La noche de Marta...

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Actualidad

Thyler me seguía besando y yo no paraba de rememorar ese día del campamento y aunque más tarde le peguntaría, en ese momento sólo me dejé llevar.

Thyler

¿Como podía saber tan bien su boca?

Sabía a chocolate con un toque de licor de menta, un sabor que me embriagaba y me hacía querer más, ¡Dios! Como deseaba a Marta, pero sabía que ella aún no estaba lista para todo lo que quería darle, y aunque sentía que se empezaba a interesar por mí sabía que no sentía lo mismo que yo y que era virgen así que no haría nada que ella no quisiese, pero eso no quería decir que no le daría una muestra de lo que podría tener si me elegía.

La seguí besando hasta dejarla suavemente acostada en la cama, me separé sólo un segundo para poner cerradura en la puerta.

Cuando regresé la vi mirarme con cierto miedo en los ojos.

— Thyler yo... yo creo que esto... que no es el momento y...

— Marta, no pienso tener sexo contigo hoy, ojo, no es que no tenga ganas, me muero por saber que se siente estar dentro de ti, mientras te hago suplicar por un orgasmo, pero se que aún no estás lista y nunca haría algo para lastimarte así que sólo te mostraré lo que puedo darte, esta noche es sólo para ti, así que disfruta.

Marta se relajó y yo me puse de lleno en hacerla feliz, esa noche la tenía ahí en mi cama y esta vez mientras la besaba ella sabía que era yo.

Le quité suavemente el short deportivo y luego la besé desde la punta de sus pies hasta su muslo izquierdo y luego hice lo mismo con el otro, llevava puesto uno de mis bóxers que se le ceñía a la cintura.

¡Joder! hasta así, con ropa interior masculina la veía sexy.

Luego lamí suavemente la cara interna de sus mulos mientras le depositaba suaves besos que la hicieron gemir.

Le bajé suavemente el bóxer mientras la miraba, ella se sonrojó y quiso cerrar las piernas pero le aparté las manos con las que pretendía esconderse de mí.
Y lo que vi me dejó sin habla, estaba completamente depilada.

¡Dios! Iba a matarme, ahora cada vez que la mirara iba pensar en lo que había bajo sus faldas.

Mía, fue lo único que pensé esta noche, Marta era mía.

— Eres perfecta, me muero por devorarte así que por favor, no te escondas — entonces aproveché ese momento y me hundí entre sus piernas mientras la lamía como si fuera el postre más delicioso del mundo y para mí lo era.

La escuché gemir y retorcerse de placer, luego me detuve por un momento y comencé a frotarle el clítoris suavemente con mis dedos, quería ver su cara cuando se corriera había soñado con eso todas las noches desde ese día que la besé.

Le introduje suavemente un dedo en su interior, dios! estaba tan mojada que casi pierdo el control, pero no podía hacerlo o la asustaría, luego introduje un segundo dedo y di con un lugar donde se arqueó y gimió de deseo, así que insistí en ese lugar por un rato y cuando estaba a punto de correrse me detuve y comencé a torturarla con mi lengua y mis labios hasta que no pude más y la llevé al orgasmo mientras de su boca salían gemidos y al final del orgasmo mi nombre.

Luego salí de entre sus piernas y la miré, estaba tan colorada que parecía tener fiebre, y yo como el desvergonzado que era ,me limpié suavemente los labios donde estaba la evidencia de lo húmeda que estaba y me lamí el dedo mientras le decía lo delicioso que sabía su coño.

Marta se puso una almohada en la cara y se dio vuelta avergonzada, hasta que notó que me levantaba de la cama y se la quitó asustada para preguntarme

— ¿Te vas....?

— No cariño, sólo necesito una ducha fría — dije mientras señalaba mi entrepierna, ella sonrió y bajó la mirada mientras observaba mi erección debajo de la toalla.

— Bueno tal vez yo puedo ayudarte con eso...

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