∞15∞

1 0 0
                                    


Noah

Las conversaciones de estos tipejos me estaban taladrando la cabeza. Catalogaban a las chicas dependiendo de su apariencia, pero notaba que omitían muchas que eran hermosas, por el simple hecho de ser aisladas, o de haber negado sus proposiciones indecorosas. No les gustaba no tener lo que querían, y ellas eran un claro ejemplo de algo que jamás lograran tener. Deje de mirar mis pies cuando pronunciaron el nombre de Angelina, que se escuchaba extraño al ser pronunciado por sus indignos labios.

—está bien buena, pero es muy extraña, lástima

— sus ojos al estar follando, acabas en menos de 1 minuto

—¿De qué ojos hablas? — pregunto entre risas

—imagina hacerlo mientras solo usa sus patines, dios

carcajeaban por sus chistes misóginos, sin saber que mis puños querían golpearlos. Notaron la furia que emanaba de mi cuerpo, haciendo que retrocedieran un poco, asustados por los que venía. Lentamente, con la mirada fría me acerqué lo más que pude.

—vuelvan a pronunciar su nombre, y me aseguraré de que jamás salga de su boca una palabra

Si dejar que me respondiera, me voltee y camine rápidamente hacia los baños más cercanos, intentando no golpear a nadie en el camino. Ese día, me había dado cuenta de muchas cosas que no quería aceptar.

Estaba tan enojado, que por ira renuncie al equipo de básquet. No quería que nadie, en especial mis padres me digieran que hacer.

Pero el ver aquel rojo, me calmo en un instante. Logre advertir a Camile salir apresurada de su salón, con aquel movimiento característico de su suave cabello.

—hola, Noah— me saludo una chica que no conocía pronunciado lentamente cada palabra con una gran sonrisa indecente. Me limité a sonreírle, fingiendo buscar algo para evadirla. La única voz que deseaba oír era la de ella.

Nuestra dulce tortura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora