¡La propuesta!

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Thyler

Marta me miró descolocada y yo la entendí porque lo que le había dicho era difícil de entender incluso hasta para mí, ella se puso de pie.

— ¿Qué, con quien estas prometido? — me preguntó muy alterada.

Yo tomé su muñeca e hice que se sentara de nuevo.

— Verás ¿Recuerdas que me preguntaste por Darío? — ella asintió — Pues bien, yo soy Thyler Darío y esa casa donde estuviste es mía.

— Que… — fue lo único que salió de su boca y lo agradecí porque así pude explicarle el resto de la historia.

— Mi familia tiene negocios, negocios importantes, por eso la seguridad, mi padre es uno de los principales proveedores de comida militar del ejército español y hasta ahí todo bien, pero cuando quiso expandirse a otras regiones de Europa empezó a recibir amenazas, y entonces todo se complicó.

Marta me miró con preocupación.

— La noche que me fui, tuve que ir al puerto a esperar uno de los pedidos de suministros que últimamente han dado problemas, nos están saboteando y aun no entendemos la razón — me encogí de hombros .

— Sospechamos que todo es causa de la empresa anterior que se dedicaba a suministrarle a esos países, que según me dijo mi padre hubo algún tipo de problema con comida en mal estado y bueno, al final cancelaron el contrato con ellos.

Marta me miraba de forma extraña pero no me interrumpió.

— El negocio de mi padre creció mientras el de ellos se hundía, y sólo en un año nos mudamos a esa enorme casa y las cosas empezaron a ir bien — resoplé con una sonrisa.

— Hasta que mi papá me presentó a Lorena, mi prometida, la hija de uno de sus socios fundadores. Ambos quieren lo mismo, dejar el negocio en nuestras manos y como ambos obtendremos el 50 por ciento al casarnos la empresa caería en nuestras manos.

Marta me miraba con cara desconcertada, pero desconcertado quedé yo cuando de su boca no salió nada sobre la empresa, mi padre o mi fortuna, solo me preguntó.

— ¿La amas?

Yo sonreí.

— No.

— ¿En serio te gusto?

— Si — dije acomodando un mecho de su cabello detrás de su oreja.

— Si en algún momento no me siento cómoda y te pido que te alejes ¿lo harás?

— Sí, te lo prometo.

Ella se encogió de hombros como si fuese algo sin importancia.

— Puedo pensármelo.
Yo me reí.

— Está bien, es justo.

Marta

Luego de eso la cita fue más normal de lo que podrías esperar luego de eso. Thyler me contó de su vida, su afición por el fútbol y las motos, sus gustos por el rock y la comida italiana, mientras yo le decía que me encantaba el cine clásico y que en la música era melómana.

Me reí mucho contando anécdotas de mi niñez y escuchando las de la suya.

Me preguntó sobre Cuba, le conté lo que recordaba y que en estas vacaciones iría a visitar a mi abuela. Le hablé de lo diferente pero parecida que era la gastronomía y le prometí prepararle algo típico después.

— ¿Y cuál es tu peli favorita? — preguntó mientras me miraba con curiosidad.

— Pues Ciudad de luces.

— ¿En serio, no me digas que es esa de la florista de Charlie Chaplin?

— Si, ¿cómo lo sabes, la has visto?

— Era la peli favorita de mamá, la ponía todo el tiempo y nos castigaba a mi hermana y a mí.

— ¿Y la tuya?

— Vamos no es obvio …Termineitor — dijo mirándome seriamente, ambos estallamos en risas.

— Na… es broma, algún día te lo diré si prometes no reírte.

Me lo estaba pasando genial hasta que comprobé la hora.

— Creo que es mejor que regresemos, es tarde — le dije mientras lo miraba algo asustada.

El miró su reloj.

— Q va si son las… hostia, lo siento, cuando salgo contigo mi tiempo vuela, vamos que te llevo a casa — dijo extendiendo su mano, yo la tomé sin vacilación alguna.

En el camino de regreso me sentía más confiada y esta vez simplemente lo envolví con los brazos y disfruté del trayecto.

— Bueno sana y salva — me dijo apoyando un pie en la calle, yo baje y él tomó si muñeca — Marta, verás, yo… bueno… no importa te digo mañana.

— ¿Qué pasa, es algo malo?

— No, tranquila, era una tontería, yo sólo… — las palabras de Thyler se vieron interrumpidas cuando su móvil sonó, su rostro cambio de semblante al instante.

— Tengo que irme nos vemos.

— Está bien — él sonrió con coquetería.

— Hasta luego preciosa, ¿y mi beso?

— Cierra los ojos.

Pero yo seguía indecisa así que sólo lo dejé ahí con los ojos cerrados y me marché.

Cuando iba llegando al felpudo sentí a Thyler reír y luego aceleró la moto después de gritarme que estaría esperando por mi respuesta.

Cerré la puerta de casa con una sonrisa boba, la verdad es que el día había empezado mal, pero había mejorado mucho, nunca había tenido una cita, pero esta sin duda era la recordaría siempre.

Y al caer rendida sobre mi cama luego de darme una ducha y pedir una pizza pues mi padre llegaría tarde una vez más, escuché sonar el móvil, tenía tres mensajes de voz en WhatsApp.

El primer mensaje era de Yes.

Hola Marta, estoy preocupada. Llámame o te mato yo ¿vale?

El segundo era de Alex.

Hola Marcia, soy yo Alex estoy preocupado por ti, no puedo creer que salgas con ese tío, te debe tener amenazada o algo.

Me gustó mucho que te tropezaras el otro día conmigo, pero más me gustó ese beso, que lástima que el troglodita llegara y terminara así.
Como sea, aún te debo un café, te espero mañana en la cafetería que queda cerca de la escuela y hablamos de mi trabajo ¿sí?

El tercero era de Thyler y el mejor de ellos.

Marta, soy yo Thyler, ¿sabes? Quería decirte que la cita fue genial y me encantaría repetirla, ¿Qué tal si mañana salimos a un lugar que quiero que conozcas?
No te estoy presionando, pero piensa en todo lo que te haría cuando seas mía.

Que tengas dulces sueños y sobre todo que sean conmigo.

Esto era una locura. Por un lado, está el chico que me gusta hace dos años y que últimamente no para de parecer imbécil. 

Y por el otro mi supuesto novio falso que me confiesa que quiere todo conmigo pero que para su familia no puedo existir porque está comprometido con una tía que no ama por la empresa.

¿Y ahora qué hago?😅😅😅

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Cambio de planes!!!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora