corona no estará en tu cabeza hasta que estés casada. ¿Por qué en vez de odiarlo, lo intentas? Eres una persona de carne y hueso Miku, y mereces alguien que se muera de amor por ti ¿No has pensado que este chico es la oportunidad? — Sugirió, ella le sonrió. Como si todo lo dicho hubiera sido en broma.

— Por favor Rin, no es un momento para tus bromas — Dijo entre risas, y al no ver aquella risa en sus labios que la caracterizaba suspiró — Sabes que eso no es para mí... En estos momentos, solo deseo la corona para demostrarle a mi padre que si puedo ser una buena líder. Ese príncipe está aquí por conveniencia, no para amarme. Solo me esforzaré el doble, se marchará muy pronto — Aseguró y su amiga solo movió su cabeza de derecha a izquierda en un suspiro de negación.

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