• Capítulo 25 •

767 53 8
                                    

Llegamos al departamento y seguía creyendo que él aparecería detrás de esa puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegamos al departamento y seguía creyendo que él aparecería detrás de esa puerta. Me acerqué a su habitación, estaba tal cual como la última vez que la vi.

Tenía su olor, sus cosas... Sonreí con nostalgia y me senté en la cama acariciando las sábanas.

Una oleada de recuerdos me ahogó, como la primera vez que comimos en tu casa.

"—¿No hay más mamá?— Preguntó el azabache.

—¡No cariño!— Gritó desde la cocina.

—Ya sé. Nosotros comeremos la mitad cada uno y tú te comes el otro.— Habló Chifuyu refiriéndose a nosotros.

—Al revés. Dejemos que ____ se coma este y nosotros la mitad.

Los miré a ambos mientras discutían sobre quién merecía el peyoung completo. Nos encontrábamos en la habitación de Baji. Era bastante simple para su explosiva personalidad. Tenía su cama, sus muebles y varios pósteres de gatitos por las paredes."

—¿Nos cuidarás verdad?— Acaricié mi vientre. —Claro que sí...

Su voz resonaba en cada rincón de mi mente y mi corazón pedía a gritos terminar con esta fulminante tortura.

—¿Quieres instalarte ahora?— Apareció ella en el marco de la puerta. Su mirada estaba apagada pero luchaban internamente por verse fuerte. Se sentó a mí lado. —Yo sé que él te amaba.— Sonreí, seguramente recordando. —Decía que era un logro que estuvieras con él. Siempre resaltaba lo hermosa e inteligente que eras para fijarse en un idiota como él.

—La verdad es que sí podía llegar a ser un idiota...

—Kei te dejó en buenas manos _____. De aquí en adelante nunca más estarás sola.— Su voz se hacía cada vez más temblorosa. —Este fue el trabajo que me dejó mi hijo, y no voy a decepcionarlo.

No pudimos evitar llorar ahí, pero inmediatamente se puso de pie.

—¿Tienes hambre? Este pequeñín debe estar hambriento, iré a preparar algo rápido.

No quise insistir en un 'no' por muy mal que me sintiera, porque dentro de mí había una vida que seguía creciendo.

Me dejé caer en la cama inundando mi nariz de su aroma en la ropa. Abracé la almohada esperando que fuera él, rogándole a quien sea que me dejara verte una vez más.

Sólo una vez más.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐈𝐍𝐌𝐀𝐑𝐂𝐄𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 | Baji Keisuke ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora