XXVII

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"La imagen que las personas nos dan es una cosa y lo que pasa por sus mentes y vidas es otra."


            No supe qué más decirle o qué hacer por lo que simplemente me quedé ahí abrazándolo, deseando que sacara todo lo que tenía dentro.

            Nunca lo había visto llorar, tanto él como Nad eran del tipo de personas que nunca se mostraban "débiles" ante los demás. Pasará lo que pasara, ellos siempre tenían una sonrisa en su rostro dándole ánimos a los demás, ocultando todo el dolor que llevaban con ellos, para sí mismos.

         Ahora entendía muchas cosas y otras dudas que tenía se hacían más confusas. Las reacciones de Nad cuando le preguntaba por su lugar de origen o sobre el resto de su familia.

         A mi mente, la primera duda que vino, fue el día que Nad estaba discutiendo con sus padres. ¿Estaban hablando de su abuelo? No, no podía ser, él jamás defendería a alguien así, ¿o sí?

         Me negué a tan solo imaginar semejante locura. Nad sería incapaz de algo como eso. Él jamás defendería a alguien que casi lo mata y no solo a él, sino que también a su familia, lo más importante para él.

—Ay algo más que tienes que saber —susurró en un hilo de voz, levantándose lentamente, mirándome a los ojos.

—Si eso te va a hacer sentir mejor dímelo, si no, puedo esperar —Tomando sus manos entre las mías con una sonrisa comprensiva.

—Tengo que decírtelo todo ahora, antes de que me arrepienta... Nadeem se mantuvo en contacto con ese monstruo todo este tiempo. No quiero que tengas una mala imagen de él, desde que te conoció todo lo que ha hecho es por tu bien. ¿Recuerdas cómo empezó todo esto?

—S-si —Fue lo único que alcancé a decir tratando de descifrar de a que se refería.

—El chico que viste que asesinaron... bueno... eso fue por órdenes de Nadeem.

—¿¡Qué!? No, no eso tiene que ser mentira. Nad, mi Nad, nuestro Nad sería incapaz de semejante cosa —Me negaba a creer semejante blasfemia.

—Eso pensé yo, pero en el mundo en el que realmente vivimos y como están las cosas, a veces hay que tomar difíciles decisiones para poder sobrevivir, o algo así fue lo que me dijo. Cuando le pedí explicaciones de por qué lo había hecho, no me quiso decir. Según él mientras menos supiera en lo que estaba metido mejor para mí y los de mi alrededor. No sé cuáles fueron las razones exactas, solo sé que si él lo hizo una buena razón debió tener porque créeme, mi primo jamás rompería las reglas sin tener un buen motivo, tú lo sabes.

—No, Osmond, no lo sé, el Nadeem que yo conocía sería incapaz de mantener un vínculo con alguien como tu abuelo. El Nadeem que yo conocía sería incapaz de matar a una mosca, mucho menos de mandar a matar a alguien como si fuera un pandillero o un mafioso —Me paré de la cama llena de lágrimas, lo último que me podría imaginar sería que mi mejor amigo, mi hermano, fuera capaz de semejante cosa —. Cada cosa que me dices me hace dudar más y más, hay cosas que no concuerdan en lo absoluto y otras que simplemente...

—Sé que es complicado de creer, pero te prometo que responderé todas las dudas que puedas tener con la verdad absoluta. Antes de eso necesito que te sientes y respires profundo, no puedes caer en una crisis ahora. Te necesito bien, sin alteraciones, debes tener todos tus sentidos intactos y en orden. Sé que es difícil pedirte esto, pero si dejas que toda esta situación te controle, no vamos a llegar muy lejos del puerto. Son muchas cosas que procesar sí, pero...

—No, Osmon, no me pidas eso —le interrumpí—. No me pidas que me calme cuando me acabas de decir que la persona en la que yo más confianza tenía, la que yo pensé durante años que era alguien bueno, incapaz de hacerle daño a nadie, es un asesino porque si, mandar a matar a alguien te hace igual de culpable que quién lo hizo.

《Es que... es que... ¿Cómo se puede hablar con el tipo que destruyó a su familia? Una de dos o he vivido una enorme mentira toda mi vida o no me estás contando toda la verdad. ¿Cómo rayos es que Nadeem va a ser quién me metió en todo este lío? Él mismo fue quién me dijo que me alejara de todo y que tuviera cuidado. No tiene sentido ninguno lo que dices. 》

         Mis manos temblorosas. Mis lágrimas corriendo por mis mejillas. Mis dientes atrapando aquel bultico dentro de mi mejilla izquierda. Mis ojos mirando en cualquier dirección buscando la cámara oculta o la forma de salir de todo esto. Mi dedo índice derecho arrascando el lugar donde empieza el pulgar, con fuerza. Estaba entrando en una crisis, la más horrible de todas, tal vez.

—¿Y tú crees que a mí no me afectó enterarme de todo esto? ¿Crees que no me molestó y me dolió que mi primo, no, mi hermano, no me haya querido decir que rayos estaba pasando con él? ¿Crees que no estoy enojado con mi familia porque soy el único que no sabe ni la mitad de las cosas que pasaron? ¿Crees que no me afecta el hecho de que ya no puedo enfrentar a mis padres ahora que tengo la madurez suficiente para enfrentar lo que sea que me ocultaban? Pues lo creas o no si, todo eso me tiene muy mal pero ya no puedo hacer nada con respecto a eso.

《Conozco a mi familia y sé perfectamente que ellos no son unos santos, como también sé que no son unos monstruos como el progenitor de mi madre. Ellos jamás le harían daño a alguien a menos que no tuvieran otro remedio. Sé que Nadeem no debió hacer nada de eso, pero sus razones tendría. Eso es algo que te tiene que quedar bien claro, el mundo al que pertenecemos todos los que estamos en este barco, mi familia y demás, no es el mundo color de rosa que conoces, en este hay que sobrevivir a como dé lugar. Si alguien quiere hacerte daño a ti o a uno de tus seres queridos, créeme cuando te digo que no tienes muchas opciones y eso es algo que vas a ver en cuanto pisemos puerto. Esto ya no es Disneylandia, esto es una guerra y tú estás en medio y por desgracia hay que ganarla a como dé lugar o nadie, absolutamente nadie estará a salvo. 》

         Por primera vez lo vi sacado de sus casillas. Estaba realmente enojado, hasta humo echaba por las orejas. Se había parado y prácticamente me había acorralado contra la mesita, soltando todo aquello que se había estado guardando durante nadie sabe cuánto tiempo.

         Mil preguntas vinieron a mí. Mi crisis por un segundo se había congelado. Mi cuerpo estaba completamente paralizado. No pude mirarlo a los ojos. Mi mirada estaba clavada en el suelo, en una esquina muy lejana.

         Él solo suspiró rendido. Dio unos pasos hacia atrás y se fue. Me dejó sola y lo entendía. Por primera vez se había desahogado. Él necesitaba tiempo. Yo necesitaba tiempo. Ambos teníamos que procesar lo que acababa de pasar.

         Solo me quedé ahí unos largos minutos. Pensaba en todo. Mi mente trataba de conectar los puntos, pero solo había más y más huecos en blanco que me traían aún más dudas. Nuevamente mis lágrimas comenzaban a correr, pero está vez por la frustración de no entender qué pasaba.

         Tenía demasiadas cosas en la cabeza para procesar, empezando por lo de la guerra. ¿Cómo o por qué yo estaba en medio de todo eso? ¿Qué rayos tenía que ver yo? Ya estaba cansada de que solo me dijeran que yo era especial y hasta ahí. ¿Especial por qué? ¿Tan importante era ese especial como para estar en guerra? ¿Qué rayos querían de mí? ¿Y si Nad mató a ese chico... también habría matado a los de la tienda de tatuajes? ¿Qué tenía que ver Nadeem con ese grupo aterrador de chicos que vi matar al otro?

         Ya no sabía qué pensar o qué creer. Solo sabía que a partir de ahora la realidad y la ficción se estaban mezclando y saber cuál es cuál me estaba costando años de vida y seres queridos.

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No fue el domingo pero aquí está su nuevo capitulo, espero que les guste. Por cierto no crean mucho de lo que leen no todo es como piensan ;)

Sangre CodiciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora