El Principio Del Fin

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Si alguien me hubiese dicho que esto pasaría, creo que no le hubiese creído, y es que fue todo tan efímero e intenso que aun ni yo misma lo creo. Y ahí estaba yo haciendo el idiota desde hacía dos horas esperando a alguien que no tenía claro si acudiría a nuestra cita, congelada al sólo llevar puestos unos vaqueros oscuros, unas botas negras altas y un jersey de renos, sí, era navidad, y según algunos cuentan, todo es posible en navidad, hasta perder la última oportunidad de recuperar al amor de tu vida, creo que mi regalo estas navidades será un plantón, pero en el fondo creo que lo merezco.

Años atrás...

Es increíble cómo puede cambiarnos la vida una decisión y más cuando no la tomamos nosotros, cuando cumplí 12 años mis padres me pidieron que preparara una maleta y simplemente nos fuimos, nos subimos a un avión y dejamos atrás a nuestro país, todo con el sueño de un futuro mejor, con más oportunidades.

Y fue así como llegamos a España, y como te imaginarás no es fácil ser la nueva en una escuela sobre todo cuando eres cubana y tienes un acento diferente, así que asumí ser ignorada por completo.

La verdad siempre fui una niña un poco tímida, de esas ñoñas que llevan gafas y dos trencitas, una repelente que era recriminada por ser más inteligente de lo normal.

Creo que no tuve amigas hasta el final de la secundaria cuando conocí a Yes, una chica muy rebelde y atrevida que le hacía frente a todo lo malo con su actitud y puños, me encontraba a punto de caer por las escaleras cuando unas chicas me empujaron, cuando de pronto Yes llegó y después de mirar con cara de asesina en serie a las niñas estas salieron corriendo.

Se giró con los brazos a nivel de la cadera y me dijo:

— Marta García, aprende a defenderte o te irá muy mal.

Esa fue la primera vez que alguien me llamó por mi nombre, nada de empollona o cubanita.

Desde entonces comencé a pegarme a ella como un koala a su eucalipto y comprobé que esa chica era más sensible de lo que demostraba.

Tenía 14 años cuando mis padres se separaron, mamá le fue infiel con un compañero de trabajo, mi padre se puso como una fiera, al final el juez le dio mi custodia al alegar conducta inapropiada y falta a la moral en la corte.

Mi vida se sumió en un caos. Mi madre se marchó sin mirar atrás y yo no volví a ser la misma.

Por suerte, Yes estuvo ahí....

Instituto de Madrid 3 años después...

En el colegio el caos abrumaba los pasillos, los adolescentes revoloteaban en ellos llenándolos de risas y conversaciones de las vacaciones de verano.

— ¿Dónde se habrá metió Yes? — dije en voz baja buscando a mi amiga con la mirada.

Cuando de pronto lo vi, el chico de mis sueños, el responsable de mi único suspenso, el día que lo conocí y quedé tanto tiempo mirándole que no alcancé a completar el exámen.

Él era nada más y nada menos que Alex, el delantero principal del equipo de fútbol de la escuela, un espécimen masculino con medidas perfectas, estatura de 1,85, un abdomen cincelado que te hacía delirar, piel bronceada natural y esos ojos verdes eran mi perdición.

Por cierto, era mi novio, claro, eso él no lo sabía. Pero pronto lo haría...

Tras deshacerme de esos horrorosos aparatos, y de mis típicas gafas de abuela en la secundaria.

Mi aspecto mejoró un poco, pero ¿a quién vamos a engañar? ¿Qué hace una tía de aspecto normal con el chico más popular del instituto?

Bueno, yo también era popular, la nerd del instituto, la inmigrante, de hecho, me propusieron adelantar un año al estar por encima de mis compañeros, pero me negué para no separarme de mi única amiga.

Cambio de planes!!!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora