Abandonó el estudio dejándola allí sola con su aflicción. –« ¡Oh Dios mío! ¿Cómo he sido tan majadera? No debí dejar ese escrito aquí. Qué digo, ¡No debí escribirlo! ¿Quién me asegura que ese petimetre de Andrés no me engaña? Lo mismo lo tiene él y ahora se estará riendo de mí, de la lunática lisiada que escribe cartas a los muertos». –El pánico se enseñoreó de ella. El sudor perló toda su frente y sintió que le faltaba el oxígeno. Tenía que salir de allí enseguida. Sentía que se ahogaba. Empujó con la barbilla el mando que hacía circular su silla y salió afuera. Por fortuna, la puerta había quedado entornada, y no le costó abrirse paso.
Martina levantó la vista de su lectura y la vio parada en el rellano. Su cara lucía descompuesta. Rauda dejó el libro electrónico sobre la silla que ocupaba y se aproximó alarmada hasta ella. – ¡Sarita! ¿Qué te pasa? Estás muy pálida, mi niña. –Miró a su apéndice. Sus negros ojos reflejaban la misma inquietud que los suyos. Lo sabía. Sólo logró decir.
– ¡Tengo que salir de aquí! ¡Vamos a la calle! –Sin más dilación puso en marcha su poltrona y rodó por el largo corredor seguida por la chilena que preguntaba sobresaltada.
– ¿Salir a la calle ahora? Pero, ¿Sarita, qué te pasa? ¿Te has fijado en el tiempo que hace fuera? No creo...
La cortó en seco. – ¡No me importa el tiempo que haga ahí fuera, Martina! Necesito salir de esta casa ahora mismo. Necesito sentir el aire en mi cara. No preguntes más, y obedéceme, para algo te pago. ¿No crees?
Lo que la cuidadora iba a contestarle murió en la punta de su lengua. Fue muy cruel con ella. –« ¡Bien! ¿Quería salir a la calle? ¡Pues iban a la calle! Total, ella misma lo había dicho. Era su jefa y la que le pagaba el sueldo cada mes». –Algo muy grave le había ocurrido allí dentro. En esa sala de estudio. Pero la conocía demasiado bien y sabía que no le sacaría nada a menos que quisiera contárselo. La testarudez de los Galván campaba libremente en esos momentos por su ánimo. Bajaría con ella y dejaría que se le pasara el enfado.
Circuló en silencio con su silla por el Paseo de la Castellana intentando apaciguar a la angustiada fiera que hervía en su interior. Las mejillas le ardían de pura impotencia y ni siquiera el fuerte aquilón que soplaba lograba paliar los efectos de su reconcomio.
Martina la seguía callada a pocos metros de distancia. Agradeció la mudez tan sólo interrumpida por el rodaje de los coches o alguna sirena confinante. Se sentía tan aterrada por el paradero de su loca carta, que no reparaba en las miradas curiosas de algunos transeúntes, y de haberse percatado de ellas, no le habrían importado. Quien quiera que tuviera su mensaje se estaría partiendo de la risa, o lo que era peor, apiadándose de ella. La pobre tetrapléjica que mandaba cartas a un fiambre, además estaba chalada, y buscaba consuelo en alguien convertido en polvo hacía siglos. Si hubiera podido taparse la cara con ambas manos; lo habría hecho. Si pudiera evaporarse de la faz de la tierra también lo habría intentado. Rodó por la avenida arriba durante minutos, y esos minutos para Martina parecieron convertirse en horas.
La mujer no paraba de mirar al cielo. El impetuoso ventarrón soplaba cada vez con más intensidad. Pronto comenzaría a llover y habló aún a riesgo de llevarse otra reprimenda. – ¡Sarita! ¿Hasta dónde piensas seguir andando? Casi hemos llegado a María de Molina. A este paso acabaremos en el Bernabéu. Va a ponerse a llover y sabes que eso no te hace bien. Sea lo que sea lo que te ha ocurrido ya lo solucionaremos. ¡Por favor! ¡Volvamos! O te pondrás enferma.
La muchacha no la escuchó y siguió rodando contumaz. –« ¿Qué más daba lo que le ocurriera?». –Lo único que deseaba era que se la tragara la tierra. Martina notó la caída de una gota sobre su rostro moreno. Empezaba a lloviznar. Debía tomar una decisión deprisa. Corrió hasta adelantar a su jefa poniéndose delante de ella. Agarró el brazo orientable de su joystick apartándolo de un manotazo limpio. Sara arrugó la frente y la miró airada chillando.
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Sara es nombre de princesa (Chris Hemsworth)
Ficción históricaEn el día de su decimosexto cumpleaños la joven Sara Galván experimentará como toda su vida da un giro radical... Los terribles acontecimientos vividos esa fatídica noche La llevarán a vivir una emocionante aventura cargada de amor y misterio en el...