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¿Estás bien? Bueno

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¿Estás bien? Bueno... obviamente no lo estas. ¿Puedo ayudar en algo? — Kaito habló sin tener respuesta alguna, parecía que hablaba con las frías paredes que estaban siendo golpeadas por las cosas que lanzaba la princesa, desde las almohadas y cojines hasta la escoba que alguna vez golpeo su cabeza.

— ¡Es tan desesperante!

Fue lo único que dijo la princesa, quien seguía sumamente molesta por la charla con su madre, tanto que ni siquiera unas pocas horas de sueño pudieron calmar.

Kaito acarició por última vez el polluelo que tenía entre sus manos, Stitches se veía mucho mejor y listo para volver. Planeaba que aquella fuera su actividad de hoy, pero Miku parecía demasiado molesta por alguna razón, así que su actividad queda postergada, porque alguna vez se prometió así mismo hacerla feliz.

Dejo al pajarillo sobre un cojín mullido cerca de la ventana cerrada. Y en una caminata lenta se acercó a la chica que no paraba de golpear las cosas de la cama. Por mucho que fuera su molestia no buscaba hacer ruido, porque solo obtendria otro regaño sin sentido.

— Miku — Con calma le hablo, y ella pudo sentir como su piel se erizaba producto de la voz ronca del príncipe.

Kaito se acercó hasta tomar ambas mejillas de la princesa, obligandola a calmarse y prestarle atención, y mirarlo directamente a esos hipnotizantes ojos azules.

— Se que algo te molesto, si no es lo suficientemente personal, por favor dímelo, te escuchare, no te juzgaré y haré todo lo que este a mi alcance para hacerte sentir mejor — Expresó con tranquilidad, pero a la vez firmeza.

Miku se maldijo así misma por no poder controlar sus sentimientos, su cara ya estaba completamente roja y su corazón palpitaba a más no poder, terminó por apretar el cuerpo de su novio en un abrazo.

— No importa lo mucho que haya estudiado, lo mucho que dolían mis ojos al leer día y noche los reglamentos y leyes... Mi madre sigue pensando que no soy suficiente y eso me molesta mucho... — Confesó, como no le habia confesado a nadie sus problemas. Kaito apretó aún más su cuerpo y sonrió. Agradecido por la confianza.

Beso la cabeza de la princesa — Eres capaz de encabezar este reino y muchos otros, eres increíble y seras mucho mejor que tus propios padres, nunca conocí a ninguna otra princesa hablar de su vocación como reina del mismo modo que tu lo haces. No escuches a tu madre, solo ignora eso y confía en ti misma. — Finalizó ella no se alejó — Si tanto quieres ser reina... Puedo darte mi trono y mi título, gobernaras el reino azul mucho mejor que yo — Exclamó y logro sacar una pequeña carcajada de la princesa entre sus brazos.

— Tal vez tu y yo deberíamos casarnos y gobernar a nuestro modo... Después de todo, no hay forma que me den la corona a mi sola...

— Eso me encantaría, pero creo que debo hacer algo al respecto, ahora mismo —Exclamó, y tomando a la chica por los hombros le alejó con cuidado.

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