¿Porque Goten?

Un inmenso dolor.

Mirai se encontraba en un mundo en blanco, pero extrañamente se sentía cómodo, cedado, estaba ahí y nisiquiera podía recordar que era lo que hacía ahí. Luego de la nada escucho su voz gritando.
—¡¡Goten!!
Pero quién era Goten, se levantó pero un dolor cegador sintio en su cabeza, un dolor inimaginable, un dolor que no sintió nunca, creía que nada superaría al dolor que había sentido al ver morir a Gohan, pero se equivocaba, su mente se retorcía de Dolor, y unas imágenes llegaron a su cabeza, un chico con el cabello negro, de expresión radiante, el mismo chico... Su mente divagó en recuerdos que no sabía que existían, se vio a si mismo de un año viendo a un niño recién nacido con el cabello alborotado, luego un chico más pequeño con el que decía su nombre de forma dulce, que lo trataba amablemente a pesar de que el era hostil, luego se vio a si mismo peleando en un torneo con el, ideando una travesura para poder concursar, luego el mismo niño llorando en una habitación blanca.
El dolor se intensificó y pensamientos llegaban a su mente.
"Mi mayor sueño era hacerte sonreír para siempre"
Un escalofrío recorrió su mente, ya no estaba en si, estaba en otra mente, compartía otros recuerdos, esa no era su vida. Sin embargo aquel lugar blanco en dónde estaba se comenzaba a desmoronar  y el empezaba a entrar en si. Se sentía mareado, pudo divisar a Trunks cargando a Goten mientras peleaba con el ser misterioso y con M.Goten a la vez, se sentía pesado cansado, y muy confundido.

—¡Muere!— Decía Trunks mientras  le acertaba una patada en la cara al ser misterioso.

Sus ojos habían cambiado había desesperación en ellos, siempre se veía tranquilo, serio, pero ahora se veía lleno de sentimientos, M.Goten seguia atacando a Trunks. Era difícil luchar cuando cargaba a Goten.
Mirai lo alcanzó, y se enfrentó con M.Goten

—¿Que demonios haces detente?

Pero los fríos ojos de M.Goten se veían perdidos en un trance, ataco a Mirai sin pensar pero Mirai no se quitó, Trunks aprovecho para recostar a Goten en un lugar donde estuviera bien, sus latidos se debilitaban debía saber que le habían inyectado, ya después le preguntaría porque deshizo la fusión arriesgándose de esa manera.

Mientras tanto el señor misterioso se puso de pie y fue a un lugar donde pudiera descongelar los dos grandes miedos de Mirai y M.Goten, había perdido lo sabía, sentía un odio descomunal ante ellos cuatro, claro M.Goten seguía a su servicio, se sintió patético, nisiquiera era capaz de derrotar a aquella raza que le asqueba, a pesar de haber encontrado los guerreros, pensó que lo mejor sería matarlos y vería después como matar a los que seguian vivos en los demás planetas.

M.Goten se encontraba en un mundo oscuro, pero ya se había acostumbrado a estar ahí, no se sentía tranquilo, sin embargo era lo que merecía, seguía pensando en el chocolate y porque le daba tanta importancia.

Por fuera M.Goten seguía atacando a Mirai pero Mirai no quería dañarlo, sin embargo el era muy fuerte ¿Cómo lo detendría? En un momento casi mágico, sintió como su corazón se apretaba al ver su mirada sin luz, soltando unas lágrimas. Lo entendía, desde que lo había visto había querido decírselo, quería decirle lo que el siempre quiso que alguien le dijera, "No es tu culpa su muerte"

Lo entendía, era la única cosa que quería decirle, pero ¿que sucedía en su mente?

M.Goten seguía pensando en el chocolate, cuando pudo divisar un pensamiento fugaz. "Proteger a Trunks"

Una calidez que no sabía que pudiera volver a sentir se instalo en su pecho, no sentía dolor, por primera vez desde hace muchísimo tiempo, se sentía como un torbellino de emociones.

Abrió sus ojos, y vio a Mirai parado frente a el en guardia, se sentía exhausto, Mirai se le acercó en alerta aún, sin embargo M.Goten supo que el había estado atacandolo, sin embargo cuando Mirai le tendió la mano y le sonrió de una manera tan aliviante, no supo porque, no supo el como, pero empezaron a salir lágrimas de sus ojos, una tras otra hasta que no las podía parar, sin saber que hacer y en un momento tan inesperado pego su frente en el pecho de Mirai, mojando su camisa con lágrimas, y por un momento, por un minuto se dejó abrazar mientras lloraba como hace mucho no lo había hecho.