XXXVIII

237 44 4
                                    

"Las personas reaccionan según sus vivencias y traumas, por eso algunas deciden solo desconfiar y otras solo dejarse llevar"


—Sabías que algún día esto iba a pasar, solo era cuestión de tiempo. Así que mejor relájate que la estas asustando. Ella es mayor de edad para escoger quien, cuando, como y donde la muerden —dijo Kylian intentando calmarlo todo, interponiéndose entre Osmond y yo.
—¿Mayor de edad? ¿Y eso qué rayos tiene que ver aquí? ¡Ella no sabía lo que significaba y tú solo te aprovechaste de eso! ¡Sabía que no podía confiar en ti! —gritó un Osmond enojado entre gruñidos.
—No seas imbécil, claro que le expliqué en lo que se estaba metiendo, ella aceptó. Solo cálmate y escúchala. Me iré para que hablen, pero solo si estás calmado —Su tono de voz seguía siendo melodiosa y sin perder la compostura ni una sola vez.
—¡Dudo que le explicaras todo! ¡Ella no aceptaría semejante cosa! ¡Ella no es así de imprudente! ¡Seguro la estás obligando! ¡Tal vez chantajeándola! —Las palabras de Osmond ya no eran solo gritos con gruñidos, eran gruñidos de un lobo dispuesto a atacar a matar.

          Lo siguiente que vi sí me asustó. Nunca se me pasó por la cabeza ver a mi monje preferido siendo violento, menos sin ninguna razón válida ni la historia completa. Vi cómo se abalanzó sobre Kylian, furioso, lleno de ira. Yo solo pude retroceder y gritar. Forcejearon y en un abrir y cerrar de ojos Osmond era un enorme lobo negro, como esos que aparecen en las películas de terror. Kylian intentaba detenerlo, para que no lo mordiera, para que no lo matara. Yo estaba en una esquina temblando de miedo, no podía escoger bandos y ayudar, las palabras tampoco me salían.

         Había hecho una promesa y la había roto y estas eran las consecuencias de ello.

—¡Osmond! ¡Para! —gritó el monje mayor, padre de la señora Eli. Osmond por otro lado solo gruñó enojado y siguió— ¡Osmond! ¡Te dije que pares! Él tampoco sabe lo que significa. ¡Déjalo en paz!

         Como por arte de magia Osmond paró y se separó de Kylian con la cabeza gacha y la cola entre las patas. Kylian rápidamente fue a donde yo estaba para cerciorarse de que yo estaba bien.

         Por cierto, no sé en qué momento llegaron la señora Eli y el monje a la habitación. Tampoco tenía idea de que aquel hombre pudiera levantar la voz más allá de un tono bajo, muy bajo.

—¿Qué cosa es la que no sé? ¿Por qué cosa ese loco quería matarme? ¿No que muy monjes protectores? —preguntó Kylian confundido mientras me abrazaba "protegiéndome".
—Kylian cuidadito con tu tono de ironía, estás hablando con alguien mayor que tú —le regañó la señora Eli, señalando con el dedo acusatorio.
—Déjalo, es comprensible —dijo el monje, colocando suavemente una mano sobre el hombro de su hija, volviendo al mismo tono de voz calmado de siempre— Si hay cosas que aún no saben es porque aún no es tiempo de que las conozcan, no hay que adelantarnos al tiempo.

《Osmond es su mayor protector y solo quiere el bien para ella, sintió que estaba en peligro y actuó como le fue enseñado. Estuvo mal que no averiguara primero que había pasado y me disculpo por ello. Eso es todo lo que tienen que saber. Ahora si me disculpan tengo que hablar con este muchacho —Dicho esto le dio un beso en la frente a la señora Eli y se fue junto a Osmond. 》
—¿Qué rayos acaba de decir? —le preguntó Kylian a la señora Eli.
—Lo siento mi niño, pero por más que quiera no puedo decirte más allá de lo que él te dijo —Y ella también nos dejó solos.
—Siempre hacen lo mismo —dije con fastidio una vez más las palabras quisieron salir de mi boca, muy oportunas ellas.
—Es que no entiendo, toda la vida una mordida significa e implica todo lo que te dije, no hay nada más allá de eso. Por siglos siempre ha sido así, no sé qué puede haber cambiado —se preguntaba a sí mismo Kylian haciéndome reír por lo bajo ante su confusión.
—Por siglos los vampiros, lobos y demás habían sido leyendas, producto de imaginaciones, nada más y mira estoy frente a uno. No sé qué saben ellos que nosotros no. Llevo meses preguntando lo mismo y siempre la respuesta es la misma —dije encogiéndome de hombros.
—A mí siempre me lo habían dicho todo, esto es nuevo —Caminaba de un lado a otro como si eso le fuera a dar la respuesta.
—Siempre hay una primera vez —Hice una pausa en la que me quedé pensativa—. Eso no me preocupa, ahora lo que me preocupa es Osmond, él no es agresivo con nadie y su pelaje... cuando conocí ese lado de él era blanco y ahora... Tengo miedo Kylian, no quiero que nada malo le pase, él es mi familia —Estaba afligida por el estado de mi amigo.
—Él está bien, más que bien diría yo —dijo mirando a través del espejo como el enorme rasguño en su pecho se iba curando—. Deberías estar feliz, por un lado, si está así significa que ya se llevaban bien y se aceptaron uno al otro. Por otro lado, después de lo que pasó hace unos días dudo que alguno de tus lobitos esté completamente blanco aún. Solo debes preocuparte cuando sus ojos dejen ser brillantes y se vuelvan negros, pero dudo que el padre de Elizabeth deje que eso pase con alguno de sus chicos.
—¿Tú crees que él haya... ya sabes... matado? —pregunté incrédula, no me imaginaba a Osmond haciéndole eso a nadie.
—¿Después de lo que acaba de pasar? No tengo ninguna duda de ello —Sentándose en la cama e invitándome a que hiciera lo mismo—. Debes tener mucho cuidado con cualquier lobo, incluso conmigo. Somos muy territoriales y algunos cuando piensan que las cosas se les están yendo de las manos se descontrolan y en ese momento no se distingue quién es amigo o enemigo, a menos que tengas una fuerte conexión con el lobo.
—No sé los demás, pero sí estoy segura de que Osmond sería incapaz de hacerme daño, digamos que ahora es lo único de lo que estoy cien por ciento segura —Sin importar lo que acaba de pasar, sé que Osmond sería incapaz de hacer cualquier cosa en contra mía.
—Solo te pido que tengas cuidado y estés alerta. Los lobos como cualquier animal son impredecibles —Tomando mis manos entre las suyas con preocupación.
—Lo tendré, aunque como te dije él no me hará nada —Le sonreí segura de lo que estaba diciendo.

Sangre CodiciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora