Cada quien vive sus propios tormentos.
Los míos me trajeron hasta donde estoy hoy, no sin antes intentar hundirme. La muerte me miró a los ojos una noche de febrero de 2010, recuerdo la sangre manar a borbotones de mis entrañas, me ahogaba, desapare...
Tengo miedo de mí, de creer mentiras que mantengan mi corazón con tratamiento paliativo, de pensar que aún nos queda tiempo, que mañana voy a despertar y ya no sentiré este vacío en el ventrículo derecho.Hellorado tanto y es tan raro que aún no tenga un choque hipovolémico. Haymetástasis en tantas partes de mi alma, pero una tomografía no me ayuda a localizarlas. Sé quealgo me duele, no puedo indicarlo en ningún cuadrante solo siento que irradia. Tengomiedo de ti, de que me mientas para no seguirme hiriendo, de que sigas ligándome venas y, entonces, ya no encuentre retorno, de que solo tengas el papel de morfina en mi enfermedad.
La muerte es inminente, pero me haces creer que todavía quedan tres días más.
Tengo miedo de ti, de que hagas con mi vida solo datos para una historia clínica, inconclusa, mal redactada, que la evolución solo sea poesía y el diagnóstico tenga una pregunta: ¿Cuándo uno decide qué es suficiente?
¿El tratamiento? ¡Quitar el estímulo lesivo! —Un adjunto de hoja de referencia— ¡Que se haga cargo otro! Un tanatólogo que me diga qué se gana con una pérdida. ¿Un cardiólogo? que me explique cómo se vive con un corazón ajeno aquí en el pecho.
Solo dame 11 benzodiazepinas yo me ocupo del resto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.