XLIII FINAL

397 44 6
                                    


"La venganza no es buena. El ojo por ojo tampoco. ¿Pero y si esto no se cumple y más seres terminan sufriendo? No es venganza, no es romper las reglas, es supervivencia, en este mundo de locos"


         Sabía que ahora era mi turno, aunque seguía sin saber que tenía que hacer. No quería preguntar y acabar con la hermosa atmósfera que había.

         Estábamos abrazados. Sonriendo. Sintiendo un cúmulo de emociones. La luna alumbrándonos con intensidad. Sentía como su sed crecía y como él intentaba contenerse.

—No hagas eso —susurré dejando mi cuello al descubierto otra vez.

—¿Qué no haga que cosa? —preguntó separándose un poco, como si no supiera de qué hablaba.

—No te contengas.

—Te toca a ti, no a mí —dijo mirándome a los ojos con una dulce y nerviosa sonrisa.

—Yo no puedo hacer lo mismo que tú, mis colmillos apenas se ven —Negué nerviosa.

—Eso lo se flamita —susurró riendo.

         Pasó una uña por su cuello apretando con fuerza para hacerse una herida profunda, de la cuál empezó a salir sangre a montones.

—¿Estás loco? —pregunté alarmada tapando su herida para que no se desangrara.

—Si, algo. Pensé que ya lo sabías —bromeó entre carcajadas por mi reacción—. Soy vampiro/lobo me curo rápido, así que si no me muerdes y tomas mi sangre en unos segundos tendré que volverla a hacer.

—Cierto —Suspiré y saqué mi mano de su cuello—. Lo haré, pero tú también hazlo. Sé que tienes mucha sed. Shh, no acepto un no por respuesta —dije inmediatamente al ver que iba a replicar.

         Algo temerosa y con cientos de dudas y algo de asco me acerqué a su cuello. Sí quería hacerlo, mis instintos y razón por otro lado me decían que era mala idea. Yo seguía siendo humana y el pensamiento de tomar sangre encendía todas mis alarmas, igual que estar unida a una persona que si bien confiaba en ella era alguien que conocía hacía tan solo unos meses y nos llevábamos bien hacía menos.

         Al principio mordí con suavidad, luego de varias protestas por parte de Kylian, lo mordí con fuerza. En primera instancia fue un sabor desagradable, después pasó a ser dulce y a su vez salado, tal vez agridulce, no lo sé. Comencé a disfrutar aquel líquido a la par que la luna dejaba de estar encima de nosotros.

         Kylian por otro lado tomaba mi sangre con tanta sed que parecía hombre perdido en el desierto, en medio de un oasis. Por momentos me sentía débil y quise parar, pero al instante que aquel pensamiento pasaba por mi cabeza se desvanecía y las ganas de seguir aumentaban.

         No sé cuánto tiempo pasó ni qué fue lo que realmente pasó, solo sé que al otro día desperté acostada en la islita, al lado de Kylian y llena de mordidas por todos los hombros y clavícula. No me dolía, no sentía ningún tipo de dolor, tampoco la euforia que sentía anoche. Sí me sentía más viva, más fuerte y tal vez lo más importante para mí en ese momento, más conectada con Kylian.

—Buenos días dormilona —canturreó abriendo los ojos y dedicándome una dulce sonrisa.

—Dormilón tú, yo me desperté primero —le repliqué con una risita boba.

—Que tenga los ojos cerrados y permita que me acoses mientras finjo no darme cuenta, no significa que esté dormido —dijo acostándose de lado para verme directo a los ojos.

Sangre CodiciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora