¿Porque Goten?

El comienzo del adios.

Era algo fascinante ver cómo Mirai y M.Goten se hacían cercanos con tanta facilidad, llevaban una semana que habían regresado a la tierra, sus heridas habían sanado. Ambos se complementaban de una forma que hacía difícil pensar como es que vivían antes de conocerse, no porque generarán dependencia el uno del otro, si no porque ambos sentían que era fácil vivir cuando estaban con el otro.

Sus heridas internas también sanaban, y llegó a la ciudad Satán una sensación de paz y felicidad.

Sobretodo con los súper amigos, que se unían para comer, entrenar y reir.

No muy lejos de ahí, Goten y Trunks estaban acampando juntos, ambos se habían vuelto más unidos (si es que eso era posible) el amor verdadero de ellos dos no sorprendió a nadie, ese amor tan puro que fue creciendo hasta ser un gran y verdadero amor, era algo que todos se esperaban que pasaría un día e incluso, a sus espaldas, Milk y Bulma habían comenzado a planear la boda.

Goten estaba acostado en el regazo de Trunks, mientras esté leía un libro de robótica que le había prestado su madre.
—Hey, no me estás escuchando— el pelinegro giro sus ojos junto con su expresión de puchero, que se desvaneció cuando los ojos lilas se encontraron con los suyos, Trunks era su lugar seguro, sentía paz con él a su lado, pero de alguna forma sus miradas seguían arrebatando un gran vuelco en su corazón, y le erizaba todo su ser, aquella electricidad que sentía, era imposible que se detuviera o que la dejara de sentir algún día.

—Ya te lo dije—continuo la voz de Trunks mientras acariciaba la mejilla de su amante con delicadeza, le encantaba ponerlo nervioso y amaba confundir a aquellos ojos negros— No creo que debamos intervenir en el futuro de Mirai y Goten...

—¡Yo soy Goten!— interrumpió el pelinegro mientras miraba con una furia (que seguramente solo le duraría un segundo) a Trunks — ¿Qué sentirías si le dijera Trunks a Mirai?

Trunks ahogó una risita, sin embargo se concentro en contestarle seriamente.

—Nada, se supone que es su nombre, tonto.

Goten sacó la lengua a Trunks como réplica a su comentario, sin embargo ignorando el puchero de su novio, Trunks comenzó a volver a poner la mano en el cabello negro y a acariciarlo con tanto esmero y amor.

—Bueno—continuo Trunks— no debemos meternos en el futuro de M.Goten y Mirai, ellos no pertenecen aquí, tu idea de que se queden aqui para siempre, es como cuando quisiste que adoptaramos a ese dinosaurio, y el lío que tú mamá nos puso por tratarlo de meter a tu cuarto aún no se me olvida.

—pero Mirai y mi yo del futuro caben perfectamente en nuestras casas.

—Si, no me mal entiendas, creo que es muy lindo de tu parte querer que se queden para siempre. Pero no podemos meternos en cosas que no nos incumben, tal vez, aunque quieran quedarse, lo más probable es que regresen a sus universos. La madre de Mirai sigue viva, por lo que sé.

Goten se puso a la altura de Trunks, sus ojos negros llenos de lágrimas que amenazaban por salir lo miraron fijamente, Trunks sabía perfectamente a qué se debía, Goten era demasiado bueno, o tal vez tonto, como para empatizar con cualquier persona en el mundo, incluso después de haber entrevistado al fugitivo que había empezado este caos, Goten quería adoptarlo como una especie de perro callejero que necesitaba ayuda. Trunks lo abrazo, entendiendo perfectamente lo que sentía Goten, no porque el fuera empático como él, si no porque cuando se trataba de Goten todo se volvía importante.

—Trunks..—suspiro mientras sollozaba— estoy realmente feliz de haber nacido en el mismo universo que tú, nunca me dejes.

Trunks solo lo abrazo con más fuerza y recargo su cabeza en su hombro, luego se separó para besarlo en aquellos dulces labios, un beso demasiado intenso, con demasiada profundidad, al igual que sus sentimientos.