XVI

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"Una pérdida de un ser querido siempre va a ser dolorosa pero cuando es por tu culpa..."


         Estaba petrificada escuchando cada uno de los golpes que recibía la puerta detrás de mí. Quería volver y ayudar a Nadeem, pero sería un estorbo. Quise esperar a que todo se calmara y volver con Nadeem. Quería que solo fuera una pesadilla. Mis lágrimas corrían y mi cuerpo no se movía. Por un segundo pensé que todo había acabado, que podría volver con Nad... Me giré para regresar, pero justo cuando tomé el picaporte con mis manos lo sentí... los sentí... tres disparos uno tras otro... ahí mi mundo se vino abajo... caí de rodillas, deseando que fuera mentira, que hubiera escuchado mal, que hubiera sido mi cabeza jugándome una mala pasada, pero cómo si el destino quisiera confirmármelo escuché otros dos y como caía algo enorme sobre la puerta... cómo si hubiera caído un cuerpo...

—N-Nad... Nad... n-no... p-por favor... Nadeem... no... e-esto n-no es real...n-no... —Comencé a mecerme abrazando mis piernas, mordiéndome el labio repitiendo aquello una y otra vez...

         Se escucharon más golpes y tiros... tenía miedo, dolor, ansiedad, pero sobre todo un enorme vacío en mi pecho... había perdido a una de las personas que más amaba en mi vida... a mi mejor amigo... mi hermano... todo por mi culpa... Los temblores y la falta de aire cada vez empeoraban más...

         Estaba acorralada... en cualquier momento esos tipos entrarían y me matarían... igual que a Nad...Tenía dos opciones quedarme, no seguir huyendo y enfrentarme a lo que sea que había al otro lado de la puerta o encontrar una forma de escaparme... Entonces agarré fuerzas de donde no sabía que existían y me paré, temblando caminé hasta la puerta. Tenía un cerrojo muy raro que no entendía, aunque se me hizo muy familiar. No tenía cabeza para pensar entre golpes y disparos, no podía concentrarme. Algo me decía que sabía cómo abrirlo, pero no me venía la imagen.

—Piensa... de dónde lo conoces... ¿por qué a tu padre se le ocurrió una cerradura tan rara?... —Me regañé mentalmente y aún más al escuchar un total silencio, en cualquier momento entrarían.

         Entonces vino un vago recuerdo de mi padre obligándome a aprender a resolver un juego mucho más difícil que el dichoso cubo Rubik. Miré la cerradura y era parecida por lo que intenté resolverlo, para mi suerte logré abrirlo en el primer intento, al parecer usar aquel juego para calmar mi ansiedad me había salvado la vida o eso pensé porque al abrir aquello solo dio a otra cerradura, una digital.

—Ahora sí. ¿Qué números pueden ser? ¿Papi por qué tenías que hacerlo tan difícil? —Estaba impaciente marcando números al azar y nada, fechas importantes, números que de alguna forma tenían un significado para él, pero nada.

         Aquel aparato había comenzado a pitar alto, eso solo llamaría la atención de los que estaban afuera. Ya ni marcar podía solo temblaba y temblaba. No sabía si lloraba por el dolor o por nervios y la ansiedad que me estaba causando aquella situación. Ahí fue que recordé una frase que mi padre me decía mucho: "Recuerda que cuando las cosas se pongan difíciles tu siempre vas a ser la respuesta". Siempre me pareció algo bobo por parte de mi padre, pero ahora era lo único que tenía.

2-5-9-7-2

         Marqué aquel número rezando para que fuera el correcto y aquel sonido parara y efectivamente así lo hizo. En cuanto la puerta se abrió entré rápidamente y la cerré detrás de mí. Escuché cómo todo aquel mecanismo se volvía a cerrar. Tenía los ojos cerrados tratando de calmar mi corazón y mi respiración antes de enfrentarme a lo que fuera que estuviera frente a mí. Poco a poco, con una lentitud, que ni las tortugas me ganaban, abrí los ojos para encontrarme con una habitación vacía, solo una computadora y otra puerta.

—¿Qué es esto? ¿Por qué mi padre haría un cuarto para solo una computadora y más con este cerrojo del demonio? —me pregunté sin entender.

         Algo muy importante tendría aquella máquina para tenerla guardada en esa caja fuerte gigante.

         La curiosidad cómo siempre me ganó. Nuevamente escribí 2-5-9-7-2 y la computadora se abrió. Lo primero y único que había era un video, era de mis padres. Mi corazón se volvió a acelerar. Los nervios y la ansiedad volvieron. Ellos estaban desaparecidos, había personas peligrosas detrás de mí, a mi mejor amigo lo habían asesinado por mi culpa y ahora tenía un video de mis padres escondido en este lugar. Ya no esperaba nada bueno por lo que con mano temblorosa le di click al video.


"Mi niña no sabes cuánto sentimos que estés viendo esto, eso solo significa que estuviste en peligro y no estuvimos ahí para apoyarte. Perdónanos por nunca contarte. Por esconderte todo este mundo. Por nunca estar en casa, buscando soluciones a algo que simplemente no la tenía. Tienes que seguir adelante. Detrás de la puerta a tu derecha hay un túnel que te lleva directo al templo en cuanto llegues los monjes sabrán que hacer. No te podemos dar más explicaciones porque ni nosotros las tenemos. Prometemos reunirnos pronto contigo a donde sea que los monjes te lleven. Prometemos explicártelo todo y ayudarte con este desafío que la vida te ha puesto y que hasta ahora no hemos sido capaces de contarte. Perdónanos, pero todo lo hicimos de esta forma porque te amamos y siempre lo haremos. Por favor haz todo lo que te pidan, sin hacer muchas preguntas. Solo confía en los monjes, en nadie más. Te amamos Brujita"


         Ver cómo mi madre que nunca se callaba no dijo una sola palabra a causa del llanto que trataba de retener y a mi padre llorando sin parar a la par que hablaba cuando realmente prefería guardarse el llanto para la privacidad de su cuarto, donde nadie lo viera, me partió el corazón y acabó de romper lo poco que quedaba en mí. No podía seguir viendo aquello, no entendía de qué hablaban o que me habían ocultado solo sabía que los necesitaba. Necesitaba verlos con urgencia y que me dijeran que todo fue un sueño o algo creado por mi loca cabeza. Cegada por la ilusión de que detrás de aquella puerta estarían mis padres junto a Nadeem esperándome, diciendo que solo era una prueba o broma o lo que sea, comencé a caminar y caminar, doblaba y seguía caminando. Al final del túnel había unas escaleras hacia arriba y en el último peldaño esperaba una última puerta para ser abierta. Arrastrando los pies, y sujetándome del barandal logré subir y abrir aquella pequeña puerta de madera, era tan pequeña y estrecha que tuve que pasar por ella encorvada rozando mi cuerpo contra esta.

         Había estado tan ilusionada e impulsada por la idea de que vería a mis padres y a Nadeem que cuando solo vi aquellos monjes, incluyendo a Osmon frente a mí y a nadie más colapsé. Entré en un llanto fuerte, profundo y doloroso, mi garganta ardía, mi pecho se sentía completamente vacío. No verlos ahí hacía que cayera en la cruda realidad, Nadeem había sido asesinado por mi culpa y mis padres habían desaparecido... estaba sola... no podía acercarme a Lis o podría terminar igual o peor... no creía en Cristian... no podía verle a la cara a Osmon no después de lo que había pasado... Estaba sola... completamente sola...

          No sé cuánto tiempo estuve de rodillas llorando, sacando todo el dolor que tenía dentro. Los monjes no dijeron nada, me dejaron sola. Ellos eran así, dejaban que te desahogaras de la forma que necesitabas y luego te aconsejaban. El monje mayor fue el último en irse luego de tratar que Osmon hiciera lo mismo, pero este último se negó rotunda y simplemente se quedó ahí, esperando por mí, acompañándome, sabía que lo necesitaba por lo que se quedó y esperó. Cuando mi llanto fue disminuyendo fue hasta mí y muy a pesar de sus creencias y los hábitos que seguía me abrazó. No habló, no hizo nada, solo me abrazó en silencio en un hermoso y sencillo acto para juntar y tratar de pegar los millones de pedazos en los que me había roto.

Sangre CodiciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora