• Capítulo 2 •

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—Oye infeliz

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—Oye infeliz.— Habló el que parecía ser el líder del grupo que teníamos frente a nosotros. —¿Crees que puedes darte el lujo de maltratar a nuestros subordinados?

—¡Este tipo es el comandante de la pandilla Mandala! ¡Y la de al lado seguro es su novia!

Miré con el ceño fruncido al sujeto que comenzaba a caminar hacia nosotros, tenía mal aspecto.

—Te llegó la hora, Matsuno.— Se acercaba cada vez más. —Te pasa por meterte con nosotros.

Inclinó su rostro muy cerca de mí amigo. Éste ni se inmutó en mostrar una pizca de miedo, llevaba como siempre sus manos dentro de sus bolsillos con un semblante relajado.

—Vamos a enseñarte a respetar y saludar a tus mayores, mocoso.

Luego de un corto silencio, Chifuyo reaccionó golpeando la nariz del tipo con su cabeza. Las gotas de sangre no tardaron en correr por su rostro, ni menos las quejas del resto de su pandilla, quienes nos miraban con asombro.

—Vaya.— Por fin habló el rubio a mi lado. —Te di un cabezazo mientras intentaba saludarte...

Lo vi quitarse su chaqueta escolar y lanzarla lejos.

—¿Atacan en grupo a dos personas? Pues vaya pandilla que son... Son patéticos.

—Chifuyu...— Dije cuando vi como corrían en nuestra dirección.

Vi como uno de ellos intentó golpearlo de frente. Otro, aprovechando su distracción, quiso golpearlo por atrás. No me quedé quieta y recordé todos los movimientos de pelea que me enseñó Chifuyo en algún momento.

No dudé y golpeé su rostro a puño cerrado. Lo vi tocarse la nariz mientras me miraba con desprecio.

—Perra...— Exclamó. —Siento decirte que no me quedaré de brazos cruzados sólo porque seas mujer.

—No esperé que lo hicieras.— Me puse en postura de pelea y me acerqué para volver a golpearlo. Sentí un ardor en mi ojo izquierdo... Claro, otro hijo de puta me había golpeado.

Me giré, aún con el dolor punzante en mi ojo y ataqué de un rodillazo su entrepierna.

—¡Mierda!— Gritó desde el suelo. Me acerqué para golpear su cara de una patada.

—¡Te voy a matar!— Me giré a ver de dónde venía ese grito y vi como tenían casi acorralado a Chifuyo intentando golpearlo a la par.

En mi descuido, uno de ellos me agarró desde atrás para soltarme en el suelo. Me cubrí la cabeza con mis brazos cuando vi que su pie iba a dar a mi rostro.

—¡_____!— Escuché como intentaba forcejear para venir a ayudarme.

Me giré en el suelo para alejarme de sus patadas. Agarré su pie y volví a girar, dejándolo así con las piernas abiertas y un dolor agudo en su zona íntima.

𝐈𝐍𝐌𝐀𝐑𝐂𝐄𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 | Baji Keisuke ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora